GASTRONOMIA VALLE DEL CAUCA

LA GASTRONOMIA DEL VALLE DEL CAUCA

HISTORIA:

Los orígenes de la cocina vallecaucana se desarrollaron en el centro del Valle, más concretamente Buga, municipios aledaños y grandes haciendas hasta llegar a Cartago; el Sur del Departamento, fue claramente influenciado por la cocina del Cauca Grande, que tuvo como centro Popayán. Este fenómeno se debió a que la región vallecaucana fue y sigue siendo una región agrícola por excelencia y los primeros habitantes de origen español eran grandes terratenientes quienes con sus esclavos lentamente fueron colonizando esta vasta tierra.

La gastronomía vallecaucana una de las más ricas y diversas de toda Colombia, gusta de excelentes exquisiteces en todas sus delicadas recetas que son elaboradas por las abuelas que a su vez transmiten sus conocimientos a su familia para conservar esta tradición que es y será ancestral. En la cultura gastronómica del Valle se encuentran platos típicos de la cultura Afro colombiana y España, este fenómeno de apropiación se debe a que en algunos lugares se ha impuesto otra cultura desde la época de la conquista. También cabe resaltar la importancia de la cercanía de las costas las cuales con su inmensa variedad de ingredientes forman parte fundamental de muchos de los platos de la cocina vallecaucana.

Las tostadas de plátano verde con hogao, el arroz atollado, el sancocho de gallina, la sopa de tortilla y los aborrajados, son las especialidades gastronómicas del Valle del Cauca y se pueden degustar en casi todos sus municipios. Los puede acompañar con bebidas como el champús y la lulada, o con un delicioso raspado con frutas llamado cholado. Los dulces, como las cocadas y el manjar blanco, también son una delicia gastronómica del departamento. En cualquier esquina de un municipio del Valle del Cauca, podrá encontrar el tradicional chontaduro o mango biche, de increíble sabor.

SAZÓN VALLECAUCANA

Un italiano que se dedicaba a vender pan en el Valle salía a la calle y anunciaba: Pan del buono! (pan del bueno) y así le dio nombre a uno de los alimentos típicos más sabrosos de la región: el pandebono. Esta historia la cuenta Olga Reyes y forma parte del anecdotario de esa región del país, pero hasta el momento no se ha podido verificar si esa es la real historia de cómo llegó este panecillo al Valle del Cauca.

De allí en adelante la tradición hizo lo suyo. Las recetas fueron pasando de generación en generación. Atollado, tamal valluno, champús, chuleta, aborrajado, y frutas como el chontaduro y la grosella, hacen parte del menú de los vallunos.

Si hay un ingrediente que identifica este tipo de comida es el plátano, en todas las formas posibles. Las harinas también. El Valle es una de las regiones del país donde más se consume este ingrediente.

El plato típico por excelencia es el sancocho de gallina. Aunque cada quien dice tener la legítima receta, no hay dos personas que lo preparen de la misma manera.

Pero eso sí, la navidad en una casa que se respete debe ostentar los dulces clásicos más sabrosos: manjar blanco, gelatina de pata, arroz de leche y desamargado. El primero, hecho con arroz, leche, coco, azúcar y opcionalmente uvas pasas y brevas. La gelatina con pata de res, aunque cueste creerlo o digerirlo. Y el último, también llamado nochebuena, es una mezcla de limones, brevas, naranjas, toronjas, ajíes dulces y papaya.

Una costumbre muy especial y exclusiva de esta zona del país es la de las macetas, que los padrinos de bautizo acostumbran obsequiar a sus ahijados el 29 de junio, día de San Pedro, en un gesto de dulzura. Son palos de maguey secos, sobre los cuales se prenden chuzos de madera que contienen figuritas elaboradas en azúcar de varios colores, y de las cuales cuelgan cintas de papelillo. El toque final lo dan los ringletes, o hélices de papel. La tradición establece que los ahijados deben correr por la loma de San Antonio, con el fin de hacer girar los ringletes. Aquel que gane el minimaratón es quien mejor honra a su padrino.

La reina del champús Otra historia es la de Lola de Carabalí. Hace dos décadas, cuando pasaba por una difícil situación económica, se las ingenió para recuperar una de las más antiguas bebidas de la región: el champús, un revoltijo de maíz

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