¿porque Estudiar Filosofia?
autotrofa_6225 de Abril de 2013
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Los filósofos son unos tipos que meten las narices en todo. Armados con una sola razón se inmiscuyen en todos los asuntos humanos y divinos. Se presentan allí donde nadie los llama, unas veces con desfachatez, otras con empuje y valentía, a menudo con poca vergüenza, sin temer al ridículo, como impulsados por un oculto deseo, ese hormigueo intelectual que Platón llamaba eros. Casi siempre vienen a aguar la fiesta, a resquebrajar nuestras seguridades o a ponerlo todo patas arriba. ¡Qué alivio, qué sosiego, qué despreocupación, cuando las narices de los filósofos no están al acecho! (Goñi, 2008:9).
Parece que la anterior definición de filósofo le cae al centavo a la profesora que quiero llegar a ser. Preocupada por lograr el perfil de egreso de la educación secundaria, me imagino en el salón de clases metiendo las narices donde no me llaman, dirigiendo el aprendizaje de mis alumnos con todas las ganas y valentía contra todas las adversidades. No teniendo miedo al ridículo jugando en clase con ellos, riendo, cantando, sin pensar en el que dirán. Llegar juntos yo y mis alumnos a amar el conocimiento, buscarlo, no sentirse poseedor de él, sino ir detrás de algo que sabemos que existe, aunque tendremos que ver dónde está y cómo lo podemos encontrar. Así es como Platón definió a la filosofía ya hace 2500 años.
Se cuenta que quienes rodeaban a Pitágoras y escuchaban sus enseñanzas estaban tan admirados de su profundidad, de su manera de enfrentar la vida y sus misterios que, llevados por esta admiración, le dijeron: –Maestro, tú eres realmente un sabio. Y él respondió: –No, yo no soy un sabio, yo no soy sophos, yo soy solamente un filo sophos; yo soy un amante de la sabiduría, un buscador de la sabiduría.
Que satisfacción sería que mis alumnos llegarán a encontrar la sabiduría, su propia sabiduría para saber discernir entre lo bueno y lo malo como mencionaba Maquiavelo, o saber diferenciar a lo que Rousseau denomino “progreso humano” y “progreso técnico” , entender que todo tiene una explicación científica y no divina como lo postulo Comte, al mismo tiempo que practiquen el respeto a las libertades civiles y la tolerancia hacia la diversidad de opiniones y creencias al igual que John Stuart Mill y no acabaría de nombrar posturas filosóficas que harían a mis alumnos ser mejores personas en todos aspectos.
Que mejor excusa entonces que estudiar filosofía para lograr alumnos como los antes mencionados, pues, gracias al estudio de dicha ciencia sería capaz de enseñarles las posturas de los filósofos, además de formarme una conciencia crítica de todos los saberes. Sería un método valioso para ayudar a mis estudiantes a encontrar el perdido sentido de la vida, darles una filosofía para la vida según Delia Steinberg que los aparte de estos tiempos en los que vivimos llenos de noticias de destrucción, de muerte, de sufrimiento.
Y porque no estudiar juntos filosofía para hacernos grandes preguntas, una filosofía que responda verdaderamente nuestras inquietudes, una filosofía práctica muy práctica, que nos ofrezca una respuesta para la vida pues a fin de cuentas de eso se trata la educación de formar individuos competentes para la vida.
En conclusión un docente debe estudiar filosofía para buscar la sabiduría que le falta, para ayudar a los jóvenes a mejorar sus personalidades haciéndolas más armoniosas y para ofrecer a los alumnos el resultado de sus experiencias, evitándoles si es posible dolores innecesarios. Para darles a conocer el porqué de tantos hechos que aparentemente resultan incongruentes: dolor, enfermedad, miseria, violencia, locura, odios, miedos... Para hacerlos solidarios y comprensivos en pocas palabras ayudarlos a evolucionar como personas humanas.
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