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La Declaración de Independencia del 4 de julio de 1776

iiriiseela27 de Enero de 2013

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La Declaración de Independencia del 4 de julio de 1776 supuso, por primera vez en la historia, que una colonia se emancipara de su metrópoli para crear un nuevo estado, los Estados Unidos. La dominación británica quedó así sustituida por la soberanía de los antiguos colonos, convertidos en ciudadanos de pleno derecho. De hecho, la independencia de Estados Unidos se alcanzó, al cabo de seis años de guerra (1775-1781), por el Tratado de Versalles de 1783.

La Constitución promulgada en 1789 (todavía hoy vigente, aunque se le han agregado, con el transcurso del tiempo, 26 enmiendas con objeto de adecuarla a las nuevas circunstancias) afirma que la soberanía reside en los Estados (cada uno de los cuales tiene Gobernador, Parlamento, policía y leyes propias), aunque hay un gobierno federal que se ocupa de los asuntos concernientes a toda la nación. Sólo el gobierno federal posee la soberanía exterior, es decir, el derecho a hacer la guerra y a concluir tratados, así como a representar a la Unión ante las potencias extranjeras. También tiene una soberanía interior, ya que puede recaudar impuestos indirectos, alistar a la milicia y contar con un aparato judicial. Globalmente, la ley de la Unión es superior a la de los Estados.

La Constitución se basaba en la separación de poderes: el Congreso, que en sus dos cámaras (Senado y Cámara de Representantes) encarnaba el poder legislativo, se elegía mediante el voto de los ciudadanos; el ejecutivo (Presidente) lo nombra un colegio electoral formado por los delegados de los Estados; el judicial (Tribunal Supremo) es designado por el Presidente tras consultar al Senado. Cada uno de estos poderes es totalmente independiente de los demás.

La Constitución da al Presidente una estabilidad casi monárquica durante el período de cuatro años (reelegible por otros cuatro) de su mandato.

En el momento de su constitución, Estados Unidos contaba sólo con 13 colonias situadas en la costa atlántica, con una población de 4 millones de habitantes. Pero poco a poco, la Unión iba adquiriendo, por expansión natural, nuevos territorios más allá de las antiguas fronteras coloniales. La expansión territorial hacia el Oeste se efectuó por diversos procedimientos:

- La compra: 1º) La Lousiana a Napoleón I por 15 millones de dólares en 1803 (® compra casi “obligada” porque era peligroso dejar un territorio vecino a Estados Unidos, con el agravante de estar allí la desembocadura del Mississippí, en poder de Bonaparte). 2º) La Florida (1810-1819) comprada a España por 5 millones de dólares. 3º) Alaska (1867) comprada al gobierno imperial ruso por 7 millones de dólares (® se calcula que con sus minas, pieles y otros recursos naturales, Alaska ha producido ya más de 150 veces lo que costó).

- El poblamiento: Zonas semivacías, muchas de ellas ocupadas por población india, a la que se expulsa, se convierten con la llegada de los colonos en nuevos estados de la Unión. Así se integra Oregón (1846), a través de un tratado firmado con Inglaterra, constituyéndose de manera definitiva la frontera entre Canadá y Estados Unidos. También Utah es colonizada por la llegada de los mormones.

La ley ‘Homestead Act’ (1862) legitimaba la ocupación de tierras a expensas de la población india que las ocupaba. La nación americana tuvo que enfrentarse, durante 25 años, a la resistencia que ofrecían las diversas tribus indias que ocupaban los territorios. El uso de un armamento más perfeccionado, el exterminio de manadas de bisontes (base de la economía de alguna de estas poblaciones) y la introducción de nuevas enfermedades acabaron con la resistencia india: los indios fueron expulsados o exterminados. Hay que destacar que, en un primer momento, los indios no recibieron mal a los blancos. Estas tribus no veían amenazado su espacio, creían que podían compartir la inmensidad del territorio e intercambiar productos con los nuevos colonos. Fueron las exigencias de éstos últimos las que generaron la hostilidad y el exterminio.

- La guerra: Las enormes extensiones casi despobladas pertenecientes a Méjico se ofrecían a Estados Unidos. La falta de visión del presidente mejicano Santa Anna, que impulsó la inmigración norteamericana en territorio de Texas facilitó, junto con la inestabilidad política del propio Méjico, la intervención de Estados Unidos en esta región. En 1835, el dictador Santa Anna proclamó una constitución unificadora de Méjico, que dejó a los colonos de Texas a merced de cualquier funcionario de la capital. Los colonos texanos, irritados, establecieron un gobierno provisional siendo eliminados por Santa Anna (El Álamo), hecho que ocasionó un levantamiento general en Texas, cuyas fuerzas derrotaron al presidente mejicano. Ello consagró la independencia de Texas, que pronto se adhirió a Estados Unidos. La independencia de Texas no impidió la guerra entre Méjico y Estados Unidos, cuyas tropas entraron en la ciudad de Méjico e impusieron un oneroso tratado a Santa Anna, por el cual pasaban a Estados Unidos Nuevo Méjico, Arizona, Nevada, California, Utah y parte de Colorado (1848).

