MIGUEL HIDALGO Y COSTILLA

Miguel Hidalgo y Costilla

Hijo del acaudalado matrimonio de Don Cristóbal Hidalgo y Costilla y Ana María Gallega Mandarte, Miguel Gregorio Antonio Ignacio Hidalgo y Costilla Gallaga Mandarte nació el 8 de mayo del 1753 en la Hacienda de San Diego de Corralejo, en Pénjamo, Guanajuato.

A los 14 años de edad, Hidalgo fue a estudiar al famoso colegio de San Nicolás Obispo, en Valladolid. Recibió la mejor formación de su época, y el 29 de marzo de 1770 recibió el grado de bachiller en artes. A los 17 años, Hidalgo dominaba el latín y el francés, pero además aprendió otomí, náhuatl y tarasco.

Posteriormente, en 1790, fue nombrado rector; durante su gestión realizó importantes reformas a los sistemas educativos. En 1788, fue ordenado sacerdote.

Hidalgo se dio a conocer como maestro y rector, y de esa forma el obispo, sus colegas y la sociedad michoacana le cobró aprecio. Se dice que los alumnos de él, venían de todas las regiones cerca del obispado. “Sin saberlo, él estaba construyendo una red de conexiones que le serviría en 1810”.

Hombre muy culto, puso en práctica sus ideas entre sus feligreses, en su mayoría indígenas, en el intento de que ellos pudieran mejorar sus condiciones económicas y de vida.

De acuerdo con los estudios, Hidalgo siempre se preocupó por socorrer a los pobres, pues aparte de tener mesa abierta para ellos, también recogía huérfanos, les pagaba educación, y entre otras cosas, concertaba matrimonios cuyos gastos él mismo pagaba.

Aseguran que Hidalgo era un hombre fuerte y deportista, pues corría diariamente seis kilómetros para ir a la comunidad de Llanito a oficiar misa.

Durante el crítico año de 1808, en el que la invasión a España por las tropas napoleónicas generó gran oposición en España y sus colonias, se desató una viva discusión en torno a los problemas de la soberanía y la forma de gobernarse. Sin embargo, las opiniones eran encontradas y entonces comenzaron los conflictos y las conspiraciones.

En 1809 Hidalgo se unió a una de las sociedades secretas, formada en Valladolid, cuyo fin era reunir un congreso para gobernar el Virreinato de Nueva España en nombre del rey Fernando VII, y en último caso lograr la independencia.

El 16 de septiembre de 1810, Hidalgo enarboló un estandarte con la imagen de Nuestra Señora de Guadalupe, en el que se podía leer: “Viva la religión. Viva nuestra madre Santísima de Guadalupe. Viva Fernando VII. Viva la América y muera el mal gobierno”. Hidalgo lanzaba allí el llamado Grito de Dolores, que supuso el inicio de la revuelta.

El 17 de noviembre, Hidalgo expidió una declaración de independencia y formó un gobierno provisional, además decretó la abolición de la esclavitud, la supresión de los tributos pagados por los indígenas a la Corona, y la restitución de las tierras usurpadas por las haciendas.

A pesar de los avances sociales y políticos logrados por los revolucionarios, el ejército realista destruyó finalmente al insurgente en la batalla de Puente de Calderón.

Hidalgo fue traicionado por Ignacio Elizondo y capturado en las Norias de Acatita de Baján el 21 de mayo de 1811. Conducido a Chihuahua, Hidalgo fue juzgado en consejo de guerra y condenado a muerte, lo fusilaron en la mañana del 30 de julio de 1811. Su cabeza, junto con la de otros insurgentes fue expuesta fuera de la Alhóndiga de Granaditas en la ciudad de Guanajuato.

Para nosotros, Miguel Hidalgo y Costilla, será siempre el padre de la patria, insurgente y sacerdote mexicano, iniciador del proceso de emancipación de nuestro país respecto de España.

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