Encriptar
Mayra321214 de Mayo de 2014
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Encriptar
Encriptar es una palabra correcta para indicar, en el ámbito de la informática y las comunicaciones, la acción de preparar un archivo o mensaje para que solo pueda interpretarse si se dispone de su contraseña o clave.
En criptografía se usa el verbo cifrar con un significado idéntico, aunque esta palabra ha adquirido en la lengua general un sentido más amplio que no siempre conlleva el propósito de ocultar la información, sino tan solo el de convertir un mensaje a una forma que permita su posterior descifrado, es decir, la restitución de su contenido original, tal como refleja el Diccionario del español actual (de Seco, Andrés y Ramos).
Hay quienes desaconsejan encriptar y sus derivados porque los consideran influencia del inglés, pero no dejan de ser términos bien formados en español, con la misma raíz que ya tienen palabras como críptico (‘enigmático’) o criptograma (‘documento cifrado’).
Por ello, no hay razón para censurar su uso en noticias como las que siguen: «Dotcom hace hincapié en la encriptación de todos los archivos: sin las claves nadie, salvo esos usuarios, puede ver qué contienen» y «Este servicio encripta los mensajes con los mismos códigos que utiliza el Gobierno de Estados Unidos para sus documentos secretos».
Historia de la Criptografía
(primera parte)
A partir de que hombre comprendió la importancia de la información como elemento de poder nació la criptografía.
Desde épocas remotas, la elites del poder y el conocimiento han buscado que la información, al ser transmitida, resulte incomprensible para todos aquellos que no sean el destinatario. Cada civilización, a su manera, ha desarrollado y utilizado códigos secretos para mantener incomprensibles textos que, de alguna manera, comprometían su permanencia.
escribas
En Egipto, por ejemplo, la criptografía alcanzó la categoría de ciencia, y los sacerdotes egipcios hicieron uso de ella con una profusión que ha resultado desesperante para los modernos investigadores. En las tumbas del antiguo Egipto existen múltiples ejemplos de escritura cifrada, además de su valor práctico, se le atribuía un valor mágico y religioso.
Julio Cesar
En la época del imperio romano, Julio César empleó un código secreto que consistía en sustituir cada letra del mensaje por otra que en el alfabeto estuviese desplazada en tres lugares. El emperador Augusto utilizó un sistema similar. En lugar de sustituir una letra por otra letra situada tres lugares después, la sustituía por la siguiente letra del alfabeto.
Ejemplo de encriptación por desplazamiento
1. Escriba en el campo "Mensaje" el texto a encriptar (para efecto del cifrado se eliminarán los espacios entre palabras y el texto se pasará automáticamente a mayúsculas)
2. Escriba en el cuadro "Desplazamiento" el número de letras a correr hacia la derecha
3. Oprima el botón "Cifrar"
4. El campo "Cifrado" muestra el texto encriptado
5. Si desea encriptar otro texto use el botón "Limpiar"
En la Grecia clásica, los éforos (gobernantes) espartanos transmitían sus instrucciones a sus estrategas (generales) utilizando un bastón, el escitalo. El historiador griego Plutarco describe la el escitalo o scitala espartana como una vara de la que se preparaban dos o más bastones idénticos. Las órdenes se escribían en una tira de pergamino o papiro enrollada a lo largo del bastón. Desenrollada, solamente contenía una sucesión de letras inconexas que se enviaba al destinatario, para poder leer el mensaje éste debía tener en su poder una copia del bastón. Al colocar de nuevo la cinta en el bastón aparecía el mensaje
escitalo
El sistema conocido como atbash hebreo citado en la Biblia, concretamente en el libro de Jeremías, era una forma simple de codificación en donde las letras del alfabeto se colocaban en dos columnas. La superior está escrita en sucesión de izquierda a derecha y la inferior de derecha a izquierda. Si la letra a encriptar aparece en la primera fila se sustituye por la inmediata inferior; y al revés, si aparece abajo, por la inmediata superior.
Tritemio
Pero fue el abate español Tritemio (Johannes Trithemius) el que, con su obra Polygraphiae libri sex, dio gran impulso a la criptografía. Nacido en Trittenheim, una pequeña ciudad alemana de la que le viene el nombre, en 1462, era un docto abad benedictino que se interesó por las ciencias naturales y se ganó fama de mago. Ideó un cuadrado en el que en cada línea aparecía el alfabeto, pero la línea inferior empezaba una letra después, y repetía el ciclo. Este cuadrado se le conoce actualmente -erróneamente- como cuadrado de Vigenère.
