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Preguntas Sobre Culturas Mesoamericanas


Enviado por   •  23 de Septiembre de 2013  •  1.562 Palabras (7 Páginas)  •  491 Visitas

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La ciudad del Sol

Esta obra del filósofo italiano Tommaso Campanella fue escrita en italiano en dos redacciones (1602 y 1611) y tuvo también en latín por lo menos dos versiones (1613 y 1631). Se publicó por primera vez en latín en Francfort (1623) como parte del Apéndice político a la filosofía epilogística, con el titulo Civitas Solis idea reipublicae philosophica.

Pocos filósofos han tenido una vida tan agitada como Tommaso Campanella. Nacido en Stilo, Calabria, ingresó en la orden de los Dominicos, donde despertó muy pronto sospechas de herejía por sus doctrinas, en las que el interés por la magia y la astrología (temas caros a los pensadores del Renacimiento) se mezclaba con un original deseo de renovación social y política. Campanella fue acusado por el gobierno español de haber organizado una revuelta en su país natal con el objetivo de realizar en las montañas de Sila un modelo de comunidad perfecta según los principios que expondría en La ciudad del Sol, su más importante texto filosófico, y condenado a muerte. Logró evitar la hoguera fingiéndose loco perdido (es decir, demostrando a sus jueces ser insensible al dolor, hasta el punto de reír y conversar amablemente durante las torturas). La pena de muerte le fue conmutada por la de prisión perpetua, que se traduciría en la práctica en veintisiete años de prisión.

Tommaso Campanella

En el ideal de La ciudad del Sol tienen gran importancia las técnicas mágicas y astrológicas; es un rasgo típico del siglo XVI que hace de Campanella el último autor renacentista. La fuente de su inspiración, en efecto, está en la literatura hermética, en especial en el Picatrix, uno de los textos fundamentales de la magia renacentista, en la que ya se atisbaba una ciudad mágica (la idea era la de un faro capaz de irradiar luces de diversos colores con las que los sacerdotes podían modificar la calidad de la luminosidad solar, manipulando así las influencias astrales en la vida de los ciudadanos).

La utopía política de La ciudad del Sol fue expuesta por Campanella a través de un diálogo entre personajes ficticios. Para que hable de los ordenamientos perfectos vigentes en la fabulosa ciudad del Sol (situada en la isla Trapobana, la moderna Ceylán), el autor presenta a un almirante genovés que acaba de dar la vuelta a la tierra; su interlocutor es un gran Maestre de la Orden de los Hospitalarios. Obligado a tomar tierra en Trapobana, el almirante es conducido a la ciudad del Sol, erigida sobre una empinada colina y ceñida por siete círculos de murallas que van disminuyendo de altura, extremadamente fortificados y casi inexpugnables, cada uno consagrado a uno de los siete planetas. Un admirable templo consagrado al Sol se alza en la cúspide del monte.

El supremo rector de la ciudad es un sacerdote a quien los habitantes llaman Hoh, y que en nuestra lengua se llamaría Metafísico. Es asistido por otros jefes, Pon, Sin y Mor, a quienes nosotros llamaríamos Potencia, Sabiduría y Amor. De estos tres, el primero tiene el mando de todo el cuerpo militar; el segundo la dirección de los estudios; éste, por orden admirable, ha mandado decorar las paredes con pinturas que representan todas las ciencias para que cada cual pueda tener, prontamente, una imagen práctica de ellas, y desde niño, guiado por los maestros, comience a aprenderlas en forma de agradable pasatiempo; el tercer magistrado, Mor, preside la generación y la puericultura.

Representación de la ciudad del Sol

Los habitantes solares viven una vida conforme a la filosofía, únicamente sometida a los dictados de la razón, en conformidad con los cuales han acordado adoptar la comunidad de todos los bienes; en efecto, la propiedad, al originar el amor propio, es ruinosa para la comunidad. Aquí, en cambio, cada cual acepta alegremente sus propias misiones; no existen amos ni criados, sino que todos trabajan por la común prosperidad. Los dormitorios y las mesas son comunes y todos visten de la misma manera, cambiando, según las estaciones del año, cuatro diferentes vestidos cuyas hechuras son minuciosamente descritas. Todos siguen las prescripciones de un médico a propósito.

Para impedir cualquier discordia están los magistrados, que, en número y nombre, corresponden a las virtudes, y son elegidos por los triunviros Pon, Sin y Mor, según su idoneidad para los diversos oficios. A la dignidad de Hoh nadie puede aspirar si no posee conocimientos vastísimos de todas las ciencias, en especial de las metafísicas y teológicas; en Hoh, efectivamente, debe estar incorporada una inmensa pero orgánica sabiduría; para esto es menester que posea mucho talento, el cual, en su múltiple capacidad, resulte apto también para el dominio político.

Para obtener el mejoramiento, no sólo moral sino

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