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La Nueva Batalla De Carabobo


Enviado por   •  15 de Octubre de 2012  •  1.782 Palabras (8 Páginas)  •  428 Visitas

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La nueva batalla de Carabobo

El nombre de Batalla de Carabobo denota el carácter ideológico que tendrá la contienda electoral de este año. El Presidente la ha denominado así para hacer claro que se trata de un evento decisivo, de un desenlace histórico que marcará un antes y un después. Debemos detenernos a pensar en Carabobo como patrimonio histórico cultural con su enorme trascendencia para la venezolanidad. El pueblo debe estar consciente de que aquella mañana del 24 de junio de 1821, nuestro líder histórico Simón Bolívar pudo derrotar a un formidable ejército imperial.

No es un azar, ni una simple ocurrencia que Chávez llame Batalla de Carabobo al 07 de octubre, como tampoco lo fue cuando llamó Batalla de Santa Inés a otro pasado reto. Carabobo viene a ser una inspiración para la dureza de la campaña y también un esfuerzo didáctico para que entendamos la presencia nuevamente de una coyuntura histórica que nos coloca en el dilema nación – imperio.

En Carabobo, el ejército del general Miguel De La Torre estaba posicionado como una verdadera fortaleza. Adelante colocó la artillería y sus dos batallones de élite: Valencey y Barbastro, mas atrás, en la reserva, al batallón Hostalrich. De ser atacado frontalmente era segura la destrucción del ejército patriota, sobretodo porque la realista era una fuerza profesional, con todas las ventajas de una máquina de guerra que sabia batirse en forma sincronizada. Dicen los historiadores militares que los batallones de La Torre estaban tan bien dispuestos que se encontraban a distancia de apoyarse uno a otro. Para asegurar su posición, el inteligentísimo general fijó en la retaguardia al Batallón Lanceros del Rey, hombres del llano, provenientes de las antiguas hordas de Boves, y al Batallón Húsares de Fernando VII, veteranos de la Guerra Napoleónica, de modo que si Bolívar se atrevía a rodear la montaña para caer por detrás del Ejército Realista, allí también estaría lo mejor de lo mejor para recibirlo y destruirlo. La misma ubicación del estado mayor de La Torre nos revela que en efecto él esperaba que los patriotas intentarían rodear la montaña del lado derecho y atacar por la retaguardia.

De La Torre consideró la montaña, es decir el lado norte, la parte derecha, un obstáculo tan grande para los patriotas que reforzó el sur, es decir el camino del Pao, con los batallones Príncipe e Infante, dejando en el norte, muy cerca de su estado mayor, solo al Batallón Burgos.

Así plantadas las tropas realistas en la Sabana de Carabobo, el tiempo actuaba a su favor, si Bolívar atacaba lo destruirían, si se quedaba donde estaba se desgastaría, debilitándose por la inseguridad de los hombres, la falta de insumos y en fin, todo el costo de una logística de guerra. Y si Bolívar retrocedía, todo lo que este había logrado hasta el momento se perdería porque significaba ceder terreno y aceptar la derrota.

En ese instante histórico, el 23 de junio de 1821, un día antes de la batalla, Bolívar estaba claro en que debería jugar de acuerdo con las reglas del enemigo, que si él había sido brillante en llevar a los contrarios para que lucharan donde él quería, esta vez le tocaba enfrentarlos conforme al esquema que ellos le planteaban, pero no podía pasar por donde lo esperaban.

Esa situación histórica tiene su símil hoy con lo que el Presidente ha llamado “organización de la batalla”, de aquí al 14 de abril. Nos ha tocado ver ante nosotros toda la fuerza de la oposición, compuesta por adecos, copeyanos y “socialistas” de la cuarta, con la misión de recuperar el poder en lo que es Venezuela para la oligarquía imperial: la reserva de petróleo más grande del mundo. Hoy como ayer nos están esperando por el frente con toda su artillería y lo mejor de su armamento mediático. Si les venimos con un propagandismo del tipo que ellos saben hacer, nos haremos parte de su carnaval, soltaran toda su maquinaria de mensajes para hablar de ineficiencia gubernamental, crear una ola de rumores, enardecer al público escuálido y atraer al los “ni – ni” aplicando el consejo que el bien caro asesor norteamericano Dick Morris les dio: usar la pirueta política de imitar a Chávez, al lenguaje chavista y a los mismos chavistas. Desde ya podemos ver motorizados de Capriles vestidos de rojo, al candidato opositor disfrazado con la bandera de ocho estrellas, al antiguo neonazi ofreciendo el discurso de que “yo soy bolivariano” y “Primero Justicia es socialista”, ahí esta solo parte de lo que pueden hacer.

Pero si atacamos por la retaguardia, en las palabras de ellos, “dándole una patada a la lámpara” y rompiendo el “juego democrático”, también nos están esperando con una de sus mejores cartas: la intervención de los aliados gringos y el tema que internacionalmente están trabajando: el supuesto antisemitismo contra Capriles por su procedencia judía, lo cual abriría el camino a misteriosos y peligrosísimos actores internacionales. Por lo tanto, deberíamos concluir, que ayer como hoy estamos ante un juego trancado cuya resolución demanda una genialidad construida desde la preparación.

Volvamos a Carabobo. Bolívar organiza la batalla, cuenta con tres divisiones, decide que la Primera División compuesta por los llaneros de Páez y el Batallón Británico, avanzará

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