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Los Estancieros En La Cisplatina


Enviado por   •  2 de Noviembre de 2014  •  2.855 Palabras (12 Páginas)  •  171 Visitas

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LOS ESTANCIEROS EN LA CISPLATINA

Finalizada la Revolución Artiguista y siendo derrotada, por tanto, la revolución oriental, un naturalista francés llamado Auguste Prouvansal de Saint-Hilare describe a la situación de la campaña en un recorrido que realizó por el litoral sur y oeste de nuestro territorio. Entre el 1ero de Octubre de 1820 hasta el 26 de Enero de 1821 realiza el recorrido donde en sus memorias plantea que en esta región todo es excesivamente caro, incluso hasta contratar un peón. Afirma que en su recorrido notó la escasez de árboles, de casas; solo constató la presencia de venados, avestruces y perros cimarrones.

Los establecimientos en esa época, constata Prouvansal, denotaba una más avanzada cultura de sus habitantes y una buena posición social.

El personal de los establecimientos lo constituían principalmente “indios civilizados” y mestizos. Este personal poseía la característica de no poseer bienes y de estar trasladándose constantemente de una estancia a la otra.

La pradera era excelente, pero se veían pocos animales, por haber sido por arreados por los portugueses. Recordemos que la Revolución Oriental había durado alrededor de nueve años, lo que le suma al arreo por parte de los portugueses, el consumo de ganado por parte de los ejércitos. A causa de esta escasez de ganado vacuno, algunas familias se alimentaban con carne de cerdos salvajes.

En agosto de 1816, los portugueses ingresan en la Banda Oriental. En pocos meses, en enero de 1817, los portugueses ingresan a Montevideo. Pronto se comenzaron a escuchar voces en contra de Artigas, principalmente del sector de los comerciantes y de los hacendados.

Como ya se sabe, en un principio los grandes hacendados participaron activamente en la Revolución Oriental. Durante esta última, participaron en el Éxodo y en el Segundo Sitio de Montevideo. A su vez, participaron también en el Congreso de Abril de 1813 y en el Gobierno de Canelones. Pero pronto, el costo de mantención de los ejércitos patriotas y el saqueo portugués llevaron a promover una política conciliadora.

Pero como un antecedente para esta decisión, el Reglamento del 10 de setiembre de 1815 los enfrentó a Artigas. Lo sustancial del Reglamento es que abre el acceso a la tierra a toda la población libre de campaña. La amplitud del concepto de enemigo de la Revolución determinaba que fueran comprendidos en él una gran parte de los latifundistas y grandes estancieros.

Este reglamento, además, permitía el acceso libre a la tierra. Los poseedores sin título, los arrendatarios, los gauchos, indios, negros libres, etc., tenían el derecho de acceder a la tierra, quitando el privilegio que ostentaban unos pocos. Esto motivó el no mirar con desagrado al conquistador portugués.

Paralelo a la invasión, también se daba el apoderamiento de los ganados y su extradición hacia Rio Grande.

Si bien el odio hacia los portugueses era dominante dentro de los hacendados, el cansancio de años de guerra y también el temor a que la guerra continuase, llevando consigo a la destrucción del ganado, sumándole a eso la inseguridad vivía en la campaña, determinó el paso hacia el bando portugués.

Es así que el grupo poderoso de hacendados, poco a poco se encargó de tatar con los pueblos para la entrega de la Provincia a manos de los portugueses.

Es así que las autoridades civiles y militares de Canelones, San José y Maldonado (principales sitios poblados de la época), acordaron su reconocimiento al gobierno portugués instalado en Montevideo, bajo condiciones que aseguraban su autonomía administrativa en términos similares a los acordados entre Lecor y el Cabildo de Montevideo cuando la rendición de este último en enero de 1817.

De esta manera, se afirmó el dominio portugués en toda la provincia hasta 1824, bajo el mando del General Carlos Federico Lecor como Gobernador y Capitán General, conforme a las antiguas jerarquías administrativas y militar españolas.

Como forma de ganarse a los hacendados, Lecor abordó el tema de la posesión de los ganados. Los arreos de ganado hacia el Brasil, en particular a Río Grande, eran muy comunes en la época, con el fin de abastecer saladeros y poblar las estancias allí existentes. Para poder frenar esto, Lecor dictó disposiciones para poner freno al despojo, aunque las medidas no fueron muy eficaces en la práctica.

Además de esto, dentro de las disposiciones que tomó Lecor para la campaña habían intereses detrás. Detrás de las medidas que dispuso estaba el interés de poblar la zona fronteriza con estancias brasileñas, otorgándoles tierras a los oficiales y soldados. Además, los conquistadores necesitaban obtener el apoyo de una capa de la sociedad local para poder permanecer en el poder, y es por esto que concedió títulos, honores y cargos de gobierno, tierras y otros privilegios a un pequeño grupo. Incluso, para impedir nuevos levantamientos, prohibió el desalojo de los poseedores de tierra beneficiados por el reglamento artiguista. Impuestas estas condiciones, los estancieros brasileros avanzaron cada vez más hacia el sur, posibilitando a su vez, del arreo de ganado hacia Brasil.

Pero si bien los portugueses implementaron políticas en beneficio de los estancieros y saladeros riograndenses, nunca descuidaron los intereses de los hacendados locales. Para esto, buscaron una fórmula que conjugara los intereses tanto de brasileros, como de portugueses y de los hacendados locales.

En el año 1820 el gobierno dictó dos bandos, uno el 27 de marzo y el otro el 27 de octubre donde se prohibía la matanza de vacas y la extracción de cueros fuera de la Provincia, así como el funcionamiento de los saladeros, penándose la infracción de las medidas mencionadas.

Siguiendo con las políticas de poder captar hacendados, en octubre de 1820 se celebró una Junta de los apoderados de los Pueblos y de los Cuerpos de Hacendados y Comerciantes y que volvió a reunirse en 1821.

Los fines de esta reunión eran: “pensar en los medios más adecuados y oportunos para reanimar la industria, auxiliar el comercio y fomentar la pastura, que es la fuerza de la riqueza nacional”.

Esta junta estaba integrada por un representante de los Cabildos de Montevideo, Canelones, San José, Colonia y Paysandú, además de un apoderado de los hacendados por cada uno de los siete departamentos, y dos por el Cuerpo de Comercio.

Algunas de las medidas posteriores tomadas por esta Junta fueron la solicitud por parte de la Junta de un censo de la Provincia con la especificación de hijos, peones, esclavos de cada vecino y de los arrendatarios, medianeros y agregados, además de los intrusos de

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