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Machupichu


Enviado por   •  14 de Mayo de 2015  •  1.646 Palabras (7 Páginas)  •  279 Visitas

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CONSTRUCCION DE LA CIUDAD DE MACHU PICCHU

Estudiante: Angela Marcela Lasso

Curso: Noveno B

La ciudad de Machu Picchu se encuentra en la cresta entre los cerros Machu Picchu y Huayna Picchu en medio de exuberantes bosques nubosos a 2,430 msnm. Extraordinaria por su aislamiento y belleza, está rodeada por precipicios vertiginosos de 450 metros de altura que forman el estrecho cañón del Río Urubamba que se desliza como una anaconda a sus pies.

Los Incas tenían una visión cosmológica de la existencia según sus mitos y leyendas y en todo que consideraban sagrado. Sagrado fue conectado con la palabra Huaca, la cual tenia diversos significados. Ademas del significado de Huaca, tenían un significado paralelo, el Huaque; por esta razón los Incas vieron este valle como una manera de reflexión.

La abundancia de elementos sagrados encontrados en Machu Picchu, confirman que los Incas construyeron la ciudad como un lugar de peregrinaje, un santuario.

Además, los incas no podrían haber escogido un sitio más estratégico para su ciudadela secreta que éste; perfectamente escondido y totalmente inexpugnable de cualquier amenaza. Se ubica 80 km al noroeste de la Ciudad Imperial de Cusco y unos 13 grados al sur del ecuador.

Cuando Pachacútec, el emperador de momento, decidió fundar en la ladera de Machu Picchu una llacta o célula de colonización, que además sería su hacienda real de descanso vacacional, seguramente puso en graves aprietos a sus ingenieros y arquitectos. Imaginemos el lugar aún intocado y salvaje: una cresta uniendo dos montañas, flanqueada por ríspidos precipicios cubiertos de rocas graníticas y selva impenetrable.

La obra se presentaba muy compleja. A las dificultades arquitectónicas y de ingeniería se sumaban las derivadas de la logística, para abastecer de alimentos, refugio y materiales a la horda de trabajadores desplazados que serían necesarios. Pero era el deseo del emperador, a quien además le gustaba especialmente la arquitectura y los retos constructivos. Lo primero era planificar y proyectar la ciudad, antes de comenzar los movimientos de tierras.

Las llactas y asentamientos urbanos incas tienen una serie de elementos y equipamientos comunes, que suelen aparecer en todas ellas, aunque a veces puede estar ausente alguno de esos elementos. Habitualmente hay un Hanan y un, separados por una plaza de cierta importancia. En Hanan suelen encontrarse construcciones relacionadas con el culto religioso (“templos”) y otras residenciales para la nobleza.

En el resto de la ciudad se edificaba una ushnu, el acllahuasi, unas kallankas, “pacchas” asociadas, “qolqas” (para alimentos, ropa y armas), y por supuesto un área agrícola extensa para abastecer de alimentos a la ciudad. Además, había que conectar la ciudad con el resto del imperio, construyendo caminos que salvasen las dificultades necesarias (puentes, túneles, etc) para engarzar con el resto del sistema vial del imperio.

Lo primero de todo era localizar fuentes de abastecimiento de agua para la futura ciudad. El asentamiento se encuentra entre dos fallas geológicas, una al norte y otra al sur, entre la ciudad y la ladera que asciende a la cumbre de la montaña de Machu Picchu. Las grietas de las fallas colectan el agua infiltrada en el suelo y que corre por la ladera, canalizándola entre sus anfractuosidades hasta que aflora de nuevo en un manantial. En el caso de Machu Picchu, los incas localizaron uno en la ladera del cerro homónimo (falla sur), y además estaba algo más alto (25 m) que la futura ciudad. La captación del agua se cuidó especialmente: se construyó un muro permeable de más de 14 m apoyado en la ladera que recoge las aguas que rezuman en la pendiente. En la base del muro, una acequia recoge las aguas que gotean y fluyen desde el muro, prolongándose dicha acequia en un canal que lleva el agua a la ciudad, atravesando las terrazas agrícolas. Para evitar su deterioro, se construyó una terraza destinada específicamente a sostener el canal y a facilitar el acceso para su mantenimiento.

Además de localizar y canalizar agua, había que conocer bien el relieve y sus posibilidades y limitaciones para edificar una ciudad allí. Se comenzó deforestando la zona mediante quema y corte de troncos con hachas de bronce. Ahora los ingenieros podían tener una idea más cabal del relieve del enclave, con sus montículos, peñascos, rocas, depresiones, etc libres ya de vegetación. Algunos de estos elementos del relieve podrían ser remodelados y otros no: estos factores condicionarían el diseño de la ciudad y sus edificios.

Las zonas con depresiones podrían transformarse en plazas y las elevaciones remodeladas en áreas residenciales o religiosas. Con estas consideraciones, los ingenieros y arquitectos incas elaboraron maquetas de la futura ciudad, posiblemente modeladas en arcilla o esculpidas en piedra, y se las presentaron al inca, quien seguramente propondría o discutiría modificaciones o deseos personales.

Aprobado ya el proyecto por el Inca, llegaba el momento de iniciar las obras. Como los actuales peruanos, los incas conocían bien los problemas de una geografía empinada y lluviosa: el riesgo de corrimientos y desprendimientos de tierras y laderas, o “huaycos”, que hoy siguen produciendo catástrofes y cortes de carreteras. Por tanto, un factor fundamental era garantizar una adecuada cimentación y drenaje de todo lo que allí se iba a edificar. Esta fue la fase más dura e ingrata de la construcción

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