Jalostotitlan

Es un escudo de forma francesa y cortado. Las figuras armadas y en son de combate representan: en el flanco diestro, al virrey Antonio de Mendoza al mando de los españoles y tlaxcaltecas y, en el flanco siniestro, a los tecuexes y caxcanes, quienes capitaneados por Tenamaxtli, se rebelaron y dieron fiera batalla hasta su muerte, en el Mixtón de Nochistlán en 1541.

El año de 1530 memoriza la fecha de la presencia de las primeras tropas españolas en la región, al mando de Pedro Almíndez Chirinos.

La escultura bicéfala está inspirada en la representación del glifo toponímico de Jalostotitlán que aparece en el Códice Mendocino, y que es representado por xalli=arena, en las fauces del lagarto Tlalticpáctli=la Tierra y tlánti=diente, por el sonido “tlán”. Este elemento prehispánico se incluyó para simbolizar a las culturas indígenas que florecieron en esta región y que pertenecen a una raza que se mestizó.

La serpiente atravesada por las flechas simboliza el rechazo a los ataques aztecas aproximadamente en el año 1164 d.C.

Las flechas cruzadas significan: lugar por donde pasaron los aztecas en su peregrinación. La espada representa la conquista sangrienta de nuestra raza indígena por la española.

El báculo simboliza la religión católica que trajeron los españoles, junto con todos los logros y errores de la cultura occidental.

Las palabras en náhuatl que aparecen en el pendón significan “Xalli”: arena; “Oztotl”: cueva; “Titlán”: lugar; y que en conjunto se interpretan como “lugar de cuevas de arena”.

La inscripción que rodea la punta del escudo es el lema que distingue a la municipalidad: Prudencia, Unión y Fortaleza.

Prudencia: es el inicio del lema de esta noble ciudad como virtud primordial de régimen democrático aprendido de la ciudad de Atenas y la diosa Minerva.

Unión: que es la segunda virtud de la bandera insurgente y del Ejército Trigarante que proclamó la Independencia de nuestra nación mexicana.

Fortaleza: Virtud espartana (de Júpiter Tonante) que la raza de mezquite alteño aprendió de los áridos campos de la región.

Con las siluetas estrelladas, que aparecen al principio y final de la leyenda, se representan a Venus y Júpiter para enfatizar constancia permanente de las virtudes cívicas desde que empieza el día hasta la noche.

Este escudo fue realizado por el señor Jesús Arrieta y Cabrera, oriundo del municipio de Atotonilco el Alto; siendo aprobado oficialmente y de manera unánime en sesión ordinaria de Cabildo del 16 de agosto de 1988.

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