Renacimiento
Pamela_20020 de Abril de 2015
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1. Introducción
Se denomina Renacimiento al movimiento cultural que surge en Europa el siglo XIV, y que se muestra como característica esencial su admiración por la antigüedad grecorromana. Este entusiasmo, que considera las culturas clásicas como la realización suprema de un ideal de perfección, se propone la limitación en todos los ordenes, lo que explica el calificativo de Renacimiento, pues en verdad, se trataba de un renacer, de un volver a dar vida a los ideales que habían inspirado aquellos pueblos.
El Renacimiento, desde luego no fue una simple exhumación de las artes antiguas. El interés por el arte grecorromano fue una consecuencia. En principio, se aspiro a una renovación en todas las parcelas de la cultura humana, filosofía, ética, moral, ciencia, etc... encaminada a la hechura de un hombre que fuera comprendido y resumen de todas las perfecciones físicas e intelectuales. El hombre integral, el genio múltiple, en el que se concilian todas las ramas del saber en una actitud fecunda, fue la gran creación del Renacimiento que cristalizo en figuras que mantienen viva la admiración atravez de los tiempos, como un Leonardo da Vinci, un Miguel Angel, un Rafael.
2. Renacimiento
En los últimos años del siglo XV y a lo largo de la totalidad del XVI se desencadenó un conjunto de procesos de todo orden que ha recibido el nombre de Renacimiento. Desde la perspectiva del hombre contemporáneo, este período se caracteriza por un cambio en la visión del mundo y en los sentimientos que en muchos sentidos puede ser interpretado como una anticipación inmediata de lo que hoy es el ser humano. Por primera vez se nos presenta la posibilidad de conocer con una cierta profundidad el aspecto físico y el medio de vida de los hombres de un tiempo pasado: las técnicas realistas en la pintura y en la escritura nos han hecho llegar descripciones pormenorizadas de rostros, casas y ciudades. Por lo demás la correspondencia personal, la costumbre de escribir autobiografías y la invención de la imprenta han facilitado también la investigación posterior.
Esta época se caracteriza, en otro sentido, por una ampliación de los horizontes históricos y geográficos. Renacimiento quiere decir ante todo, resurrección de las antiguas civilizaciones de Grecia y de Roma. La lengua griega hacía tiempo que era enseñada en Italia y parecía como si la curiosidad y el espíritu de libre investigación que había caracterizado a la cultura ateniense resurgieran con el estudio del idioma.
El influjo de la cultura romana, por su parte, se hizo sentir también de una manera especial en Italia, el núcleo geográfico en el que la revolución cultural renacentista se haría sentir más fuerte. A este hecho no eran ajenos fenómenos como la preponderancia del derecho romano, la utilización del latín por parte de alguno grupos sociales y la conservación de un gran número de edificios antiguos.
Pero también el horizonte geográfico del hombre renacentista se había visto ensanchado: aventureros, comerciantes y misioneros habían descubierto tierras hasta entonces desconocidas, alcanzando al tiempo las costas orientales de Asia tras circunnavegar el continente africano.
El desarrollo de los conocimientos científicos había puesto en duda verdades que antaño se consideraban tan importantes como la forma de la Tierra o el lugar del hombre en el universo. En este mismo contexto se produjeron importantes cambios en lo que a la vida se refiere. El principal de ellos fue provocado por la reforma protestante.
3. Un viaje a la historia
A fines del siglo XV y en la primera mitad del siglo XVI se produjo en Europa un extraordinario y completo desarrollo de las ciencias, las artes y las letras. Este fenómeno es conocido como el Renacimiento.
Este es uno de los momentos más brillantes y más importantes de la historia: de los brillantes, porque los artistas crearon entonces obras maestras, difícilmente superadas después, y de los más importantes, porque, así como los descubrimientos marítimos de Cristóbal Colón y otros ensancharon el campo de la actividad material, el Renacimiento ensanchó el campo del pensamiento y de la actividad intelectual.
Este período adoptó una visión nueva del mundo, que trajo consigo derivaciones y resultados fecundos en el siglo XVI. Emerge una cultura y una visión del mundo centrada en el hombre. Esta se orienta hacia los valores de la naturaleza y, así, indirectamente se fomenta el espíritu aventurero que había de fructífera en los descubrimientos. Se abandonan los sistemas filosóficos de la Edad media, reducidos en gran parte a comentarios de la obra del filósofo griego Aristóteles, y las ciencias avanzan por el camino de la experimentación, dejando de buscar su justificación, más que en la investigación, en lo que afirmaban los pensadores de la antigüedad: Ptolomeo, Platón y otros.
