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Delfin Arevalo

1973111016 de Julio de 2013

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DELFÍN AMADOR LÉVANO GÓMEZ Y LOS ORÍGENES DEL MOVIMIENTO OBRERO EN EL PERÚ.

A 67 AÑOS DE SU FALLECIMIENTO

“…es indispensable y lo más urgente en la hora actual de la humanidad: la organización y la unidad proletaria, necesarias para la defensa de los intereses colectivos y de los derechos conquistados a través de los tiempos, a fuerza de tantos desvelos, de tantos sacrificios y la sangre fecundante de los libertarios de todas las épocas; esa organización y unidad que han de ser mañana, avalancha contra todas las tiranías y todos los despojos cometidos por las clases privilegiadas, y, después, cuando el momento y las circunstancias determinen el punto final de una evolución, ha de convertirse en el majestuoso oleaje de la revolución social…” (1).

Un medio día del 23 de setiembre de 1941, dejó de existir, Delfín Amador Lévano Gómez, un gran hombre y revolucionario, un hombre de lucha y acción, infatigable organizador del proletariado, que lo dio todo por la más noble causa que puede existir: “La Emancipación del Proletariado” […], en pocas palabras, “Un Anarquista Convicto y Confeso”.

Las líneas que siguen a continuación, a 67 años de su muerte, son una pequeña muestra de agradecimiento por toda su labor desplegada en la organización y concientización del proletariado, que a pesar de ser apresado y torturado infinidad de veces –por las fuerzas represivas– no se amilanó y conoció fatiga; emprendiendo larga y constante lucha contra la burguesía y clase dominante en la época en la cual se desenvolvió. Donde se fueron incorporando más compañeros y camaradas a esta notable causa. Entre ellos: Adalberto Fonkén, Nicolás Gutarra, Carlos Barba, Julio Portocarrero, Eulogio Otazu, Carlos del Barzo, Christian Dam, entre otros. Toda una pléyade de infatigables luchadores al servicio de la revolución.

Es así, que le rendimos homenaje y conmemoramos, al maestro y guía Delfín Lévano, que se mantuvo hasta el final como un auténtico anarquista, no siendo ganado por el aprismo, ni por el Partido Socialista [Partido Comunista] (2), ni tampoco por el gobierno, ni por el pensamiento dominante de aquella época.

Para ello, lo ubicaremos en el contexto histórico social, describiendo en términos generales el clima social, su vida, las condiciones económicas, sociales y políticas, en el cual se desenvolvió y desplegó toda su actividad revolucionaria. Así mismo, se hará un breve recuento de los orígenes formación y desarrollo del Movimiento Obrero del Perú, que están íntimamente ligados y relacionados.

NACIMIENTO, FORMACIÓN Y DESARROLLO DEL PROLETARIADO PERUANO

A mediados del siglo XIX, con el boom del guano y salitre, la economía del país estrechó lazos con algunos países capitalistas europeos, en especial con Inglaterra, fomentándose la importación de artículos de consumo y la difusión de relaciones mercantiles, colocando la economía del país al servicio del capital inglés.

Esto debió implicar un desarrollo en el mercado del trabajo y de las relaciones capitalistas de producción. Pero NO fue así, a nuestra clase burguesa (3), no le interesó el desarrollo de la industria ni de la manufactura.

Pero paradójicamente, esta burguesía dependiente “fue creando y dando inicio a su clase antagónica, …la clase obrera” (4), generándose así, una situación de conflicto social, el de la lucha de clases.

En 1879, el auge económico, generado por el boom del guano y salitre, empieza a sufrir un decrecimiento al estallar el conflicto bélico con Chile (1879-1883), que conllevó no sólo a la retención de las islas guaneras de Chincha, sino también de las salitreras de Tarapacá (5), la cual cayó en manos chilenas junto a Tacna y Arica (6). Así mismo, se estableció el Contrato Grace, que resultó lesivo para la economía, quedando despojado de todos los grandes recursos del país (7).

Años posteriores al conflicto bélico con Chile, el país entró en inestabilidad, producto de la pugna por el poder entre los caudillos militares, que fueron “incapaces e inadecuados para dirigir un trabajo de reconstrucción económica” (8). Donde a mediados de la década de 1890, se consolidó el orden político y social del país, con la unión de un incipiente sector burgués, sectores oligárquicos regionales y terratenientes (9).

El civilismo, con Piérola a la cabeza, asume el poder, desplazando a los militares (10), sucediéndose años después una recuperación de la economía, que queda concretada en los siguientes hechos:

La aparición de la industria maderera, de bancos nacionales y extranjeros, la gradual superación del poder británico por el norteamericano, la utilización del caucho, el alza de los productos, la política de empréstitos, etc. (11). Formándose un proletariado industrial incipiente, que va tomando conciencia y adoptando las ideas clasistas.

