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Actividad De Adquisicion Del Conocimiento Etapa 4


Enviado por   •  25 de Mayo de 2015  •  2.188 Palabras (9 Páginas)  •  856 Visitas

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Actividad de Adquisición del conocimiento.

Karl Marx

(Tréveris, Prusia occidental, 1818 - Londres, 1883) Pensador socialista y activista revolucionario de origen alemán. Raramente la obra de un filósofo ha tenido tan vastas y tangibles consecuencias históricas como la de Karl Marx: desde la Revolución rusa de 1917, y hasta la caída del muro de Berlín en 1989, la mitad de la humanidad vivió bajo regímenes políticos que se declararon herederos de su pensamiento. Contra lo que pudiera parecer, el fracaso y derrumbamiento del bloque comunista no habla en contra de Marx, sino contra ciertas interpretaciones de su obra y contra la praxis revolucionaria de líderes que el filósofo no llegó a conocer, y de los que en cierto modo se desligó proféticamente al afirmar que él no era marxista.

Ciertamente fallaron sus predicciones acerca del inevitable colapso del sistema capitalista, pero, frente a los socialistas utópicos, apenas se interesó en cómo había de organizarse la sociedad. En lugar de ello, Marx se propuso desarrollar un socialismo científico que partía de un detallado estudio del capitalismo desde una perspectiva económica y revelaba las perversiones e injusticias intrínsecas del sistema capitalista; en tal análisis, fecundo por los desarrollos posteriores y vigentes en muchos aspectos, reside el verdadero valor de su legado. En cualquier caso, es innegable la altura de sus ideales; nunca ambicionó nada excepto "trabajar para la humanidad", según sus propias palabras. Y, refiriéndose a su libro El capital, dijo: "Dudo que nadie haya escrito tanto sobre el dinero teniendo tan poco".

Biografía

Karl Marx procedía de una familia judía de clase media; su padre era un abogado convertido recientemente al luteranismo. Estudió en las universidades de Bonn, Berlín y Jena, doctorándose en filosofía por esta última en 1841. Desde esa época el pensamiento de Marx quedaría asentado sobre la dialéctica de Hegel, si bien sustituyó el idealismo hegeliano por una concepción materialista, según la cual las fuerzas económicas constituyen la infraestructura subyacente que determina, en última instancia, fenómenos «superestructurales» como el orden social, político y cultural.

En 1843 se casó con Jenny von Westphalen, cuyo padre inició a Marx en el interés por las doctrinas racionalistas de la Revolución francesa y por los primeros pensadores socialistas. Convertido en un demócrata radical, Marx trabajó algún tiempo como profesor y periodista; pero sus ideas políticas le obligaron a dejar Alemania e instalarse en París (1843).

Por entonces estableció una duradera amistad con Friedrich Engels, que se plasmaría en la estrecha colaboración intelectual y política de ambos. Fue expulsado de Francia en 1845 y se refugió en Bruselas; por fin, tras una breve estancia en Colonia para apoyar las tendencias radicales presentes en la Revolución alemana de 1848, pasó a llevar una vida más estable en Londres, en donde desarrolló desde 1849 la mayor parte de su obra escrita. Su dedicación a la causa del socialismo le hizo sufrir grandes dificultades materiales, superadas gracias a la ayuda económica de Engels.

Marx partió de la crítica a los socialistas anteriores, a los que calificó de «utópicos», si bien tomó de ellos muchos elementos de su pensamiento (particularmente, de autores como Saint-Simon, Robert Owen o Charles Fourier). Tales pensadores se habían limitado a imaginar cómo podría ser la sociedad perfecta del futuro y a esperar que su implantación resultara del convencimiento general y del ejemplo de unas pocas comunidades modélicas.

Por el contrario, Marx y Engels pretendían hacer un «socialismo científico», basado en la crítica sistemática del orden establecido y el descubrimiento de las leyes objetivas que conducirían a su superación; la fuerza de la revolución (y no el convencimiento pacífico ni las reformas graduales) sería la forma de acabar con la civilización burguesa. En 1848, a petición de una liga revolucionaria clandestina formada por emigrantes alemanes, Marx y Engels plasmaron tales ideas en elManifiesto Comunista, un panfleto de retórica incendiaria situado en el contexto de las revoluciones europeas de 1848.

El capital

Posteriormente, durante su estancia en Inglaterra, Marx profundizó en el estudio de la economía política clásica y, apoyándose fundamentalmente en el modelo de David Ricardo, construyó su propia doctrina económica, que plasmó en El capital; de esa obra monumental sólo llegó a publicar el primer volumen (1867), mientras que los dos restantes los editaría después de su muerte su amigo Engels, poniendo en orden los manuscritos preparados por Marx.

