Amar o ser amado

¿Amar o depender?

Cómo el amor puede convertirse de una profunda emoción genuina a una necesidad de sometimiento. La distancia entre una y otra es lo que nos permite hacer la gran diferencia entre amar o depender. Amar es, en definitiva, una de las experiencias más idílicas, escasamente existen seres humanos que pueden resistirse a las caricias, besos, miradas y palabras enamoradas del ser deseado. Amar y ser amado implica un yo y un él (ella) que han decido unirse para formar un “nosotros” como pareja; lo anterior les hará crecer juntos, admirarse uno a otro y mostrarse afecto. Debe quedar claro que como pareja, ciertamente, han realizado una creación de amor que pertenece exclusivamente a ellos dos, pero su mundo individual jamás dejará de persistir y deben luchar por el a cada instante. Lógicamente si la pareja siente realmente amor contribuirá y no limitará el desarrollo de dicha individualidad, sino, por el contrario, gozará de tener a su lado a un ser realizado.

En el momento, en que la persona pierde su autonomía, autocontrol, auto concepto y autorrealización bajo el argumento y justificación del amor habría que hacer una revisión de los motivos internos de esa persona para vivirse de esa manera ¿Pero eso es realmente amor? ¿Podrá amar alguien que, por principio, carece o pierde el amor por sí mismo? Evidentemente, la respuesta es un rotundo no; eso no es amor, lo que vive esa persona no es más que el intento de llenar, de la forma que sea, alguna falta que tiene a nivel interno. Resulta impresionante el número de parejas que permanecen juntas por miedo a la soledad, a la responsabilidad, a las críticas y en conclusión a enfrentar la vida y habitarse desde sus propias decisiones.

Un aspecto que quisiera resaltar es la importancia de la dignidad y libertad como valores prioritarios. Para mí una persona digna es aquella que se maneja con excelencia humana, que se sabe un ser único y respeta dicha individualidad con los defectos y virtudes que tiene y, además, asimila a los que le rodean de la misma manera que a sí misma “Seres únicos que merecen respeto sea cual sea su condición psicológica, física y social”. El concepto de libertad también lo tengo muy ligado a ese aspecto, en cuanto que libertad la concibo como la capacidad de actuar en función de mis necesidades, deseos e intereses y no de sometimientos. Se observa que una persona que carece de esos valores operará de tal forma en su relación y portanto no habrá en ella un sentido de respeto, ni de autonomía. Será una relación en la que se permita cualquier tipo de daño sea a nivel físico o psicológico. Una relación que cuyo único sentido de libertad estará en función del otro y no de nosotros mismos y aquí cabe cuestionarnos ¿Qué clase de poder le otorgamos a esa persona que tiene el control completo de nuestra vida? La respuesta no es más que nuestra

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