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Contrahistoria Del Liberalismo


Enviado por   •  12 de Noviembre de 2014  •  2.227 Palabras (9 Páginas)  •  273 Visitas

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Contrahistoria del liberalismo

El autor nos habla sobre las contradicciones y mitos del liberalismo. La ideología liberal fue la responsable del fin del Antiguo Régimen, esgrimiendo las libertades individuales, frente al poder absoluto. Sin embargo, dicha ideología no puede identificarse con la libertad sin más. No podemos olvidar de recalcar que pese a su utilidad en el tránsito del Viejo al Nuevo Régimen, se trataba de un credo de clase, de la clase burguesa. Y por ello, siempre ha tendido a la defensa de los intereses de grupos dominantes y no del pueblo.

El liberalismo es una tradición del pensamiento donde la exaltación de la libertad va de la mano con las terribles clausulas de exclusión en detrimento de la clase obrera y, sobre todo, de los pueblos colonizados. La democracia y la libertad están, por consiguiente, a la disposición de una élite particular, y que algunos autores americanos la llaman una democracia que no vale sino para el pueblo de los Señores.

El liberalismo tiende a mantener la desigualdad social. Por eso no sólo tolera la esclavitud sino que la auspicia y la justifica. Lo que se intenta demostrar de manera incontestable es que la esclavitud de cualquier tipo, no es que permanecen residualmente en los inicios del liberalismo sino que es consustanciales a él y que, incluso, alcanza su máximo desarrollo tras el triunfo liberal.

No es inusual que se atribuyan a la tradición liberal algunas virtudes capitales del legado ilustrado, desde la valorización del individuo, por ejemplo, frente a las jerarquías religiosas hasta la preocupación por la limitación del poder político. Esta identificación entre liberalismo e ilustración ha contribuido a que el primero conserve, a inicios del nuevo siglo, buena parte del vigor normativo con el que irrumpió en el mundo europeo entre los siglos XVII y XIX.

Parte de esta constatación. Pero su visión, lejos de las hagiografías habituales, tiene como propósito mostrar el lado oscuro de la tradición liberal, así como las contradicciones que la han atravesado a lo largo de su historia.

La idea central es que el pensamiento liberal, pese a su declarada defensa de la dignidad y la libertad del individuo, ha convivido con una frecuente hostilidad hacia la democracia y la participación de las mayorías en la vida pública. Esta hostilidad se explicaría por la presencia en dicha corriente de pensamiento de dos elementos patológicos que minan su sedicente compromiso con la emancipación humana, el clasismo y el racismo.

Racistas y clasistas serían, posiciones como las de John Locke, cuya férrea oposición al absolutismo monárquico y a la intolerancia de la Iglesia católica no le impidió apoyar la esclavitud en América o la presencia imperial de Inglaterra en Irlanda Más allá de las figuras intelectuales, hay que subrayar el papel de los países que encarnan mejor la tradición liberal.

Naturalmente, lo que hoy se puede considerarse como tradición liberal dista de ser un todo homogéneo y sin fisuras. Y de que el virus del clasismo y del racismo no caló del mismo modo en liberales conservadores a la Benjamin Constant que en liberales igualitarios a la John Stuart Mill. Ello obligaría, en realidad, a distinguir y a resaltar matices en las posiciones de Locke o Kant, de Franklin o Jefferson, de Tocqueville o Spencer. Es más, junto a estos nombres, cabría señalar otros liberales en un ámbito del radicalismo que plantearon serias objeciones al racismo y al clasismo de su época: desde un inclasificable M. de Montaigne, en el siglo XVI, hasta Condorcet, en el siglo XVIII, o el atípico liberal inglés John Hobson, a comienzos del XX.

Locke denigraba la esclavitud política que la monarquía absoluta pretendía imponer, a la vez silenciaba o consideraba obvia y pacifica la esclavitud de las colonias. Locke era accionista de la Royal African Company. Donde mantuvo inversiones en la trata negrera floreciente en el siglo XVII y contribuyo personalmente en la formalización jurídica de la esclavitud en Carolina.

Locke mencionaba que los cautivos hechos en una guerra justa, se convertían en esclavos por el derecho natural, y sometidos a los dominios absolutos y al poder arbitrario de sus amos. Locke justificaba la depredación de los colonos ingleses sobre las selvas vírgenes y las praderas no cultivadas de América, pues el trabajo era lo único que según Locke daba derecho a la propiedad. Los indios americanos desconocían la propiedad privada, eso convertía su territorio en zonas que no pertenecen a nadie. Pues Dios, argumentaba Locke, no puede querer que el mundo creado por él permanezca para siempre sin dividirse e inculto.

Uno de los primeros actos de política internacional de la Inglaterra liberal, nacida de la gloriosa Revolución de 1688-1689, será el de arrebatar a España el monopolio del tráfico de esclavos negros. El papel del comercio y la explotación de los esclavos desempeñaban un papel muy importante en la economía inglesa. Holanda, pionera en las revoluciones liberales burguesas, había dominado el comercio de esclavos hasta mediados del siglo XVII. Si por un lado era un país avanzado en las libertades civiles, fundó todas sus posesiones coloniales en la esclavitud y en el trabajo forzado.

Las declamaciones en honor de la libertad de los liberales ingleses contra el monarca absoluto, o de los rebeldes de las colonias contra las instituciones inglesas, contrastan llamativamente con su condición de propietarios de esclavos. Es llamativo, que del estado norteamericano de Virginia, en el que estaba presente el cuarenta por ciento de los esclavos del país, es de dónde provino el mayor número de protagonistas de la revuelta en las colonias inglesas en Norteamérica.

Incluso, se podría mencionar el papel en la historia de los Estados Unidos, donde durante treinta y dos años de los primeros treinta y seis años de vida de los Estados Unidos, quienes ocuparon el puesto de presidente fueron propietarios de esclavos, provenientes precisamente de Virginia. Es esta colonia, o este Estado, fundado en la esclavitud, el que proporciona al país sus personajes más ilustres. George Washington, James Madison, Thomas Jefferson.

Son precisamente estos burgueses ilustrados y tolerantes, liberales, que lograron dejar atrás el Antiguo Régimen, los que se lanzaron a la expansión colonial, de la que la trata negrera fue una parte integrante.

Si ya de por sí muchos liberales justificaban la esclavitud, con muchas más razones, lo hacían del servilismo. Incluso los abolicionistas tienen intereses velados, pues rechazan la esclavitud pero sostienen el trabajo servil. Las reclutas forzadas de marineros y de soldados eran prácticas habituales en el mundo anglosajón en los siglos XVIII y XIX. Dada la dureza de estos

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