Astronomia En La Antiguedad
glorinthegalaxy20 de Agosto de 2013
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La astronomía en la antigüedad.
L
a curiosidad humana con respecto al día y la noche, al sol y la luna y las estrellas, llevó hombres primitivos a la conclusión de que los cuerpos celestes parecen moverse de forma regular. La primera observación fue, por lo tanto, definir el tiempo y orientarse.
La astronomía solucionó los problemas inmediatos de las primeras civilizaciones: la necesidad de establecer con precisión las épocas adecuadas para sembrar y recoger las cosechas y para las celebraciones, y la de orientarse en los desplazamientos y viajes.
Para los pueblos primitivos el cielo mostraba una conducta muy regular. El sol que separaba el día de la noche salía todas las mañanas desde una dirección, el este, se movía uniformemente durante el día y se ponía en la dirección opuesta, el oeste. Por la noche se podían ver miles de estrellas que seguían una trayectoria similar.
En las zonas templadas, comprobaron que el día y la noche no duraban lo mismo durante el año. En los días largos, el sol salía más al norte y ascendía más alto en el cielo al mediodía. En los días con noches más largas el sol salía más al sur y no ascendía tanto.
Pronto, el conocimiento de los movimientos cíclicos del sol, la luna y las estrellas mostraron su utilidad para la predicción de fenómenos como el ciclo de las estaciones, de cuyo conocimiento dependía la supervivencia de cualquier grupo humano.
Cuando la actividad principal fue la caza, era trascendental predecir el instante en que se producía la migración estacional de los animales que les servían de alimento y, posteriormente, cuando nacieron las primeras comunidades agrícolas, era fundamental conocer el momento oportuno para sembrar y recoger las cosechas.
La alternancia del día y la noche debe haber sido un hecho explicado de manera obvia desde un principio por la ausencia del sol en el cielo y el día fue seguramente la primera unidad de tiempo universalmente utilizada.
Debió ser importante también desde un principio el hecho de que la calidad de la luz nocturna dependiera de la fase de la luna, y el ciclo veintinueve a treinta días ofrece una manera cómoda de medir el tiempo. De esta forma los calendarios primitivos casi siempre se basan en el ciclo de las fases de la luna. En cuanto a las estrellas, para cualquier observador debió ser obvio que las estrellas son puntos brillantes que conservan un esquema fijo noche tras noche.
Los primitivos naturalmente, creían que las estrellas estaban fijas en una especie de bóveda sobre la tierra. Pero el sol y la luna no deberían estar incluidos en ella.
Del megalítico se conservan grabados en piedra de las figuras de ciertas constelaciones: la Osa mayor, la Osa menor y las Pléyades. En ellos cada estrella está representada por un alvéolo circular excavado en la piedra.
Del final del neolítico nos han llegado menhires y alineamientos de piedras, la mayor parte de ellos orientados hacia el sol naciente, aunque no de manera exacta sino siempre con una desviación de algunos grados hacia la derecha. Este hecho hace suponer que suponían fija la estrella polar e ignoraban la precesión de los equinoccios.
La astronomía en la Europa Antigua.
A
ntiguos pueblos que habitaron Europa tuvieron conocimientos avanzados tanto de los movimientos de los astros como de matemática y geometría. Realizaron grandes construcciones para la práctica de la astronomía realizada a simple vista (sin instrumentos), y así determinaron los solsticios y equinoccios y pudieron predecir los eclipses.
Los astrónomos de las culturas megalíticas tuvieron unos conocimientos realmente sorprendentes de los movimientos de los astros y de la geometría práctica. Lo demuestran los grupos de grandes piedras erectas (megalitos, algunos de más de veinticinco toneladas de peso), dispuestas
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