La literatura, como las artes plásticas, se ve invadida por el espíritu laico, dejando de estar bajo la tutela de la Iglesia. En el plano religioso, se abandonan formas de piedad externas y superficiales, retornando, a través de la lectura de los textos bíblicos (cosa que hizo posible la invención de la imprenta), a formas de pureza evangélica.
4. Individualismo renacentista
Quizás la transición más espectacular del hombre europeo en este período es el auge del individualismo. En el siglo XV triunfa la concepción individualista en todos los planos de la vida, en reemplazo de la concepción medieval, que hacía depender la seguridad del ser humano de su pertenencia a un grupo determinado: el gremio, la nobleza, la burguesía, el clero, etc.
Ante el empuje del individualismo, comerciantes de los Burgos o ciudades medievales, no solo sucumbieron los señores feudales, sino que también se derrumbó la familia medieval. Entre los medievales, la familia había sido una propiedad exclusiva del padre. La patria potestad, o poder del padre sobre los hijos, había sido absoluta y abusiva en la mayoría de los casos. En el siglo XIII, en las ciudades, el padre perdió el derecho de castigo, aunque en los campos y feudos agrícolas se siguió practicando durante mucho tiempo.
5. La Europa Del Renacimiento
Durante el Renacimiento, Europa Occidental adquirió aproximadamente la configuración política que tiene hoy. Francia, España, Portugal e Inglaterra definen sus fronteras, mas no así los países que son, precisamente, los núcleos fundamentales del Renacimiento. Italia, Flandes, la Alemania del Sacro Imperio, son un conjunto de pequeños dominios que cambian continuamente sus fronteras y los amos de que dependen. La vida de los pequeños principados que componen estas regiones está presidida por un factor común: la guerra.
Situación de Italia:
El divisionismo italiano es fomentado por el papado, que no desea el desarrollo de un poder fuerte cerca de las fronteras de los estados pontificios. Los partidarios del poder papal recibieron el nombre de güelfos, y los partidarios del poder de los emperadores, el de gibelinos. La historia italiana de este período está teñida por la sangre que ambos bandos vertieron en sus luchas enconadas. Pero pese a la debilidad que supone esta situación, es de Italia de donde salen las formas de pensamiento revolucionario que caracterizan la época, y que son acogidas ávidamente por las restantes cortes europeas.
Durante el siglo XIV, Florencia fue gobernada por una serie de brillantes cancilleres que, si bien no respetaban la vida ni la hacienda de ningún ciudadano, establecieron una gran libertad de pensamiento, convirtiéndola en la ciudad en que se podían desarrollar, con una inmunidad relativa, los estudios humanísticos.
El gobierno de Florencia quedó en manos de la familia Médici, primero Cosme de Médici, luego Piero y más tarde, Lorenzo, llamado el Magnífico. Este ha quedado como modelo del hombre del Renacimiento. Hábil, mecenas y político, buen poeta, pero mucho menos hábil banquero, la banca Médici estaba al borde de la bancarrota en 1494- siempre dijo de sí que no era más que un ciudadano particular. Sin embargo, era el verdadero amo de Florencia. El interés y la protección de Lorenzo se centraron fundamentalmente en los hombres de letras.
6. Los papas de la época
A pesar del brillo de Florencia, Roma se convierte, desde mediados del siglo XV, en el verdadero centro cultural de Italia. En el papado se sucede una serie de grandes pontífices, en general consumados y ambiciosos políticos, además de hombres extraordinariamente cultos. La serie se inicia con Nicolás V (1447-1455) y se prolonga hasta Pablo III (1534-1549)
Nicolás V fue el fundador de la Biblioteca Vaticana. Pío II era un humanista que recibió tarde las órdenes sagradas. Continuó la tarea iniciada por Nicolás V, de reconstruir y fortalecer Roma. Su pontificado se critica por que se preocupó fundamentalmente de engrandecer a su familia, ejemplo que van a seguir otros papas renacentistas, en especial Sixto IV (1471-1484), Alejandro VI (1492- 1503) de la familia de los Borgia, padre de César y Lucrecia Borgia y los papas Médici: León X (1513-1521) y Clemente VII (1523-1534). Durante el pontificado de Sixto IV llegaron a Roma los más notables artistas de Italia: Boticelli, Perugino, Ghirlandaio, Signorelli, Pinturicchio. Pero frente al florecimiento cultural y artístico, se acentúa la relajación moral y política, especialmente entre el alto clero, y ello va a dar ocasión para las grandes crisis religiosas del siglo XVI y para que Roma sufra diversas invasiones, que culminarán con su saqueo.
7. Filosofía
Nace el humanismo:
Durante la Edad Media, la idea de cristiandad pesó sobre toda la cultura. Pero con el declinar
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