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LEYENDAS DE ALTAMIRANO GRO


Enviado por   •  21 de Febrero de 2012  •  675 Palabras (3 Páginas)  •  7.261 Visitas

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Leyendas

Espantos en la Casa de Altos. Así lo llamaban lo que hoy es el hotel Altamirano; era de las primeras casas de dos pisos y según la gente asustaban; todas las familias que rentaron esa casa decían que merodeaba el diablo y entraba en la casa, donde los inquietos niños entraban para torear al diablo.

Los Apagones. Cuando la planta de luz estaba instalada en Coyuca de Catalán, solamente había luz eléctrica que irradiaba hasta el fin de la festividad. Sin embargo cuando la fiesta o bailes organizados en Altamirano, que se llevaban a cabo con grandes concurrencias y apenas entraba la noche, se descomponía la planta provocando los famosos apagones, averiguar el motivo de estos apagones era imposible pues había que cruzar el río Balsas con los dos barcos propiedad de Coyuca.

EL DIABLO DE TIMANGARO

Cd. Altamirano, Gro. Como todos los pueblos de la Tierra Caliente y el mundo, esta ciudad posee innumerables relatos y leyendas, algunos llenos de fantasía y otros que relatan la realidad que vivieron personajes muy conocidos, como el de don Isidro Vázquez Giles, “El Diablo de Timangaro” ya fallecido en los años 90 del siglo pasado y que era originario del barrio Timangaro de esta ciudad.

Para Reynaldo Reyes, quien regresó a esta su ciudad natal después de medio siglo fuera, estas historias están aún muy frescas y las recuerda con claridad, y además las comparte con los lectores de este medio.

“El Diablo de Timangaro”, personaje escogido para celebraciones religiosas de la capilla que lleva el mismo nombre, tendría aproximadamente 18 años cuando se inicia en esta historia; época en la que Genoveva Morales, que ya frisaba los 60 años de edad lo conoce y se enamora de él. Entonces sucede que “aquí no el diablo se lleva a doña Genoveva, sino doña Genoveva se llevó al Diablo”, relata el Reynaldo Reyes.

Al grupo de pastores, que llevaban como personaje al Diablo, los ensayaba don Pablo Morales, a quien todos decían “Don Pablito”. Para ese entonces don Isidro Vázquez Giles ya vivía con doña Genoveva que tenía 60 años y a la que un día quiso dejar a doña Genoveva, para luego llevarse a una joven muchacha.

Sin embargo, la joven tenía un padrastro y la “vox populi” decía que el padrastro, a quien apodaban “La Semita”, vivía con esta muchacha que se había llevado “El Diablo”, Isidro Vázquez.

Para cobrar la afrenta, Don Silvestre, alias “La Semita”, armado de un machete costeño, se fue a esperar al Diablo bajo de un mezquite a las 12 de la noche en Timangaro.

Al encontrarlo no le dio con el machete, sino con un tabique que lo dejó inconsciente. Cuando lo iba a rematar se aparece un borrachito, al que apodaban “La Tuza”, que era algo así como el fiel guardián del “Diablo” y le grita a “La Semita” “espérame que ahí te voy”.

Sin embargo, “La Semita” se

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