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ABRAHAM LINCOLN: SU LIDERAZGO


Enviado por   •  20 de Junio de 2012  •  1.848 Palabras (8 Páginas)  •  1.259 Visitas

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Abraham Lincoln nació el 12 de febrero de 1809. Gracias al oficio de carpintero de Thomas Lincoln, Abe, la forma cariñosa con que era nombrado Abraham, tuvo acceso a la iglesia bautista como encargado de mantener el lugar limpio. La iglesia bautista de Pigeon Creek, era una congregación anti-esclavista, con la que más temprano que tarde se identificaron padre e hijo. A pesar de esta comunión espiritual, los Lincoln nunca se unieron formalmente a la iglesia. Abraham Lincoln, al igual que otro personaje de gran relevancia como Winston S. Churchill, forma indudablemente parte central del panteón histórico de la democracia. Ambos tuvieron que hacer frente a situaciones dramáticas, extremas, y, contra viento y marea, supieron sacar a sus países del atolladero. Al mismo tiempo que tanto el norteamericano como el británico llevaron a cabo esa inmensa labor, en un caso frente a un enemigo interior (la Confederación) y en el otro exterior (la Alemania nazi), contribuyeron en gran medida a renovar y ahondar el concepto de democracia. En Lincoln lo fundamental es la constancia en la defensa de una versión de la democracia en la que ésta encarna una determinada cosmovisión conformada por valores morales de orden superior, que no se limita a simple mecanismo jurídico-político de sustitución o cambio de gobierno. Una doble demostración del desarrollo de este concepto se encuentra en la introducción paulatina de la emancipación de los esclavos y en el hecho de que mantuviera, en medio de una situación tan excepcional, la convocatoria de elecciones en las que corría serio riesgo de perder el puesto de presidente en un momento clave para el devenir de su política. Supo ver que la invocación del derecho de secesión de los estados del sur impactaba en la línea de flotación del proyecto democrático ideado por los Padres Fundadores de la nación americana y que detrás de esa reivindicación tan solo estaba la defensa de los privilegios de una minoría, los nacionalistas sureños, que, además de emplear métodos antidemocráticos para constituirse como comunidad aparte, fueron incapaces, por la propia inercia separatista, de controlar los elementos entrópicos que ésta introducía. Pese a la brillantez de su cúpula militar y a la experiencia de los voluntarios sudistas en el manejo de las armas y la caballería, aquellos factores hicieron que la suerte final de la Confederación estuviera echada desde un principio. Sin embargo, que la potencia industrial y demográfica del Norte fuese muy superior no convirtió la guerra civil en un camino de rosas. El bajo número de altos mandos competentes entre los nordistas, la bisoñez de la tropa en los primeros momentos, las divisiones dentro de la Unión, tanto en lo referente a la cuestión esclavista como al trato que debería de darse a los estados secesionistas, y el hecho de que las terribles consecuencias humanas y materiales del conflicto invitaban a grandes sectores de la población y a buena parte del arco político a poner por delante la tentación de una paz que solo podía conllevar el reconocimiento de la independencia de la Confederación, constituyeron una continua fuente de problemas en la gestión de Lincoln. Siempre mantuvo la determinación de que no podía haber otro final que la victoria, única forma de preservar a la joven democracia americana, y de que el objetivo último consistía en hacer posible la reconciliación nacional y plantar las bases de la integración racial a través de la educación. Su asesinato fue decisivo para que este proyecto se frustrase varias décadas. “Durante el primer invierno en New Salem, Abe, se entregó a un plan estricto de superación personal que incluyó la asistencia a la sociedad local de debates, la lectura del Orador de Columbia, el estudio de las matemáticas y de la gramática, y las discusiones de poesía con el herrero del pueblo, Mentor Graham, quien sería la persona que le ayudo de manera sobresaliente”. En síntesis, la formación de un hombre. De manera paralela, AL, desarrollaba una formación espiritual a través de la lectura sistemática y concienzuda de la Biblia. Siempre sostuvo un cristianismo no confesional, sin intermediarios ni Iglesias presentes. Lo anterior no era impedimento para tener una firme creencia en Dios. “Fue en esa misma época en que el voluntarioso muchacho dejó poco a poco de ser ignorante para permitir que la cultura lo puliera cuando, por primera vez, sintió interés por la política. En esa misma época, AL, concibió su propósito de convertirse en abogado. Tuvo que pedir prestados los libros al bufete Stuart & Drummond y dinero a un amigo para comprarse un traje, pero cuando en diciembre llegó a Vandalia, la capital de Illinois, estaba decidido a progresar como profesional y político. Durante aquel invierno, Lincoln trabajó mucho y observó más, pero hablo escasamente. El estudio de las leyes y la reflexión sobre temas espirituales-morales vinieron vinculados en aquella época con una delimitación del pensamiento político de Lincoln. En 1836, Lincoln fue reelegido en las elecciones legislativas y además el tribunal del condado de Sangamon lo registró como un hombre de buen carácter moral, un requisito previo para pasar el examen que le permitiera ejercer como abogado. En enero de 1837 se aprobaron una serie de resoluciones en las que afirmaba que los abolicionistas eran un peligro, se defendía el derecho de tener esclavos negros y se insistía en que la esclavitud era una institución cuya regulación quedaba en manos de los diferentes estados y no del poder federal. Lincoln, que a la sazón tenia veintiocho años, fue uno de los escasos políticos que votó en contra

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