Sören Kierkegaard

(Copenhague, 1813-id., 1855) Filósofo danés. Hijo del segundo matrimonio de un acaudalado comerciante de estricta religiosidad, era el menor de siete hermanos. Jorobado de nacimiento, la opresiva educación religiosa que vivió en la casa paterna está en la base de su temperamento angustiado y su atormentada religiosidad, origen de numerosas crisis. Sin embargo, de puertas afuera mantuvo una disipada vida social, en la que se distinguía por la brillantez de su ironía y su sentido del humor.

Sin razón aparente, renunció a su compromiso con Regina Olsen cuando estaban a punto de casarse, en 1841, al parecer a causa de una nueva crisis que le empujó a abrazar una vida religiosa, en el peculiar sentido que ello tenía para él. Sin embargo, antes de defender la fe como la única vía para evitar la caída en la desesperación, los primeros escritos de Kierkegaard trataban de los dos estadios previos de la existencia humana, según la teoría de los tres estadios que propuso en O lo uno o lo otro, que guarda cierto paralelo con su propia existencia; distinguió, en este sentido, el estadio estético y el ético, que se completarían con el ya mencionado estadio religioso. Escribió con seudónimo los libros en que reconstruía el discurso del esteta, y también los que dedicó al estadio ético.

Sólo cuando entró en la fase del estadio religioso, a partir del año 1848, abandonó el uso de seudónimos. Éstos no respondían a la voluntad de ocultar su identidad, sino a la intención de dar a cada personaje un nombre y apellido propios (Victor Eremita, Nicolaus Notabene, Johannes Climacus, Johannes de Silentio, Constantin Constantinus...) con los cuales caricaturizar una de las múltiples formas en que los hombres resuelven su existencia. El esteta sería aquel individuo que, angustiado ante la imposibilidad de determinar por sí mismo la buena dirección de su propia vida, suspendiese las decisiones para evitar equivocarse: nada es preferible excepto si produce placer. Por eso, el esteta acabará dedicando toda su vida a encontrar la fórmula en que haya quedado absolutamente desterrada la angustia. Esta figura encuentra su mejor ejemplo en Diario de un seductor, donde el goce de la vida como momentos aislados de placer es lo único que guía al protagonista.

El hombre ético, en cambio, confía en que, al contrario, su razón le proporcione los elementos necesarios y suficientes para evaluar en cada momento la oportunidad de sus actos y, con ello, guiar rectamente el curso de su vida; sin embargo, y en abierta oposición a Hegel, para Kierkegaard esta figura queda atrapada en el espacio mediocre y alienante de lo público, el concepto compartido, nivelador, en el que desaparece el individuo.

Por último, el religioso albergará en sí mismo la tensión entre los dos estadios anteriores; sentirá la dificultad para actuar, pero a la desesperación opondrá no su razón, sino la pasión que el esteta derrochaba en las gestas amorosas, empleada ahora en sentir hasta el final su temor a equivocarse, mientras no puede por menos que actuar. Instalado en el absurdo de la existencia y en la angustia radical de la aspiración a la eternidad, el religioso afirma únicamente su fe, y a través de ella su propia y radical singularidad.

Kierkegaard abordó la temática religiosa de un modo heterodoxo, ya que no indagó en la naturaleza de la fe desde la premisa de la existencia de Dios sino desde la subjetividad del individuo, que, a través del inevitable ejercicio de su libertad, ve en el sentimiento religioso la única forma de vivir una existencia digna, no tanto a los ojos de Dios como a los suyos propios. Además de su prolijidad, lo que hace notable al filósofo es la originalidad de su trabajo, muy próximo a algunas de las corrientes filosóficas más relevantes del siglo por venir, sobre todo el existencialismo.

Moritz Schlick

(Berlín, 14 de abril de 1882 – Viena, 22 de junio de 1936) fue un filósofo alemán fundador del Círculo de Viena, promotor del empirismo lógico.

Schlick, proveniente de una familia rica de Berlín, estudió física en Heidelberg, Lausana y, finalmente, en la Universidad de Berlín con Max Planck. En 1904, presentó su tesis de grado "Über die Reflexion des Lichts in einer inhomogenen Schicht" (Sobre la reflexión de la luz en un medio no-homogéneo). En 1908, publicó Lebensweisheit (La sabiduría de vida), un volumen delgado sobre el eudemonismo, la teoría según la cual la felicidad es el objetivo ético más alto. Su ensayo Das Wesen der Wahrheit nach der modernen Logik (La naturaleza de la verdad según la lógica moderna) fue publicado en 1910. Tras escribir algunos ensayos sobre estética, Schlick volcó su atención a los problemas de epistemología, sobre la filosofía de la ciencia, y las preguntas más generales sobre la ciencia. Schlick se destacó al publicar en 1915 un artículo sobre la teoría especial de la relatividad de Einstein, expuesta apenas diez años antes. También publicó Raum und Zeit in der gegenwärtigen Physik (Espacio y tiempo en la física moderna), un tratado más sistemático de la física pos-newtoniana.

