El papel del gobierno en el sistema político
jbelandria5 de Febrero de 2012
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Concepto
Tanto en términos funcionales –el papel del gobierno en el sistema político–, como estructurales –las estructuras a través de las cuales se ejerce el gobierno en un sistema político–, las formas de gobierno designan en la democracia el parlamentarismo o el presidencialismo y sus variantes. Es decir, la centralidad del sistema político democrático en el parlamento o en el presidente.
Otras formas de gobierno, sean enfocadas desde el punto de vista de quién lo ejerce o en beneficio de quién –uno, pocos o todos–, o sean visualizadas como totalitarismos, autoritarismos o dictaduras de diferentes denominaciones, o gobiernos de partido único, no son objeto de este apartado.
II. Origen
El origen de las formas contemporáneas de gobierno democrático son –por una parte–, las monarquías y –por otra– el republicanismo. Las monarquías europeas pasan del ejercicio del poder absoluto a la monarquía constitucional y luego, a la monarquía parlamentaria.
En su estadio más avanzado, la monarquía parlamentaria depende de dos polos autónomos de legitimación que coexisten: monarquía y parlamento. El monarca es designado de acuerdo a unas reglas de sucesión y el parlamento es elegido por otras normas; el primero mantiene ciertas prerrogativas, como jefe de Estado y respecto a la constitución o disolución del gobierno, formales o reales, y el segundo se elige para ejecutar un programa de gobierno, controlar los recursos financieros y elaborar la legislación. La primacía del gobierno está en el canal electoral parlamentario y el gobierno se ejerce por la mayoría parlamentaria. En los países donde no hay monarquía y el régimen es parlamentario, existe un jefe de Estado, elegido popularmente o designado por el parlamento.
El republicanismo surge de las doctrinas enciclopedistas del siglo XVIII, la Revolución Francesa y la Independencia norteamericana. Se basa en la separación de poderes y la soberanía popular.
En el republicanismo, el gobierno lo encabeza el presidente elegido directamente a través del voto o indirectamente por un colegio electoral también dependiente del sufragio. Ejerce simultáneamente la jefatura del Estado y del gobierno. Es elegido por un periodo determinado. El parlamento es un poder independiente del ejecutivo, que no se ocupa del ejercicio directo del gobierno sino que lo controla, tanto en lo financiero como en lo legislativo y político.
El prototipo tradicional de la monarquía parlamentaria es el Reino Unido, aunque también podrían ser Dinamarca, Noruega y Suecia; del presidencialismo, los Estados Unidos de América y –en su forma mixta de republicanismo parlamentario–, la Francia de la V República (más inclinada al presidencialismo) o la Alemania de posguerra (más definida por el parlamentarismo).
La importancia de estos modelos radica en servir de punto de comparación para delimitar las formas de gobierno de las excolonias británicas, del presidencialismo latinoamericano o de las repúblicas europeas.
III. Características
A. El gobierno parlamentario
Se cimenta en una dinámica que cubre su origen, su desempeño y su disolución de acuerdo a las mayorías. Así, los gobiernos parlamentarios surgen de las elecciones: el partido mayoritario en las urnas, o una coalición de partidos, al formar mayoría en el parlamento designa al primer ministro o el jefe del Estado encarga a la cabeza de la mayoría formar un gobierno. Después del voto de confianza del parlamento al gobierno, que es un voto formal con diferentes variaciones de acuerdo a las tradiciones de los países, se desarrolla el gobierno, compuesto generalmente de miembros del mismo parlamento que son nombrados como ministros y altos funcionarios.
El gobierno puede cesar por una de tres causas: porque el parlamento le retire su confianza, o sea porque pierde la mayoría del apoyo con que contaba al ser constituido; porque el gobierno pida al jefe del Estado que disuelva al parlamento en el momento en que éste no le otorgue su confianza al gobierno o decrete, si tiene esta atribución, la disolución del parlamento, o para convocar nuevas elecciones en la esperanza de obtener una nueva mayoría que apoye al gobierno.
Si el sistema es bicameral, ordinariamente la designación del gobierno es tarea de una cámara, la de origen más democrático. Así, en Gran Bretaña la Cámara de los Lores no participa en la designación del gobierno, que es tarea de la Cámara de los Comunes. Pero existen excepciones: en Bélgica, Italia y Suiza el gobierno surge de la reunión de ambas cámaras.
