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El Jurista


Enviado por   •  4 de Agosto de 2014  •  376 Palabras (2 Páginas)  •  256 Visitas

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8 de agosto del 2010

Lic. Jorge I. Caballero Mora

Análisis y crítica de la obra:

El jurista y el simulador del Derecho

Sin lugar a dudas es deber de todo profesionista evidenciar a todo aquel que se ostente, actúe y funja como tal y que esté muy distante de serlo; ya sea por su comportamiento poco ético, o por su poca o nula preparación académica. El profesionista que solape a un supuesto licenciado en el ejercicio de cualquier actividad profesional, incurre en el detrimento de la actividad misma y obstaculiza, a su vez, el desarrollo del conocimiento humano.

Ha sido precisamente ese deber ético del auténtico profesionista, que siente la necesidad de salvaguardar su actividad profesional y con ello proteger el desarrollo del conocimiento, el que llevó a Ignacio Burgoa Orihuela a publicar su obra El jurista y el simulador del Derecho.

En dicha obra Burgoa Orihuela expone una serie de comportamientos propios del simulador para su rápida identificación. Además, advierte los peligros que puede sufrir la sociedad a casusa del simulador, y, los problemas de facto que ocasiona en el desarrollo de la Ciencia del Derecho.

Siendo El jurista y el simulador del Derecho una obra que pretende proteger, de los vicios del supuesto profesionista, la actividad del abogado y la correcta aplicación del derecho, es de esperarse que Burgoa Orihuela presente en sus letras un bosquejo del ideal del abogado. El verdadero abogado resulta ser un individuo libre, auténtico, veraz, con valor civil, honesto, con un profundo sentido de justicia y conocedor del derecho.

La libertad en términos del ejercicio de la actividad jurídica del abogado, debe ser entendida como la posibilidad de determinar a qué clientes representará ante los órganos de justicia. El abogado que esté sujeto a un sector público o privado se verá obligado a defender los intereses del sector con quien trabaje. En tal situación, el abogado deja de serlo porque no tiene la libertad de elegir si patrocina o no al cliente. Se convierte entonces en un asalariado que no tiene más remedio que manipular al propio derecho, deformando la esencia misma de la ciencia, en beneficio de su patrón:

Para cumplir su insigne y excelso cometido social, el jurista, principalmente como abogado, debe ser libre. La libertad en este sentido significa que no debe estar vinculado

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