Pronto esta extensión de territorios se vio invadida por un rápido crecimiento demográfico posibilitado por la elevada natalidad, la reducción de la tasa de mortalidad y por las grandes oleadas de inmigrantes europeos, fundamentalmente ingleses, irlandeses y escandinavos. A mediados del s. XIX la población ya alcanzaba la cifra de 32 millones.

Por la colonización hacia el Oeste, rápidamente se empezó a desarrollar la agricultura, así como la construcción de vías férreas que facilitaba tanto la colonización como la salida de los productos agrícolas (® La primera línea de ferrocarril se puso en funcionamiento en 1830. Tres líneas transcontinentales atravesaron el país. La construcción se inició con capital extranjero, pero cada vez fue adquiriendo más importancia el capital norteamericano). Aún fue más espectacular el desarrollo de las actividades industriales debido a que el país es riquísimo desde el punto de vista minero, como lo prueba la fiebre del oro que se desató en California a partir de 1848 o en Alaska y el ser el primer productor mundial de uranio y petróleo y el segundo de hierro y carbón.

Sin embargo, a pesar del desarrollo económico que estaba alcanzando Estados Unidos durante la primera mitad del s. XIX, entre los Estados del norte y del sur existían profundas divergencias. El crecimiento económico no era homogéneo: los Estados del norte se industrializaban a ritmo vertiginoso, mientras que los del sur, dedicados al cultivo del algodón, padecían un atraso económico. Los burgueses y obreros del norte contrastaban con los terratenientes y esclavos del sur.

Lo que más agriaba las relaciones entre Norte y Sur eran los conflictos que producía la esclavitud -prohibida en el Norte, tras el compromiso de Missouri, y vista como una necesidad en el Sur-. Al fundarse la Unión, las dos tendencias (abolicionista y esclavista) estaban equilibradas; había tantos estados que permitían la esclavitud como estados que la prohibían. Pero, ¿qué ocurriría con los nuevos estados incorporados a la Unión por la marcha hacia el Oeste? Cuando entraba en la Unión un estado nuevo esclavista, como Texas, se tenía cuidado de ascender a la categoría de estado un territorio de la región del Norte, donde no se admitían esclavos (en alguna ocasión se empleó la estratagema de dividir los estados antiguos abolicionistas para que no predominaran los esclavistas). El Parlamento de la Unión estableció que a partir de ciertas líneas de demarcación no se permitiría la esclavitud, pero los arreglos no fueron duraderos porque no satisfacían enteramente a ninguna de las partes.

La esclavitud no era, por otra parte, el único motivo de fricción. También se contraponen dos economías, dos formas de vida y dos concepciones del Estado federal. Mientras los industriales del Norte impulsaban una política proteccionista mediante tarifas aduaneras, los grandes propietarios del Sur, que venden sus mayores partidas de algodón a Inglaterra, defendían el librecambismo. El Sur consideraba que su civilización rural y paternalista era superior a las perversiones materialistas de los yankis del Norte. Éstos, a su vez, veían en los sudistas a unos pecadores impenitentes, explotadores, representantes de una época caduca perdidos en el mundo moderno. De este modo, a uno y otro lado de la línea divisoria entre los estados esclavistas y los demás se desarrollaron imágenes falseadas que alimentaban la hostilidad e impulsaban a la venganza. Finalmente, esta oposición, aunque se basaba en motivos políticos, económicos y sociales, acabó convirtiéndose en enfrentamiento cultural: se trataba de la existencia de dos naciones.

~- La Guerra de Secesión (1861-1865)

En 1860 fue elegido presidente de la Unión el antiesclavista Abraham Lincoln. Un mes después de su elección, Carolina del Sur proclama que la Unión ha sido disuelta. Carolina del Sur fue imitada por otros diez estados que declararon su separación de la Unión en una convención reunida en Charleston. Los once estados crean la Confederación de Estados de América, se otorgan una constitución, una bandera y un gobierno con Jefferson Davies como presidente. Richmond (en el estado de Virginia) sería la capital de la Confederación.

En 1861 estalla la guerra civil. Fue la más sangrienta que han sostenido

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