Es así, que el movimiento obrero empieza a surgir. Realizando una de las primeras luchas a fines del siglo XIX. Produciéndose la primera huelga proletaria. Huelga de los tipógrafos, que lanzándose a la lucha, exigen mejoras salariales a sus patronos. Esta huelga se inició el 16 de diciembre de 1883, durando 9 días, consiguiendo los tipógrafos sus reivindicaciones (12).

Años después de esta primera huelga, los obreros panaderos, solicitando mejor trato y mejores salarios, se movilizan contra la patronal. Huelga que dio inicio el 4 de enero de 1887, concluyéndose el 12 de enero. Así mismo, el año de 1896, se intensifica el movimiento huelguístico, cuyos protagonistas principales serán los Obreros tejedores, los tipógrafos, los obreros pasteleros (13).

Estas primeras acciones huelguísticas, sirvió de aprendizaje y experiencia en las futuras luchas del movimiento obrero emergente. Huelgas que en un inicio surgieron de formas espontáneas y sin mayor organización, que luego se fueron haciéndose más orgánicas, compactas, fuertes y contundentes.

A inicios del siglo XX, la naciente e incipiente fuerza productiva (proletariado), concentrada en urbes, explotados por agotadoras jornadas entre 14 a 16 horas, recibiendo a cambio un misero jornal […]; empiezan a tomar conciencia, organizándose, de manera diversa al mutualismo (14), en sindicatos y órganos de resistencia.

Como consecuencia de este giro hacia el sindicalismo, se empezó a difundir y desarrollar las ideas anarquistas. Así, en 1904, la Asociación de Panaderos “Estrella del Perú”, se separa de la Confederación de Artesanos “Unión Universal” (de carácter mutualista), para adoptar en 1905 la forma de Federación, convirtiéndose en el eje centralizador de las luchas obreras.

El 1º de Mayo de 1905, la Federación organizó un solemne acto para celebrar la Jornada Internacional de los Trabajadores. Acordándose en ella, iniciar la lucha en común y conjunta para conseguir la jornada de ocho horas. En esa celebración, Manuel González Prada da a leer: “El intelectual y el Obrero”, donde preconiza la unión y alianza de la inteligencia con el trabajo, de la unión de intelectuales y obreros para realizar la revolución (15). Conmoviendo a la multitud diciendo: “mañana, cuando surjan olas de proletarios que se lancen a combatir contra los muros de la vieja sociedad, los depredadores y los opresores palparán que llegó la hora de la batalla decisiva y sin cuartel” (16). En ese mismo acto, Manuel Caracciolo Lévano Chumpitaz, sintetiza el programa que propone:

“Organización de los distintos gremios de obreros formando fondos de resistencia, de economía y protección mutua para lo fines:

- Mejorar la condición intelectual, moral y material de los gremiantes.

- Solucionar las cuestiones sociales y económicas de los mismos.

- Fomentar las federaciones entre los gremios afines y las ligas o alianzas con los demás centros obreros.

- Hacer causa común con los gremios del resto del mundo para la solución de cualquier problema social o en defensa de cualquier derecho.

- Fortalecer y defender la causa de la reforma social, porque la emancipación de los obreros tiene que ser obra de ellos mismos.

- Formar un cuerpo general de obreros.

- Convocar congresos locales o asambleas nacionales de obreros que den unidad y armonía a los trabajos sociológicos de los gremios.

- Hacer propaganda de nuestros deberes y derechos por conferencias y por prensa” (17).

Esto significó un gran salto y aporte de los Lévano, “no se limitaron a la organización y defensa de los panaderos; propugnaban la Federación por ramas de industrias y la alianza internacional de lo trabajadores” (18), superando la estrechez gremial, local o nacional.

JORNADA POR LAS 8 HORAS

En el Perú, así como en otros países latinoamericanos, la duración del trabajo fluctuaba entre 14 a 16 horas diarias. Al iniciarse el siglo XX, el 2 de mayo de 1901, los obreros panaderos entraron en huelga, exigiendo la disminución del trabajo (19).

En el año de 1904 (mayo), los trabajadores portuarios del Callao, se lanzan a la huelga. Muriendo en lucha “Florencio Aliaga” (20). Manuel C. Lévano, rindiendole homenaje exclama: “quien muere en la brecha de la redención del proletariado, también es un héroe” (21). También, Delfín Lévano recuerda a Florencio Aliaga, considerándolo como el primer mártir de la redención social en el Perú, víctima de la fuerza pública al servicio del capital (22).

En 1905, se produce la huelga de los trabajadores portuarios del Mollendo (Arequipa), pidiendo aumento de salario y disminución de horas de trabajo, el cual se prolongó por más de un mes (23)

En 1911, entran en huelga

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