Himno

liberación la hizo respetando la ley, la virtud y el honor.

La primera estrofa asienta que el señor (es decir, el mantuano patriota, el criollo, el hijo de españoles nacido en Venezuela, que fue el líder de la Independencia) dio el grito de “¡Abajo cadenas!”, grito que fue completado con la petición de libertad del “pobre en su choza”. Ante este grito de libertad (“santo nombre”, dice el Himno), el egoísmo de los colonizadores “tembló de pavor”; fue el egoísmo de estos mismos que de nuevo triunfó. Con esto se quiere señalar que la independencia no fue obtenida de una sola vez sino que tuvo victorias y derrotas, como en realidad sucedió.

La segunda estrofa se inicia, como la primera, con una exclamación “¡Gritemos con brío!: ¡Muera la opresión!”. El imperativo se lo da el propio pueblo; la opresión la constituyen los colonizadores, los “realistas”. Y tras el grito, se usa el término “compatriotas” para agrupar a los independentistas y asentar que “la fuerza es la unión”, fuerza de todos los patriotas. Dios y el Empíreo o Cielo entran en esta estrofa como elementos: Dios, desde el cielo, aupó, animó, infundió “un sublime aliento” al pueblo.

La tercera estrofa presenta la imagen de los países de América unidos: “América toda existe en Nación”. Y finaliza recordando a Caracas y al 19 de abril de 1810 como ejemplo del levantamiento contra el colonialismo, ejemplo que se debe seguir “si el despotismo levanta la voz”, si vuelven los colonizadores a intentar subyugarnos. Se pide que, de volverse a situaciones de opresión, se siga el ejemplo liberador que dio Caracas en el inicio de la Independencia.

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