¿COMO PERDER UN REINO?
28 de Octubre de 2013
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TERCERA PARTE DE LOS ESTUDIOS -
1ª DE REYES: COMO PERDER UN REINO
Primera de Reyes es una historia de cómo se pierde un reino, un relato que absorbe nuestra
atención. Al leer estos dos libros del Antiguo Testamento, la clave para conseguir que cobren
vida y sean de vital importancia en nuestras vidas es darnos cuenta de que son ayudas
visuales, de las que se vale Dios para mostrarnos lo que está sucediendo en nuestras vidas.
Podemos vernos reflejados en cada uno de estos relatos del Antiguo Testamento y cuando lo
hacemos, nos da la impresión de que las palabras tienen ojos y nos están mirando y nos
damos cuenta de que las palabras están dirigidas exacta y directamente a nosotros. La imagen
que presenta la Biblia del hombre es que cada uno de nosotros ha sido creado para ser un rey
sobre un reino. Todo el propósito del Señor Jesús al entrar en nuestras vidas, que es el tema
del libro de Romanos, es que aprendamos cómo gobernar el reino que es nuestra vida para
Dios, dándonos autoridad y concediéndonos la victoria. Eso es lo que hace que nuestra vida
sea completa y fascinante cuando aprendemos a caminar en el poder de Dios. Una de las
frases más trilladas y que continuamente se usa en los círculos cristianos es "la vida cristiana
victoriosa. Lamentablemente, hemos hecho un uso excesivo y abusivo de esta frase, la hemos
distorsionado, retorcido y pervertido en tantas ocasiones que la verdad es que ha perdido una
gran parte de su significado para nosotros. Pero si la considera usted en toda la frescura de su
intención original, esa es exactamente la intención que tiene Dios para usted, que aprendamos
a caminar consiguiendo la victoria como un rey sobre el reino de su vida y, de este modo,
podrá usted encontrar el propósito que se pretendía. Esto es exactamente el ejemplo que nos
dan estos libros del Antiguo Testamento, especialmente los libros que tratan acerca de la
monarquía en Israel.
Dios llamó y apartó a la nación de Israel, marcándola y escogiéndola como su propio pueblo.
En cierto modo, convirtió a la pequeña tierra de Israel en un escenario, haciendo que el mundo
entero pusiese sus ojos en esta nación. Lo que sucedió en este país es una imagen de lo que
está sucediendo en el curso de toda la historia humana y lo que está pasando, de manera
individual, en nuestras vidas. Si consideramos estos libros de ese modo, adquieren un
significado tremendamente intenso y hacen que nuestra vida tenga propósito.
El libro de 1ª de Reyes oculta el secreto del éxito que se puede obtener a la hora de reinar
sobre el reino que es nuestra vida. Es el secreto de cómo aprender a someternos a la autoridad
y al dominio de Dios en su vida. En otras palabras, el hombre no puede nunca ejercer el
dominio sobre su vida a menos que primero se someta al dominio de Dios. Si se somete usted
al dominio de Dios, le será concedido el gobierno sobre los diversos aspectos de su propia
vida. Por otro lado, si no permite usted que Dios domine su vida, no podrá usted bajo ninguna
circunstancia ni de ninguna manera cumplir su deseo de tener autoridad sobre su propia vida.
¡Eso es imposible! y eso es lo que nos enseñan estos libros. Por eso es por lo que en todo este
libro se encontrará usted que el punto central es el trono. El que es importante es el rey, porque
según le vaya al rey, así le irá a la nación. En su vida su voluntad es el rey. Lo que su voluntad
permita que controle su vida, determina el funcionamiento del reino en su vida. El rey Salomón,
el sucesor de David, ocupa el trono. Al comenzar el libro David sigue siendo aún el rey, pero se
tiene que enfrentar de inmediato con la rebelión de otro de sus hijos, llamado Adonías, que
intenta obtener el control del trono mientras David estaba todavía vivo. Esto indica la primera
señal de lo que una verdadera autoridad que domina debiera ser en nuestra vida. La autoridad
es algo que debe ser un don y proceder de la mano de Dios. Solamente podemos reinar
cuando Dios nos establece, cuando nos sometemos a su autoridad. Al enterarse David de esto,
intenta colocar a Salomón en el trono. Salomón es ungido como rey mientras su padre está aún
vivo y de hecho asume el trono mientras David sigue aún con vida. Cuando nos sometemos a
la autoridad se Dios, se convierte en su responsabilidad hacer que todas las circunstancias y
todos los enemigos y cada rebelión que podría representar una amenaza para el reino, se
encuentren bajo control. Eso fue lo que hizo en el caso de Adonías.
