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La Leyenda Del Nopal


Enviado por   •  10 de Febrero de 2014  •  432 Palabras (2 Páginas)  •  675 Visitas

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La leyenda del nopal

Según la tradición, Malinalxóchilt fundó el reino de Malinalco; después, cuando su hijo creció y fue capaz de comprenderla, le contó muchas veces lo que había sucedido.

En el corazón de Copil se encendió el deseo de castigar a Huitzilopochtli y cuando se sintió bastante fuerte para realizar su designio, tomó su escudo y su macana y fue en busca del dios cruel.

Su fin era doble: quería castigar la ofensa hecha a su madre y acabar con el ferozHuitzilopochtli para poner fin al horrible culto que se le rendía.

En su marcha encontró poderosos obstáculos y dificultades insuperables para cualquier hombre común; pero todo lo venció su enorme voluntad, alentada por la grandeza de su propósito.

Caminó incansablemente día y noche a través de montes y bosques apenas hollados por el pie humano, y tras largas jornadas de fatiga pudo al fin contemplar los florecientes maizales del valle de México.

Entró en la ciudad, habló en contra de Huitzilopochtli, de sus secuaces y contra el culto sanguinario que el dios había impuesto al pueblo azteca.

Avanzó hasta Chapultepec, residencia de sus enemigos, y buscó un medio de escalarlo para enfrentarse en singular combate con el dios de los mexicas.

Al advertir lo imposible de su empresa, regresó a Malinalco y volvió de nuevo a Chapultepec al frente al frente de mil guerreros. Al ver llegar a Copil, el feroz Huitzilopochtli llamó a sus sacerdotes y les dio la funesta orden:

_ ¡sáquenle el corazón el corazón y tráiganmelo! Los sacerdotes esperaron la noche y en la oscuridad avanzaron silenciosamente por el lago hacia el lugar donde se encontraba el hijo de Malinalxóchilt.

Desembarcaron con profundo sigilo; los guerreros de Malinalco dormían, rendidos por las manchas y, entre ellos, su príncipe descansaba también de sus penosas jornadas.

Los sacerdotes aztecas, hábiles como todos sus compatriotas en el andar silencioso y en la búsqueda sagaz, examinaron los rostros dormidos sin despertar a nadie y descubrieron al fin a su víctima.

Abriéronle el pecho de una certera cuchillada, le sacaron el corazón palpitante y se lo llevaron a su señor que lo contempló gozoso, pero no se resolvió a devorarlo sino que ordenó a sus secuaces enterrarlo entre unas piedras.

La orden fue cumplida y con eso creyeron haber acabado para siempre con Copil. Pero se equivocaron, pues el héroe surgió de la esterilidad de los peñascos. En efecto, al día siguiente, los aztecas contemplaron con asombro un arbusto nacido en el suelo entre los peñascos: era el nopal, pletórico de vida propia y de resistencia a las adversidades del medio, que México exhibe en su escudo como símbolo de sí mismo.

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