EL Romantisismo

El romanticismo

Esta corriente nació en Alemania después de el racionalismo, esto influyo en gran parte en la fundación de esta corriente ya que los autores estaban artos de la fría razón ellos querían otro medio en el que poder expresarse dejando aun lado la razón y poniendo a los sentimientos por enzima de ella; este movimiento como lo he dicho antes ponía a los sentimientos ante todo creando una corriente muy diferente al racionalismo, varios autores se valieron de esto para crear una hermosa corriente, pero esta corriente no solo era romance y amor, también tenia un gran lado obscuro un lado que podemos observar en la obra de el autor alemán Johann Wolfgang von Goethe, en cual envuelve a lector en una historia de amor imposible lleno de bellas demostraciones de este, pero al final de esta obra el joven Werther se quita la vida desilusionado de todo prefiriendo morir a vivir en tristeza toda su vida. En el romanticismo se tocaba mucho el tema del suicidio un lado muy turbio de esta corriente, ya que los sentimientos son algo incomprensible, en el ensayo de Arthur Schopenhauer el amor es trata de comprender porque Werther se quito la vida desde un punto de vista muy frio y naturalista, pero aun sentimiento no lo podemos juzgar a si, un sentimiento se debe tocar con el lado sensible del ser, es fácil criticar el pesimismo de la persona en depresión, pero se han preguntado ¿Qué pasaría si usted estuviera del otro lado?, no seria tan fácil tomar un punto critico en esta situación ya que estaría en un abismo de emociones confundido entre la tristeza y desesperación, seria difícil tener una actitud positiva o racional cuando se este en un estado a si.

Tratar de comprender al romanticismo es tan difícil como tratar de entender una emoción, solo se debe de sentir y dejar fluir por el cuerpo impregnándose de la tristeza más cruda o la escena romántica más bella.

Era en un bosque: absorto

pensaba andaba

sin saber ni qué cosa

por él buscaba.

Vi una flor a la sombra,

luciente y bella,

cual dos ojos azules,

cual blanca estrella.

Voy a arrancarla, y dulce

diciendo la hallo:

« ¿Para verme marchita

rompes mi tallo?»

Cavé en torno y tómela

con cepa y todo,

y en mi casa la puse

del mismo modo.

Allí volví a plantarla

quieta y solita,

y florece y no teme

verse marchita.

JOHANN WOLFGANG VON GOETHE

Uno de los

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