Reflexiones Algunos consejos para enfrentar una rabieta en público

Reflexiones
Algunos consejos para enfrentar una rabieta en público 

Rabietas en público 1

Es más probable que al niño le dé una rabieta si está cansado o hambriento, así que se debe procurar dejar las salidas (a hacer compras, por ejemplo) para después de la comida y la siesta, y siempre es bueno tener a la mano un refrigerio.

Rabietas en público 2

La frustración también provoca berrinches. Si uno ya conoce al niño y sabe que va a insistir en visitar la tienda de animales cuando se vaya a un centro comercial, por ejemplo, hay que pensar bien al respecto y dialogar con el niño sobre si se va a poder o no ver a los animales. El predecir cómo reaccionará y sopesar las posibles consecuencias y las alternativas ayudará a no enfrentarse a una rabieta si no es posible visitar la tienda, o los lugares que el niño desee. 

Claro que evitar un berrinche no siempre es posible. Una vez que comienza la rabieta, es en ocasiones difícil razonar con el pequeño. Si como padres se da un berrinche embarazoso en público, lo mejor es salir del lugar. Si los padres se enojan y recurren a un castigo no saludable, no mejorará la situación y solo hará que se disgusten aún más. Se debe recordar que lo mejor que los adultos pueden hacer es mantener la calma, pues esto da seguridad al niño durante la ansiedad de la rabieta. 

Si no es posible irse del lugar, se puede procurar alejarse un poco. En lugar de permitir que tenga una rabieta en la sala de espera del doctor, por ejemplo, al menos se puede salir al pasillo o al estacionamiento

Rabietas en público 3

Cuando se le pase el berrinche, el niño necesitará que se lo abrace y se le haga sentir seguro, ya que perder el control puede asustarlo. Se lo puede abrazar pero no se deben cambiar las reglas que se han establecido luego del berrinche. Si se le dijo que era hora de irse del parque y respondió con una rabieta, sigue siendo hora de irse cuando se le pase el berrinche. Pero una vez que se conoce lo intensos que son sus sentimientos, se los puede reconocer y procurar hacer que la partida sea menos dolorosa, ofreciéndole leerle su cuento favorito cuando lleguen a casa, por ejemplo. 

Es importante que los padres y madres que se enfrentan a un berrinche en público recuerden que ese episodio le concierne a nadie más que a ellos. Muchos niños de 3 o 4 años todavía tienen berrinches y algunos de ellos van a producirse en público. Es posible que la gente se les quede mirando, pero es muy posible que simpaticen con los padres, y no que sean críticos. Sin importar si se quedan mirando o no, es importante que los padres y madres recuerden que el niño no comprende su vergüenza. Deben tener presente que su hijo no hace berrinches en público para humillarlos, y es importante que lo traten de la misma manera que lo harían en el hogar. L frecuencia de los berrinches disminuirá según el niño vaya madurando y las reglas y límites establecidos sean claros y explicados con mucho afecto a los niños y niñas.

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