Eduardo del Río nos muestra una forma poco convencional (para algunos) para entender la filosofía de los grandes maestros

Eduardo del Río nos muestra una forma poco convencional (para algunos) para entender la filosofía de los grandes maestros (y unos no tan grandes), desde el origen de ésta con Tales de Mileto, hasta Jesús el Cristo, abarcando así la época precristiana de la filosofía, de una forma, sencilla y entretenida (incluso cómica) pero completa para alguien que se va metiendo por primera vez al estudio de la filosofía.

Rius nos plantea que desde el principio el hombre ha intentado responder varias preguntas relacionadas con su existencia, lo que lo ha llevado desarrollar distintas formas de pensamiento dependiendo de lo que él quiera creer. Pero todos tienen algo en común: todos vivieron buscando la verdad. Ahí es donde, gracias a Tales de Mileto se origina la Filosofía (la occidental, la de lo concreto y material), con sus dos corrientes: la idealista (religión) y la materialista (ciencia). Muchos las verían como contradictorias entre sí, aunque según unos filósofos, ambas están estrechamente relacionadas.

Cada filosofó desde Tales, pasando por otros grandes como Sócrates y Platón, hasta Jesús el Cristo, tuvieron su tipo de estudio dependiendo de lo que quisieran saber o predicar. Algunos podrían ser vistos con malos ojos, tanto durante su época como actualmente, debido a su forma de ver el mundo u a otros seres humanos.

Cada filósofo mostraba su punto de vista, basado o no en estudios profundos, sin importarles lo que el resto de detractores dijera. Algunos pensaban que debían de perder su humanidad para llegar a conocer la verdad y de cierta forma “volver a ser seres espirituales”, desprendiéndose de todo placer terrenal. Otros creían que debían de dominar ese placer, no al revés, para vivir como verdaderos humanos. Cada uno tenía su punto de vista.

Así, muchos terminaron sentenciados a muerte. Solo por querer saber cada uno a su manera.

La Filosofía es un tema de debate, algunos mostraran una teoría como acertada mientras que otros la rechazarán, depende de nuestro modo de vida, decidir cuál es el “apropiado”, tratando siempre de ser lo más éticos posible ante nuestras decisiones.

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