EL TRAJE DEL EMPERADOR
Enviado por erick1536 • 8 de Octubre de 2012 • 345 Palabras (2 Páginas) • 658 Visitas
El traje del emperador
Ya hace un tiempo en un país muy lejano se encontraba un emperador al que le gustaban mucho los trajes nuevos y siempre iba con exuberantes telas y adornos muy valiosos al que le encantaba siempre estar bien vestidos. La mayor parte de su dinero lo gastaba en comprarse nuevos trajes e ir siempre lo más elegante posible.
Un día dos extranjeros pidieron ser recibidos en el palacio se decían ser sastres, pero en realidad eran don tejedores. Al entrar cuando estuvieron en presencia del emperador le explicaron
- le podemos hacer un traje que solo los mas inteligentes lo podrán ver- dijeron los tejedores
El inocente monarca les creyó lo que decían y sin pensarlo demasiado dio ordenes de que lo instalaran en el palacio porque el quería estrenarlo lo mas pronto posible.
Pasaron varios días y los sastres fingían coser. El emperador ordeno.
- me podría hacer el favor de ir a checar como va el trabajo-le ordeno a un ministro que se encontraba con el
El contesto
- claro lo que usted ordene
Al llegar se quedaron como bobos pero como querían parecer inteligentes lanzaron gritos de admiración.
Tiempo después los dos bribones anunciaron que ya habían terminado de coser y pedían unos diamantes para adornar la obra, inmediatamente se los entregaron las mas bellas de todo el imperio.
Llego el día en que el emperador se lo debía probar los dos tramposos le presentaron el cofre vacío y el rey para no parecer bobo exclamo.
-ohh es maravilloso
Entonces los supuestos sastres se vieron obligados a probárselo fingiendo darle los últimos toques y como el traje no existía no hubo mucho que arreglar y así el emperador pudo aparecer en público para lucirlo.
De repente un muchacho vio al emperador y pregunto a la gente
- ¿quien es ese señor que pasea en paños menores? ¡Que ridículo!
Una jovencita se hecho a reír:
- ja, ja ,ja, ¡que divertido! Lleva unos calzones de floresitas como los de mi abuelita.
El emperador término por darse cuenta de que la gente se burlaba de él, volvió al palacio a toda prisa por el camino corto.
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