El Papel Del Trabajo En La Transformación Del Mono En Hombre
edquicos4 de Mayo de 2012
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EL PAPEL DEL TRABAJO EN LA TRANSFORMACION
DEL MONO EN HOMBRE
EL trabajo es la fuente de toda riqueza afirman los especialista en la economía política lo es, en efecto a la par que la naturaleza proveedora de los materiales que el convierten en riquezas pero el trabajo es muchísimo más que eso. Es la condición básica y fundamental de toda la vida humana.
Hace muchos centenares de miles de años, en una época, aun establecida definitivamente, del aquel periodo del desarrollo de la tierra que los geólogos denominan terciarios.
Vivian en algún lugar de la zona tropical quizás en un extenso continente hoy desaparecido en las profundidades del océano Índico una raza de monos antropomorfos extraordinariamente desarrollada. Estaban totalmente cubiertos de pelo, tenían barba, orejas puntiagudas, Vivian en los árboles y formaban manadas.
Es de su poner que como consecuencias directa de su género de vida, por el que las manos, al trepar, tenían que desempeñar funciones distintas a los de los pies, estos monos se fueron acostumbrando a prescindir de ellas al caminar por el suelo y empezaron a adoptar mas y más una posición erecta, FUE EL PASO DESECIVO PARA EL TRANCITO DEL MONO AL HOMBRE.
Todos los monos antropomorfos que existen hoy día pueden permanecer en posición erecta y caminar apoyándose únicamente en sus pies; pero lo hacen solo en caso de extrema necesidad. La mayoría de estos monos apoyan en el suelo los nudiyos y encogiendo las piernas, hacen avanzar el cuerpo por entre sus largos brazo, como un cojo que camina con muletas.
Y puesto que la posición erecta había de ser para nuestros peludos antepasados primero una norma y luego una necesidad de aquí se desprende que por aquel entonces las manos tenían que ejecutar funciones cada vez más variada.
Las manos sirven fundamentalmente para recoger y sostener los alimentos, como lo hacen algunos mamíferos inferiores con sus patas delanteras. La mano les sirve para empuñar garrotes, con los que se defienden sus enemigos, pero aquí es precisamente donde se ve cuan grande es la distancia que separa la mano primitiva de los nos a la de la mano del hombre perfeccionada por el trabajo durante centenares de miles de años. El número de los huesos y de los músculos son los mismos en el mono y en el hombre, ni una sola mano simiesca ha construido jamás un cuchillo de piedra, por tosco que fuese.
Los salvajes más primitivos, incluso aquellos seres del periodo de transición, el periodo histórico conocido por nosotros resulta insignificante. Pero se había dado ya el paso decisivo. La mano era libren y podía adquirir ahora cada vez más destreza y habilidad. Vemos, pues, que la mano no es solo el órgano del trabajo; es también producto de él, ha sido como la mano del hombre , ha alcanzado ese grado de perfección que la ha hecho capaz de dar vida, como por arte de magia.
Pero la mano no era algo con existencia propia e independiente. Era únicamente un miembro de un organismo entero y sumamente complejo. Y lo que beneficiaba a la mano beneficiaba también a todo el cuerpo servido por ella; y lo beneficiaba en dos aspectos:
Primeramente, en virtud de la ley que Darwin llamo, según esta ley parte de los seres orgánicos siempre están ligadas a determinadas formas de otras partes. El perfeccionamiento gradual de la mano del hombre y la adaptación concomitante de los pies a la marcha en posición erecta repercutiendo indudablemente en virtud de dicha correlación, sobre otras partes del organismo.
Mucho más importante es la reacción directa posible de demostrar del desarrollo de la mano sobre el reto del organismo. Con cada nuevo progreso, el dominio sobre la naturaleza, que comenzara por el desarrollo de la mano, con el trabajo, iba ampliando los horizontes
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