Benevolencia
pauro0727 de Febrero de 2013
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La palabra benevolencia tiene dos raíces: Bene, que significa bueno o bien y Volencia, que significa voluntad. (1)
Así se puede entender que la palabra en su todo tiene que ver con hacer el bien como una decisión voluntaria. El diccionario indica tres acepciones para Benevolencia: Deseo de hacer bien a los demás, buena voluntad y un acto de bondad.
La benevolencia es el núcleo del pensamiento confuciano. Confucio enriqueció el contenido de la benevolencia, planteó en términos bien definidos que la benevolencia significa amar al hombre; y expuso la idea de que para ser benévolos, debemos hacer que otros vivan si queremos vivir y debemos ayudar a otros a lograr éxito si queremos alcanzarlo. Para ser benévolos, no hagamos al prójimo lo que no queremos que hagan a nosotros mismos. Se trata de un profundo pensamiento filosófico del humanismo, pensamiento que penetra en todos los aspectos de la doctrina confuciana. Confucio subraya especialmente el valor y rol de la benevolencia, considerando que la benevolencia es indispensable para toda persona y también el principio que se debe observar para conquistar el país y gobernarlo. Sobre la base de abogar por la benevolencia y la virtud, Confucio procedió a plantear un ideal social llamado “la Gran Armonía”, la que es, en realidad, una sociedad en la cual el espíritu de benevolencia está plasmado plena y totalmente. Siendo difícil la materialización del ideal de “la Gran Armonía”, Confucio retrocedió para formular el ideal de sociedad modestamente acomodada, sociedad en que se lleva a cabo de manera preliminar el espíritu de benevolencia.
No es casual que desde hace más de 5000 años todas las religiones y disciplinas espirituales promuevan la práctica de la bondad. Para el Hinduismo: "El deber supremo es no hacer a los demás lo que te causa dolor cuando te lo hacen a ti". Buda insistió en este tema, advirtió sobre los males del egoísmo y la necesidad de practicar una sincera bondad para mejorar la vida. Recomendó a sus seguidores ser rectos, gentiles, humildes, pacíficos y calmados, irradiar amistad y librarse del odio y la mala voluntad, para lograr, según decía, que todos los seres, sin excepción, vivieran felices y en paz ". El judaísmo enseña: "Lo que para ti es odioso, no lo hagas a tu prójimo. En esto consiste toda la Ley; todo lo demás es un comentario". Para el Islam: "Ninguno de vosotros es creyente si no ama a su hermano como a sí mismo". Y el Cristianismo incita a la bondad en la parábola del Buen Samaritano y en muchos otros pasajes de la Biblia. En Corintios: “No debemos buscar tan sólo nuestro propio bien, sino también el bien de los demás”. En Colosenses: "Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia". (2)
Las acciones benevolentes son típicamente consideradas altruistas, tanto en la moral convencional como en los trabajos de la mayoría de los filósofos.
Esta opinión general se puede resumir del siguiente modo: la benevolencia implica una preocupación por el bienestar de los otros en lugar del propio. En ocasiones beneficiamos a otros a cambio de, o como medio para, cosas que nos benefician. A diferencia de tales actos, la benevolencia genuina se supone que implica una inclinación desinteresada a cuidar y ayudar a otra persona por su bien, en búsqueda de su bienestar no el nuestro. En este aspecto, por otra parte, la opinión general sostiene que la benevolencia es el más puro acto moral bajo el supuesto altruista que la esencia de la moral es el servicio a los otros. Así, un acto benevolente como ayudar a una anciana a cruzar la calle es una “buena acción”.
Esta opinión general, entonces, incorpora los siguientes tres supuestos:
(1) Como doctrina, el altruismo es cierto; como practica es virtuoso.
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