Dignidad de la persona humana

Dignidad de la persona humana

Hablar de dignidad humana o dignidad de la persona es prácticamente repetir lo que en un primer momento se quiere afirmar, porque ya el hecho mismo de ser persona implica en si misma una dignidad, es decir, dignidad no es un adjetivo añadido a la persona, como si esta pudiese ser en un momento o por algunas circunstancias no digna, sino que se trata de algo que atañe a la persona humana en cuanto a su propia esencia; decir dignidad de la persona humana es simplemente reconocer lo que ella misma es en si: un valor absoluto en si mismo.

Decir dignidad es hablar de tres coordenadas: aquella excelencia o elevación a un tal grado de interioridad que permite al sujeto manifestarse como autónomo; es decir, no depende de nadie para afirmar su posesión en el ser, ni de que haga o posea algo, sino que es en si mismo a un nivel tan alto en el ser que que vale en si mismo, por si mismo y para si mismo (Cfr. Melendo (2001) Las dimensiones de la persona humana, Madrid: Palabra). Se trata de las propiedades que poseen virtualmente los seres humanos, por el simple hecho de ser personas, es decir, poseen una sublime nobleza que remite en definitiva a una sublime interioridad por poseer un alto grado de ser

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