El arte de la criptografía alcanzó un gran esplendor en el Renacimiento. En España, los Reyes Católicos iniciaron la "cifra", la República de Venecia, por su parte, tenía sus secretarios de cifra, tan hábiles en el criptoanálisis o desciframiento (desencriptación) los mensajes de sus adversarios que hicieron decir a Felipe II que Venecia "tenía brujos". En Francia, el cardenal Richelieu empleaba la "gran cifra" para su correspondencia con los ministros y comandantes de los ejércitos, y la "pequeña cifra" para hacerlo con las autoridades de menor categoría.
Leon Battista Alberti (1402-1472), uno de los más famosos exponentes del Renacimiento italiano, escribió un tratado titulado Modus scribendi in ziferas, donde describe, entre otras cosas, unos discos con los que se podían cifrar mensajes. Este hombre fue secretario de claves de la Curia Vaticana, otra potencia de la época, su contribución fue tan importante que ha merecido el título de "padre de la criptografía occidental".
Giovanni Battista Belaso, el noble de Brescia, publicó en 1553 El auténtico modo para escribir en cifra. También había descrito los cifrarios polialfabéticos. Belaso y Blaise de Vigenère ofrecieron el sistema de autoclave para incrementar la seguridad de los criptogramas. Girolamo Cardano, un versátil científico italiano del siglo XVI, introdujo las rejillas en la criptografía.
Las continuas guerras e innumerables confabulaciones y conspiraciones de la época dieron lugar a que las cortes de las grandes potencias europeas organizaran sus correspondientes y expertos departamentos de criptoanálisis: son famosos el siniestro Cabinet Noir, de París, y la Geheime Kabinets - Kanzlei, de Viena. Estos departamentos eran tan eficientes que, al leer la historia de la criptografía de la época, casi parece que el intercambio de mensajes cifrados no era más que una especie de pasatiempo social, puesto que los criptogramas se interceptaban y resolvían con demasiada frecuencia.
El siglo XVIII no fue una época de grandes avances criptográficos. El telégrafo, inventado por Samuel Morse a principios del siglo XIX, y la aparición de la radio revolucionaron las comunicaciones y obligaron a la criptografía a desarrollarse como ciencia. Ambos medios eran fáciles de interceptar lo que dio lugar a que en los ámbitos militares y diplomáticos se buscaran nuevas maneras de mantener en secreto importantes mensajes.
Edgar Allan Poe
Escritores famosos han utilizado la criptología en sus novelas. Edgar Allan Poe publicó en 1843 un famoso relato titulado El escarabajo de oro, en el que se narra la aventura de un individuo que encuentra un mensaje cifrado en el que se indica la localización de un fabuloso tesoro. Poe, un excelente criptoanalista aficionado, explica con detalle cómo se descripta el mensaje mediante técnicas estadísticas. También Julio Verne (1828-1905) utilizó la criptografía en tres de sus novelas, concretamente en Viaje al centro de la Tierra, Mathias Sandorf y La Jangada.
Eduard von Fleissner von Wostrowitz (1825-1888) fue un excelente criptógrafo que estudió a fondo los cifrarios de rejilla e inventó un sistema nuevo, llamado Patronen-Gehemschrift. Más tarde, en la época de la Primera Guerra Mundial, el italiano Luigi Sacco introdujo unos cifrarios muy sofisticados, "con rejilla indefinida". En 1892, las autoridades francesas detuvieron a un grupo de anarquistas. Éstos habían confiado sus secretos al cifrario de Gronsfeld. Los criptogramas confiscados fueron resueltos por Etienne Bazeries, uno de los más famosos especialistas en criptografía de la época, conocido también por haber desentrañado nomenclatores históricos utilizados por Francisco I, Francisco II y Enrique IV, por el diputado Mirabeau y por Napoleón. Bazeries tardó dos semanas en dar fin a su trabajo, mucho tiempo teniendo en cuenta su habilidad como criptoanalista, que era realmente excepcional.
Historia de la Criptografía
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