La Segunda Guerra Mundial. Berlín, 1944

La Segunda Guerra Mundial fue uno de los conflictos bélicos más devastadores y catastróficos de la historia de la humanidad. Se libró entre 1939 y 1945, y causó la muerte de millones de personas y la destrucción de ciudades enteras. A continuación, se presenta un escrito ficticio que intenta plasmar la crudeza de aquellos tiempos.

Berlín, 1944

La ciudad estaba en ruinas. Los edificios habían sido reducidos a escombros, las calles eran un laberinto de escombros y ceniza, y el humo de los incendios cubría el cielo. En las calles, los civiles se arrastraban en busca de alimento y refugio, mientras que los soldados corrían de un lado a otro, tratando de mantener la defensa ante el avance de las tropas enemigas.

Hans era uno de esos soldados. Había sido reclutado con apenas 18 años, y desde entonces había luchado en varios frentes. Pero nunca había visto nada como esto. Berlín estaba en llamas, y las explosiones no cesaban. A pesar de todo, él seguía luchando, disparando su ametralladora contra el enemigo invisible.

Pero, ¿quién era el enemigo? Hans no sabía muy bien a quién se enfrentaba. Era un soldado alemán, pero no tenía claro por qué estaba allí. Había recibido órdenes de luchar por su país, pero ¿por qué? ¿Por qué había empezado todo esto? ¿Por qué estaban matando a tanta gente?

Las dudas se apoderaban de él mientras disparaba su arma. Pero no podía permitirse pensar en eso ahora. Tenía que luchar por su vida, por la de sus compañeros, por su país. Eso era lo que le habían enseñado. Era su deber.

De repente, una gran explosión sacudió el suelo bajo sus pies. Hans cayó al suelo, aturdido. Cuando logró incorporarse, vio que uno de sus compañeros había sido alcanzado por una bomba. Estaba tumbado en el suelo, con la pierna destrozada.

Hans corrió hacia él, a pesar de los disparos que caían a su alrededor. Agarró al herido y lo arrastró hacia un refugio cercano. El hombre gritaba de dolor, y Hans intentaba tranquilizarlo, aunque sabía que no había mucho que pudiera hacer.

Dentro del refugio, el ruido de la guerra parecía disminuir. Los soldados se miraban unos a otros, agotados y asustados. Hans volvió a pensar en todo lo que estaba sucediendo. Se preguntó si alguna vez acabaría. Si alguna vez volvería a su hogar, a su familia. Si alguna vez podría dejar atrás la imagen de aquella ciudad en ruinas, de aquellas personas a las que había matado sin conocerlas.

No tenía respuestas. Solo sabía que debía seguir luchando, aunque su alma estuviera desgarrada por la tristeza y la incertidumbre. Porque en la guerra, no hay tiempo para pensar en el pasado ni en el futuro. Solo existe el presente, la lucha por la supervivencia. Y eso era

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