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Una Ayudita Pofe

juligarcia2620 de Marzo de 2015

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“¡Una ayudita, profe!”

INQUIETUDES MÁS FRECUENTES AL MOMENTO DE ELABORAR UN ENSAYO

Por Fernando Vásquez Rodríguez

(Licenciado en literatura y Magíster en Educación de la Universidad Javeriana. Coordinador de la línea de investigación en Pedagogías de la lectura y la escritura, Maestría en Educación, Universidad Javeriana.

Autor de los libros: Oficio de Maestro, La cultura como texto (Semiótica, lectura y educación) y Rostros y Máscaras de la comunicación.

La escritura argumentativa y, particularmente la elaboración de ensayos, es una de las prácticas más socorridas en la educación superior. Sin embargo, tal demanda académica contrasta con una ausencia notoria de didácticas, de orientaciones o pistas que permitan llevar a feliz término dicha tarea. Aunque la mayoría de los docentes piden o exigen ensayos, no ofrecen en esa misma proporción herramientas para realizarlos. Entonces, lo que anima el texto que sigue es una manera de subsanar tal ausencia o al menos una respuesta a algunas de las inquietudes más apremiantes de todos aquellos estudiantes enfrentados al problema de presentar un ensayo. Por lo mismo, he elegido un formato de presentación organizado desde el lugar de la pregunta o, si se prefiere, desde los interrogantes del que aprende o desea aprender.

—¿POR DÓNDE ARRANCAR PARA ESCRIBIR UN ENSAYO?

—El punto de inicio de un ensayo es múltiple. Puede iniciarse a partir de una lectura o una idea que nos llamó poderosamente la atención; otras veces, el ensayo brota de una experiencia o como resultado de alguna investigación; y, en la mayoría de los casos, nace del mero ejercicio del pensamiento, de un balancear las ideas, de lo más banal o lo más cotidiano. El ensayo no necesita de gran artillería conceptual para entrar en el combate de la reflexión escrita. Lo que sí es importante es haber pensado mucho, meditado, sobre aquel asunto o aquella cuestión que nos parece digna de poner en la mira de nuestro ensayar. Quizá el verdadero punto de partida de un ensayo sea ese continuo trato, esa recurrente exposición a un tema, un problema o una inquietud. Quien se lanza a escribir un ensayo es porque ha cavilado, divagado; porque ha convivido y caminado un buen tiempo con una idea. Porque se ha dejado habitar por una preocupación. Para ilustrar lo dicho, mírese el ensayo de Ortega y Gasset, “Meditación del marco”.

—¿POR QUÉ ES IMPORTANTE LA PRE-ESCRITURA, A LA HORA DE ESCRIBIR UN ENSAYO?

—La pre-escritura es la etapa o el momento para trabajar con las ideas. Y es de vital importancia a la hora de escribir un ensayo, porque es allí donde se fragua la calidad de la tesis. Sin pre-escritura no sabremos muy bien a dónde queremos llevar nuestro escrito, o cuál es el punto de fondo que deseamos defender o atacar. Al faltar pre-escritura es corriente encontrarnos con párrafos repetidos o con apartados que no sabemos bien cómo cuadran en el conjunto del ensayo. La pre-escritura es una especie de garantía para la unidad del ensayo; es la estructura de fondo que soporta la claridad del escrito. Recordemos que en la pre-escritura se conjugan la recopilación de la información, la organización del material y una especie de plan o esbozo en el cual se concretan todas las fuerzas en tensión que hacen posible la escritura ensayística.

—¿POR QUÉ ES IMPORTANTE ELABORAR EL ESBOZO PARA EL DESARROLLO DEL ENSAYO?

—El esbozo o esqueleto del ensayo es una guía para la redacción posterior del mismo. El esbozo nos dice, de manera gruesa, cuáles van a ser las partes en que se va a dividir el ensayo, de qué manera se van a organizar, más o menos nos advierte de su extensión y, aunque sea en forma esquemática, nos da un dato del número de párrafos. A veces nos cuesta trabajo tener un esbozo porque, en verdad, no sabemos lo que queremos decir o no tenemos todavía una tesis que defender. Cuando tenemos inconvenientes para llegar al esbozo, debemos retornar al listado de ideas, al lugar de las asociaciones, a la relectura de textos, al ejercicio de la meditación. Ver el asunto desde otro lugar, organizar la estructura con base en otra figura, retomar un punto que parecía secundario. En todo caso, si no tenemos un esbozo es muy común naufragar en el viaje ensayístico. O lo que es peor, fácilmente encallamos en cualquier párrafo.

—¿CÓMO ESTRUCTURAR DE FORMA CLARA LA TESIS?