En 1922 Schlick fue designado profesor de Filosofía de las ciencias inductivas en la Universidad de Viena, después de dos nombramientos insatisfactorios en Rostock y Kiel. En el mismo año ocurrieron dos acontecimientos que dieron forma al resto de su vida. Primero, un grupo de filósofos y científicos —entre otros, Rudolf Carnap, Herbert Feigl, Johan Craidoff, Kurt Gödel, Hans Hahn, Otto Neurath, y Friedrich Waismann— le sugirieron a Schlick el llevar a cabo reuniones regulares para discutir sobre ciencia y filosofía. Inicialmente se denominaron la Asociación Ernst Mach, pero fueron conocidos desde entonces como el Círculo de Viena. Particularmente este grupo de discusión acarreó distintos postulados y discusiones conforme el tiempo pasaba, algunos puntos de vista encontrados y un sinnúmero de tratados. A esto es válido afirmar un determinado número de contraposiciones llevadas especialmente entre Schlick, Craidoff y Neurath en la cual destacaba la contradicción al mismo estilo clásico de las ciencias inductivas. El segundo gran acontecimiento de 1922 fue la publicación del Tractatus logico-philosophicus de Ludwig Wittgenstein, obra de brillantez lapidaria, que proponía entre otras cosas, una teoría lógica del simbolismo y una teoría del lenguaje como imagen. Schlick y su grupo se vieron abrumados por la obra y la convirtieron en tema de discusión en prácticamente cada reunión. Schlick luego manifestó diversas discusiones relacionadas con el porvenir de dicha obra a Johan Craidoff quien propuso continuar el Tractatus logico-philosophicus como método de estudio prosper. Schlick mismo entró en contacto con Wittgenstein en 1924 y exaltó las virtudes del Tractatus con respecto a su círculo inmediato. Eventualmente Wittgenstein accedió a reunirse con Schlick, Craidoff y Waismann para discutir el Tractatus y otras ideas. Por medio de la influencia de Schlick, Wittgenstein empezó a considerar la perspectiva de regresar a la filosofía después de unos diez años de ausencia. Se le debe en parte a Schlick y sus compañeros el que Wittgenstein comenzara a redactar las reflexiones que dieron después lugar a sus Investigaciones filosóficas. Las discusiones de Schlick, Craidoff y Waismann con Wittgenstein continuaron hasta que este último se percató de que sus ideas habían sido utilizadas (y malinterpretadas) sin su consentimiento en un ensayo de Carnap. Wittgenstein continuó correspondiendo con Schlick, pero su vinculación formal con el Círculo de Viena terminó en 1932.

Posteriormente fue Craidoff y Waismann quienes alentaron la idea de re insertar al grupo a Wittgenstein, quien se habría negado hasta última instancia de formar parte activa del círculo de Viena. Varios intentos fallidos solo reforzaron el rehúse de Wittgenstein y por último partida definitiva hacía otras corrientes con fines explorables. Mientras tanto Schlick había estado trabajando en su Allgemeine Erkenntnislehre (Teoría general del conocimiento) entre 1918 y 1925, y aunque desarrollos posteriores de su filosofía harían insostenibles varias de las proposiciones de su epistemología, la Teoría general es quizás su mayor obra, por su agudo razonamiento contra el conocimiento sintético a priori. Esta crítica del conocimiento sintético a priori argumenta que las únicas verdades auto-evidentes a la razón son proposiciones que son verdaderas por definición, tales como las proposiciones de la lógica formal y de las matemáticas. La condición de verdad del resto de proposiciones debe ser evaluada en referencia a la evidencia empírica. Si se propone una proposición que no sea cuestión de definición y que no pueda ser confirmada o refutada por la evidencia, se trata por lo tanto de una proposición «metafísica», lo cual es sinónimo de «carente de significado». Este es el principio sobre el cual los miembros del Círculo de Viena concordaban con mayor claridad. Entre 1926 y 1930 Schlick trabajó para finalizar sus Fragen der Ethik (Problemas de Ética), con el cual sorprendió a sus compañeros del Círculo, al incluir a la ética como una rama viable de la filosofía. También durante este período el Círculo publicó La visión científica del mundo: el Círculo de Viena, como homenaje a Schlick. Su fuerte postura anti-metafísica representa el punto de vista del grupo.

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