Evangelli Gauldium
carafacecara23 de Junio de 2015
900 Palabras (4 Páginas)180 Visitas
INTRODuCCION
EL SIGUENTE INFORME LO ELABORAMOS CONFORME AL CAPITULO 3 DEL EVANGELII GAUDIUM ESCRITO POR EL PAPA FRANCISCO.
ESTE CAPITULO NOS LLAMA A AFRENTAR LOS DESAFIOS QUE EL MUNDO REAL NOS IMPONE, Y NOS RECUERDA LA TAREA QUE CADA UNO DE NOSOTROS TIENE DE DAR EL EVANGELIO A TODOS LOS PUEBLOS Y NACIONES YA QUE TODOS SOMOS DISCIPULOS MISIONEROS.
CAPITULO TERCERO
EL ANUNCIO DEL EVANGELIO
I. TODO EL PUEBLO DE DIOS ANUNCIA EL EVANGELIO
La Iglesia es ante todo un pueblo que peregrina hacia Dios. Un misterio que hunde sus raíces en la Trinidad, que trasciende toda necesaria expresión institucional.
Un pueblo para todos
Dios envía su Espíritu a nuestros corazones para hacernos sus hijos, para transformarnos y para volvernos capaces de responder con nuestra vida a ese amor.
La Iglesia, a través de sus acciones evangelizadoras, colabora como instrumento de la gracia divina que actúa incesantemente más allá de toda posible supervisión.
El principio de la primacía de la gracia debe ser un faro que alumbre permanentemente nuestras reflexiones sobre la evangelización.
Ésta salvación, que realiza Dios y anuncia la Iglesia, es para todos, y Dios ha gestado un camino para unirse a cada uno de los seres humanos de todos los tiempos. Éste pueblo que Dios se ha elegido y convocado es la Iglesia. Jesús no dice a los Apóstoles que formen un grupo exclusivo, un grupo de élite.
La Iglesia tiene que ser el lugar de la misericordia gratuita, donde todo el mundo pueda sentirse acogido, amado, perdonado y alentado a vivir según la vida buena del Evangelio.
Un pueblo con muchos rostros
Este Pueblo de Dios se encarna en los pueblos de la tierra, cada uno de los cuales tiene su cultura propia.
En estos dos milenios de cristianismo, innumerable cantidad de pueblos ha recibido la gracia de la fe, la han hecho florecer en su vida cotidiana y la han transmitido según sus modos culturales propios. Cuando una comunidad acoge el anuncio de la salvación, el Espíritu Santo fecunda su cultura con la fuerza transformadora del Evangelio. De modo que el cristianismo no tiene un único modo cultural.
Todos somos discípulos misioneros
El pueblo de Dios es santo por la unción que lo hace infalible. Esto nos quiere decir que cuando cree no se equivoca, aunque no encuentre las palabras para explicar su fe. Dios dota a sus fieles de un instinto de fe (el sensus fidei) que este nos ayuda a discernir lo que viene realmente de Dios.
En virtud del Bautismo recibido, cada miembro del pueblo de Dios se ha convertido en discípulo misionero. Cada uno de los bautizados cualquiera que sea su función en la Iglesia y el grado de ilustración de su fe es un agente evangelizador. Esto se convierte en un llamado dirigido a cada cristiano.
Todos estamos llamados a crecer como evangelizadores, todos estamos llamados a ofrecer a los demás el testimonio del amor del Señor para con nosotros.
La fuerza evangelizadora de la piedad popular
Cada pueblo es creador de su cultura y el protagonista de su historia.
Puede decirse que el pueblo se evangeliza continuamente a sí mismo. Aquí toma importancia la piedad popular, verdadera expresión de la acción misionera espontánea del Pueblo de Dios. Se trata de una realidad en permanente desarrollo, donde el Espíritu Santo es agente principal.
Pablo VI explica que la piedad popular refleja una sed de Dios que solamente los pobres y sencillos pueden conocer y que hace capaz de generosidad y sacrificio hasta el heroísmo, cuando se trata de manifestar la fe.
En el Documento de Aparecida se describen las riquezas que el Espíritu Santo despliega en la piedad popular
...