El parlamentarismo depende del sistema de partidos y del sistema electoral: ambos están orientados a lograr una bancada mayoritaria en el parlamento que se elija, suficiente para formar un gobierno. Por eso, el sistema de partidos tiende a favorecer el bipartidismo, de tal manera que haya un partido triunfador que constituya gobierno y uno opositor, que haga el contrapeso, sea alternativa y busque acceder al poder. En los sistemas multipartidistas, la mayoría se logra por medio de coaliciones de partidos, en las cuales usualmente hay uno o dos partidos fuertes que encabezan las coaliciones y logran hacer gobiernos estables y duraderos, como en los países escandinavos; pero otras veces la debilidad de las coaliciones se vuelve endémica y la inestabilidad gubernamental produce fenómenos como la República de Weimar, la IV República Francesa o algunos periodos en Italia.
Para facilitar el bipartidismo, el sistema electoral suele ser de circunscripciones uninominales a la mayoritaria de una o dos vueltas, de tal manera que los escaños se dividan entre dos opciones. El líder del partido mayoritario es llamado a formar el gobierno, y el partido impone su programa en el legislativo y en el desempeño del gobierno, mientras la oposición trata de volverse mayoría, de obstaculizar al gobierno y de proponerse como recambio, inclusive con la organización de un “gabinete en la sombra” para prepararse a gobernar. El modelo inglés, denominado de Westminster o de gabinete, se sostiene en criterios de política de adversarios que compiten en elecciones. Se sostienen o buscan el poder, en un gobierno de gabinete conseguido por mayorías y en la posibilidad de alternancia. El primer ministro ostenta un triple liderazgo: del gobierno, de la bancada mayoritaria y del partido triunfador, con lo cual responde por la orientación del gobierno, la obtención de la mayoría en el parlamento y el sostenimiento del partido que lo llevó al poder.
El papel del soberano o del jefe del Estado en las monarquías parlamentarias o en las repúblicas parlamentarias, ha ido descendiendo, de tal manera que hoy es muy relativo. Al monarca o al jefe del Estado se les conserva el rol de signo de la unidad nacional y de su continuidad histórica, de representación internacional y de intervención en la defensa, pero no interfieren la voluntad popular manifestada en las urnas para constituir los gobiernos, su función es procedimental o notarial en lo formal, pero indudablemente le aporta al proceso una legitimidad: sea la de la monarquía o la del jefe del Estado elegido popularmente.
En algunos casos, el soberano o el jefe del Estado no interviene en la designación del gobierno, sino que ésta es tarea del parlamento mismo (Japón e Irlanda) o de un órgano del parlamento (Suecia).
Aunque generalmente se considera que el método de elección de circunscripciones uninominales a la mayoritaria es el propio de los regímenes parlamentarios –porque favorece la eficiencia del voto con el objetivo de lograr mayorías que formen gobierno–, se dan excepciones, como en Alemania. En dicha república se usa el sistema de elección proporcional personalizada, que combina listas cerradas bloqueadas con voto directo en circunscripciones uninominales. Así, cada estado elige simultáneamente la mitad de representantes al parlamento federal por listas, mediante el método D’Hondt, y la otra mitad por mayoría relativa uninominal a una vuelta. Cada elector puede votar por ambas opciones libremente, cambiando de partido si le parece. Se favorece a los partidos sobre los independientes, de tal manera que se busca tanto la representación de las diversas opiniones como el conseguir una mayoría para gobernar; para conseguirlo, además, se concede una prima –que es una sobrerepresentación– al partido mayoritario, aunque con ello se aumente el número de curules en el parlamento.
En Alemania la selección del canciller depende del parlamento, no del presidente. Para elegir al canciller se pueden seguir tres vías: a propuesta del presidente quien propone al nominado por el partido ganador, por mayoría absoluta de la Dieta Federal, sin debate previo; por iniciativa de la Dieta se elige canciller por mayoría absoluta; si no se consigue canciller por los métodos anteriores, entonces se elige por mayoría simple, en cuyo caso el presidente puede encargarle el gobierno o disolver la Dieta. Para terminar un gobierno, existe la “censura constructiva” para independizar al parlamento de las crisis de gobierno, de tal manera que si se le quita la confianza al canciller actuante simultáneamente se debe escoger otro canciller. Así solo se afecta al canciller sin destituir al resto de ministros federales, lo que debe hacerse en una sola votación y después de una meditación del parlamento.
España también utiliza para la elección del Congreso de Diputados el método proporcional en circunscripciones plurinominales,
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