Al leer los capítulos dos y tres, veremos que Salomón asciende al trono, gobernando con
poder, autoridad y gloria. El reino de Salomón marca la mayor extensión del reino de Israel y se
caracterizó especialmente por un despliegue de majestad y de poderío exterior, pero en el
capítulo tres, nos encontramos al mismo tiempo con las semillas de la derrota. Es muy, muy
importante que nos fijemos en esto. Leemos en los versículos uno y dos: Salomón estableció
una alianza matrimonial con el faraón, rey de Egipto. Tomó a la hija del faraón y la llevó a la
ciudad de David, hasta que acabó de construir su propia casa, la casa del Señor y la muralla
alrededor de Jerusalén. Sin embargo, el pueblo estaba acudiendo a presentar sus sacrificios en
los lugares elevados porque todavía no se había edificado una casa para el nombre del Señor.
A continuación nos encontramos un versículo sumamente importante, el tercero: “Salomón
amaba a Jehová y caminaba en los estatutos de su padre David; solo que sacrificaba y
quemaba incienso en los lugares altos." Aquí tenemos un hombre que amaba a Dios, que le
amaba con todo su corazón. Salomón empieza su reinado con una maravillosa expresión de
sumisión y el deseo de que Dios gobierne y ejerza su autoridad en su vida. Sigue los pasos de
su padre David. Sin embargo, hay dos cosas que hace, que parecen ser dos asuntos un tanto
insignificantes y triviales, que acaban por derrocar su reino. Establece una alianza con la hija
del faraón, el Rey de Egipto (que es una imagen de este mundo) y la sitúa en el centro de la
vida de la nación de Israel. Aquí se establece una alianza con el mundo. Además se nos dice
que adora en los lugares altos. En las religiones paganas de aquellos tiempos toda la
adoración y los ritos se celebraban sobre las cimas de las montañas. Las tribus paganas
habían erigido altares, muchos de los cuales eran centros de toda clase de adoración idólatra y
licenciosa. Con frecuencia, el altar era el lugar donde la fertilidades de los dioses del sexo eran
adoradas mediante una exhibición sexual, pero el pueblo de Israel también se apoderó de los
altares y los usaron para ofrecer sacrificios a Jehová. El arca de Dios se encontraba en la
ciudad de Jerusalén, en el tabernáculo, donde David lo había colocado, pero Salomón no
presentó sus ofrendas en el altar del tabernáculo; en lugar de ello, estaba presentando sus
ofrendas en los lugares altos. Estaba ofreciendo sacrificios a Dios, pero lo hizo sobre altares
paganos. Exteriormente había mucho de hermoso y de admirable en el gobierno de este joven,
y en general su corazón seguía la dirección correcta, pero había, sin embargo, un aspecto en el
que no se había sometido completamente a Dios. Había una debilidad en su comunión. No
acababa de entender que el secreto del amor de Dios radica en someter su voluntad,
representada por la adoración ante el arca del pacto. En muchas, muchas vidas hay con
frecuencia un sometimiento exterior y la decisión de hacer la voluntad de Dios, pero en el fondo
de la vida privada hay una falta de amor y de anhelo de Dios. Era precisamente en este
aspecto en el que David más gráficamente demostraba su punto fuerte. A pesar de que David
cayó en los sombríos pecados del asesinato y del adulterio, en el lugar mas santo e interno de
su corazón David sentía un profundo y continuo deseo de someterse a la voluntad de Dios y
una verdadera hambre de la persona de Dios. Esto es algo que se manifiesta claramente en
todos los salmos de David, pero es algo que falta en la vida de Salomón y esta es la primera
indicación de que algo falla en su vida.
Esta historia nos ofrece una descripción de la belleza y la exhibición de la grandeza del reino
de Salomón. La segunda señal de un poder y un reino dados por Dios nos la ofrece el capítulo
tres en el relato acerca del sueño de Salomón, en el que aparece Dios y le dijo que pidiese lo
que quisiese. Salomón no pide, en un pasaje maravilloso, ni las riquezas ni el honor, sino la
sabiduría: "Da, pues, a tu siervo un corazón que sepa escuchar, para juzgar a tu pueblo, y para
discernir entre lo bueno y lo malo. Porque ¿quién podrá gobernar a este pueblo tan grande?"
Al comenzar de este modo su reinado, Salomón demuestra haber captado en gran medida lo
que era una necesidad primordial para poder ejercer la autoridad en el reino que Dios le había
concedido, la sabiduría. Cuando leemos en el Nuevo Testamento, nos encontramos con que
esto es cierto. En el libro de
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