—La tesis es el alma del ensayo. La tesis debe ser lo suficientemente limpia como para que el lector la identifique al primer contacto, justo cuando entra en relación con nuestro escrito. La tesis es la apuesta argumentativa que le proponemos al lector. Y la claridad de su exposición depende de qué tan clara la tengamos en nuestro pensamiento. Si de veras ha habido pre-escritura, si contamos con un esbozo, es porque tenemos ya un eje desde el cual organizar nuestras ideas. Pienso que la claridad en la tesis también es un acto de valentía de quien escribe; más que darle vueltas al asunto, la tesis se enarbola, se le presenta al lector con transparencia. Al dejar limpia de ripios la tesis, cumplimos con aquel principio promulgado por Rubén Darío: “de desnuda que está brilla la estrella”.

—¿POR QUÉ ES TAN COMPLICADO DEFENDER LAS PROPIAS IDEAS EN UN ENSAYO?

—Quizá porque no estamos acostumbrados a tener una voz propia frente al concierto de las voces de la tradición; a lo mejor, porque no tenemos los suficientes argumentos, o son muy débiles los que conocemos; de pronto, porque no hemos logrado pasar nuestro discurso de la doxa u opinión a la episteme o el juicio razonado. En todo caso, un ensayo es un ejercicio de toma de la propia palabra, un esfuerzo de diferenciación, un trabajo de relieve sobre la arcilla de nuestro pensamiento personal. Quien ensaya se expone; quien se expone da qué decir; y quien da qué decir posibilita el debate, la réplica, el desacuerdo, la confrontación ideológica.

—¿CÓMO DEFENDER LA TESIS?

—La defensa de la tesis depende del tipo de argumentos que empleemos. En algunos casos los argumentos de autoridad pueden ser muy útiles, especialmente cuando nuestra tesis se mueve sobre las fronteras de lo teórico, lo investigativo o lo histórico documental; otras veces es mejor usar los argumentos por analogía, en particular cuando el objetivo de nuestro ensayo es explorar en un terreno poco conocido o cuando deseamos que nuestro lector se sienta cercano a nuestra argumentación; también los ejemplos pueden ser muy útiles a la hora de defender nuestra tesis: o bien echando mano de un dato estadístico o retomando casos o reconstruyendo algún hecho de nuestro propio trabajo; finalmente, otras formas de defender nuestra tesis se basan en la argumentación lógica, en la deducción o la inducción, en la comparación o el contraste, en el análisis detallado, en ese juego de antecedentes y consecuentes, en donde la lógica se convierte en una herramienta de gran efectividad. Y sabiendo que el ensayo es una escritura de la argumentación, podríamos de igual manera retomar buena parte de las estrategias desarrolladas por la retórica; incluir o aprender todo ese repertorio condensado en la tópica: apelar a la definición, examinar los términos contradictorios, partir de las causas, defender nuestra tesis a partir de los errores de otros, echar mano de la etimología, proceder según el orden de lo probable…

—¿CÓMO BUSCAR ARGUMENTOS DE AUTORIDAD PARA APOYAR LA TESIS?

—No sobra recordar que los argumentos de autoridad no valen por sí mismos sino en tanto que soportan, reafirman, confirman o contrastan la tesis que deseamos desarrollar en un ensayo. Las citas o las referencias, los grandes nombres, sirven en un ensayo siempre y cuando respondan o correspondan al eje de nuestra exposición. Por lo mismo, hay que gastar un buen tiempo para encontrar las autoridades que puedan encajar dentro de nuestro ensayo. Y no sólo me refiero a la pertinencia o la cohesión interna en un párrafo, sino a esa otra coherencia entre las ideas, que es mucho más difícil de mantener. Entonces, hay que contar con un buen repertorio de citas, para tener de dónde elegir o saber cuál de dichas referencias armoniza mejor dentro de la estructura ensayística.

—¿EXISTEN PAUTAS ESTABLECIDAS PARA LA ELABORACIÓN DE UN PÁRRAFO?

—Desde luego que sí. Y aunque hay muchas maneras de explicar su sentido y elaboración, me gusta pensar que un párrafo es la unidad básica de construcción del texto o, en palabras de María Teresa Serafini, es un pilar del edificio escritural. En un párrafo hay una oración central o principal, alrededor de la cual giran otras oraciones periféricas o secundarias que la especifican, la amplían o la complementan. Dicho de otra manera, la construcción de un párrafo consiste en establecer –con unidad y sentido–, un conjunto de oraciones relacionadas alrededor de una idea clave. Por supuesto, que en un párrafo puede haber más de una idea central pero esto dificulta la comprensión del texto por parte del lector. Lo mejor es atenerse a una idea medular por párrafo. Es más, tal idea medular debe colocarse, por lo general, al comienzo. Claro está que cuando el ensayista ya posee cierta pericia puede ubicarla en la mitad o hacia el final del párrafo, especialmente para darle variedad a su escritura.

Sea como fuere, lo más importante cuando se escribe un párrafo es tener en mente la coherencia y la cohesión del mismo. La coherencia está relacionada con la unidad de las ideas, con la coordinación entre conceptos (digamos de una vez que esto depende esencialmente de un cuidadoso

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