HERENCIA DE SIMÓN BOLIVAR

Una Herencia comprometedora

El padre Juan Félix Jerez y Aristeguieta cumplió a perfección el encargo de su madre, Luisa de Bolívar y Ponte. El 8 de diciembre de 1784, cuando Simón Bolívar tenía poco mas de dieciséis meses de nacido, el presbítero estableció el vínculo de la concepción a nombre de su primo, para perpetuidad, lustre y progresos de mi familia. Era el único heredero de doña Luisa, y por ser sacerdote no habría de tener descendencia.

Pero la posesión física de los bienes se hizo el 30 de julio de 1788. ¡Simón empieza a ser rico! Ese día el niño Simón, de cinco años de edad, luciendo un trajecito de terciopelo negro, camina desde sus casa hasta la esquina de las Gradillas, donde está la casa que fue del padre Aristeguieta. Cuatro esclavos transportan a doña María de la Concepción en silla de mano.

El gobernador y capitán general Don Juan de Guillelmi vive alquilado en esa casa que ahora pasa a ser de Simón. Uno de los funcionarios reales lee los bienes heredados: la casa de las Gradillas, las haciendas de cacao de San José, en Yare, Valles del tuy, con 25 mil árboles de cacao; La Concepción, en el valle de taguaza, con 40.000; y la de Santo Domingo, en Macaira, con 30.000 árboles de cacao. Todo por un valor de 112.731 pesos.

Luego se paso revista a todos los objetos que el niño Simón, de la mano de su madre, debía ir tocando en señal de posesión: sillas de cuero de Carora con clavos dorados, floreros de porcelana azul de China, ollas de cobre para el chocolate, mesas de cedro con pie torneado de pardillo, sillas de mimbre de Veracruz, sillas de mano forradas de guadamacil y damasco, pintadas de azul o de rojo, con flecos dorados, cornucopias de luces empañadas, espejos de marcos dorados, platería y cristalería, un reloj de campana, sillones con asiento de guadamacil.

Pero, claro está, hay unas condiciones que infaliblemente deben cumplirse. ¡Y obsérvese que condiciones! El padre Aristeguieta , fervoroso partidario del rey de España, impone que su heredero debe casarse con una mujer noble, de su misma clase social, a gusto de mis parientes; que en caso de tener hijos, el primogénito debe llamarse Juan Félix y llevar como segundo apellido el de Aristeguieta; que siempre resida en Caracas, en la casa de Las Gradillas, y se aparta de la ciudad ha de ser solo en el cumplimiento de un real servicio… y lo más grave: que si el heredero cae en el feo y enorme delito de lesa Majestad divina o humana, es decir, que le sea infiel a Dios y a su majestad el rey, pierde el derecho a disfrutar de la herencia.

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