Voloshinov
Valentina GonzalezInforme26 de Junio de 2019
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Ficha 5: AUN NO TENGO TESIS. Volóshinov
Monserrat Franco Allen
El autor muestra dos corrientes de ciencia del lenguaje cuyo foco común es el proceso lingüístico. El subjetivismo individualista analiza por su parte el acto individual del discurso como fundamento del lenguaje, es decir, el lenguaje es acotado a un acto razonado creado por el individuo. El objetivismo abstracto, en cambio, posiciona el sistema de la lengua en cuanto a formas fonéticas, gramaticales y léxicas como el organizador de los fenómenos lingüísticos, es decir, la lengua se presenta al individuo y es recibida por éste como una norma inquebrantable. El autor realiza una crítica a estas posturas, a la primera le critica la dualidad planteada entre la vivencia y su expresión como algo interno-externo, y plantea que es más bien la expresión la que organiza la vivencia y no al revés. Además afirma que el enunciado estará determinado más que todo por la situación social inmediata y que la palabra estaría siempre orientada hacia un interlocutor, a un auditorio social estable. Por otra parte a la segunda le critica la concepción de la lengua como sistema de normas idénticas a sí mismas, pues para el autor tal sistema sería una abstracción que se da como producto de una reflexión sobre el lenguaje. El autor consideraría que no debe darse una ruptura entre lengua e ideología y postula la importancia del contexto en la comprensión y valorización de un enunciado. Finalmente define tema y significado, siendo el primero el sentido total del enunciado, la expresión histórica que da origen al éste y el segundo lo define como todos los aspectos repetibles e idénticos a sí mismo presentes en él.
En base a lo presentado anteriormente se postula que la conciencia del individuo no estaría libre, libertad entendida como una capacidad de realización exenta de otras influencias o determinaciones, esto debido a la influencia social, la cual impide esta libertad por medio del lenguaje. Es decir, la libertad de la conciencia solo estaría remitida a una eventual expresión, la cual debiera tener una orientación social.
Primeramente es necesario partir de la base que para el individuo, o más bien, para su conciencia subjetiva no existe un sistema de formas normativamente idénticas que den forma a la lengua que utiliza, es decir, la lengua como sistema de formas normativamente idénticas no representaría el modo de existencia del lenguaje para la conciencia de los individuos. Esto hace que él entienda la lingüística como un signo mutante y variable por él mismo (pág 108). El oyente por su parte no debe limitarse a reconocer la forma lingüística transmitida por el hablante, es más, debe comprenderla como un signo mutante y elástico también.
Ahora bien y en segundo lugar deben entenderse dos aspectos fundamentales para que la enunciación se entienda y se lleve cabo, dos aspectos planteados por el autor. El primero de ellos es que el enunciado de cada individuo estará orientado siempre hacia un objeto o estará orientado a responder algo (p.116). Desde esta perspectiva la enunciación se encontrará siempre inclinada hacia un otro y no ocurriría en ausencia de éste. La enunciación o expresión, como también se plantea, no sería la proyección de “algo” que se ha formado en la psique (p.134), no debe entenderse como una dualidad de interno-externo, en donde lo interno se externaliza en modo de expresión. Al contrario, el centro organizativo del lenguaje no se encontraría en el centro del individuo si no en el exterior. Esto quiere decir que la expresión de cada individuo es lo que organiza la vivencia de éstos, es sobre todo el contexto social inmediato quien lo hace (p.136).
Otro aspecto a tener en cuenta es que la palabra aparece precisamente como producto de las interrelaciones del hablante y su oyente (p.137). La palabra como tal y por sí sola probablemente solo implicaría un significado según la definición otorgada por el autor. Sin embargo esta se da dentro de un contexto social, es dentro de una situación social que se comprende y por ende adquiere un tema.
Finalmente y debido a todo lo planteado anteriormente se puede decir que el individuo no tiene una conciencia libre como resultado del lenguaje utilizado en la enunciación. Si bien es cierto la conciencia de éste no percibe el lenguaje como formas idénticas que se le imponen y solo debe aplicar, al contrario, lo considera como algo moldeable por él mismo. Sin embargo la palabra utilizada por el individuo solo tiene un valor para éste, una valorización, cuando se encuentra inserta en un medio social, en un contexto histórico determinado. Esta situación llevaría a que los enunciados del individuo solo se pueden llevar a cabo en presencia de otro y a la vez contextualizándolo en una sociedad con una ideología presente. Lo importante de esto es la forma en que el individuo expresa sus vivencias a través de las palabras, siendo la misma expresión la que determinará las experiencias de éste y no a la inversa. Esto implicaría que si la expresión se vale de palabras que solo cobran sentido en un determinado tema y con su significación (p.XXX) y al mismo tiempo esta expresión organiza la conciencia que tiene el individuo respecto a sus propias experiencias, entonces la conciencia de éste estaría fuertemente guiada por las palabras que ocupe, en otras palabras guiada por el contexto histórico social. Esto implica que la manera de expresarse del individuo solo sea a través de palabras que la sociedad con una ideología valoriza, lo que haría que si la expresión determina la conciencia, entonces la conciencia está cargada de una ideología presente en las palabras.
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