Por un capitalismo progresista
hola3naInforme28 de Mayo de 2023
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Por un capitalismo progresista Joseph E. Stiglitz [pic 1] ace tres años la elección de Donald Trump haya sido el primer país en crear una sociedad de como presidente de los Estados Unidos clase media, pero Europa nunca estuvo muy atrás. y el referendo por el Brexit en el Reino Después de la Segunda Guerra Mundial superó en Unido confirmaron algo que quienes muchos aspectos a Estados Unidos en la creación de llevamos mucho tiempo estudiando las estadísticas oportunidades para sus ciudadanos. Por medio de de ingresos ya sabíamos: en la mayoría de los países una variedad de políticas, los países europeos crearon avanzados la economía de mercado no funciona el moderno Estado de bienestar para la provisión para amplios sectores de la sociedad. de protección social y la realización de inversiones [pic 2] En ningún lugar es más evidente que en Estados importantes en áreas donde el mercado dejado a sí Unidos. Considerado desde hace mucho el para- mismo no invertiría lo suficiente. digma de las promesas del individualismo de libre El modelo social europeo, como se le bautizó, mercado, hoy Estados Unidos tiene más desigualdad prestó buen servicio a estos países por décadas. Los y menos movilidad social ascendente que la mayoría gobiernos europeos pudieron mantener la desigualde los otros países desarrollados. Tras un siglo de dad a raya y preservar la estabilidad económica pese aumento, la expectativa media de vida en Estados a la globalización, el cambio tecnológico y otras Unidos está en caída. Y para los que pertenecen al fuerzas disruptivas. Cuando estalló la crisis financiera 90% inferior de la distribución de ingresos el salario de 2008, seguida por la crisis del euro, a los países real (ajustado por inflación) está estancado: el ingre- europeos con el Estado de bienestar más fuerte, en so de un trabajador varón típico hoy es más o menos particular los escandinavos, les fue mejor que al igual que hace 40 años. resto. Contra lo que muchos en el sector financiero Muchos países europeos intentaron emular a Es- querrían pensar, el problema no fue un exceso de tados Unidos, y los que lo consiguieron, en parti- presencia estatal en la economía, sino su insuficiencular el Reino Unido, ahora padecen consecuencias cia: las dos crisis fueron resultado directo de falta de |
[pic 3][pic 4]políticas y sociales similares. Tal vez Estados Unidos regulación del sector financiero.
A
hora en ambos lados del Atlántico se está dando un proceso de vaciamiento de la clase media.
Para revertir el malestar hay que determinar qué estuvo mal y trazar un nuevo rumbo futuro mediante la adopción de un capitalismo progresista, que sin dejar de reconocer las virtudes del mercado también reconozca sus limitaciones y se asegure de que la economía esté al servicio de todos.
Ya no podemos regresar a la edad dorada del capitalismo occidental en las décadas posteriores a la Segunda Guerra Mundial, cuando parecía que un estilo de vida de clase media estaba al alcance de la mayoría de los ciudadanos. Ni querríamos necesariamente hacerlo. Al fin y al cabo, durante este periodo el “sueño americano” estuvo en gran medida reservado a una minoría privilegiada: los varones blancos.
Podemos agradecer por el actual estado de cosas al ex presidente de los Estados Unidos Ronald Reagan y a la ex primera ministra británica Margaret Thatcher. Las reformas neoliberales de los ochenta se basaron en la idea de que el mercado, una vez liberado de restricciones, produciría prosperidad compartida, por medio de un misterioso proceso de derrama. Se nos dijo que la rebaja de impuestos a los ricos, la financierización y la globalización generarían una mejora de los niveles de vida para todos. En vez de eso, la tasa de crecimiento de los Estados Unidos se redujo a cerca de dos tercios de su nivel de la posguerra (periodo en el cual hubo fuerte regulación financiera y el tipo impositivo marginal máximo fue sistemáticamente superior a 70%), y una proporción mayor de la riqueza y del ingreso derivados de este crecimiento limitado se canalizó hacia el 1% superior. En vez de la prosperidad prometida tuvimos desindustrialización, polarización y reducción de la clase media. Y estas pautas continuarán, o empeorarán, a menos que cambiemos el libreto.
Felizmente, hay una alternativa al fundamentalismo de mercado. Un rebalanceo pragmático del poder entre el Estado, los mercados y la sociedad civil nos permitirá avanzar hacia un sistema más libre, más justo y más productivo. El capitalismo progresista implica redactar un nuevo contrato social entre los votantes y los gobernantes, entre los trabajadores y las corporaciones, entre los ricos y los pobres. Para que un estándar de vida de clase media vuelva a ser una meta realista para la mayoría de los estadunidenses y de los europeos, los mercados tienen que estar al servicio de la sociedad y no al revés. progresista se basa en comprender correctamente diferencia del neoliberalismo, el capitalismo
el modo de creación de valor en la actualidad. La riqueza real y sostenible de las naciones no surge de la explotación de países, recursos naturales y personas, sino del ingenio humano y la cooperación, a menudo facilitados por los gobiernos y las instituciones de la sociedad civil. Desde la segunda mitad del siglo [pic 5]
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XVIII la innovación, con el aumento de productividad que genera, ha sido el verdadero motor del dinamismo y de la mejora de los niveles de vida.
El veloz progreso económico iniciado por la Revolución Industrial, después de siglos de casi total estancamiento, se apoya en dos pilares. El primero es la ciencia, a través de la cual podemos aprehender el mundo que nos rodea. El segundo es la organización social, que nos permite ser mucho más productivos trabajando juntos que si lo hiciéramos por separado. Ambos pilares han recibido con el tiempo el refuerzo de instituciones como el Estado de derecho, la democracia con un sistema de controles y contrapesos, y la aplicación de normas y estándares universales.
Basta un poco de reflexión para darse cuenta de que son éstas las fuentes de la prosperidad material. Pero muchos confunden la creación de riqueza con la extracción de riqueza. Personas y corporaciones pueden hacerse ricas apelando al poder de mercado, a la discriminación de precios y a otras formas de explotación, sin hacer ningún aporte a la riqueza de la sociedad. Por el contrario, suele ocurrir que esa conducta empeore la situación del resto. A estos usurpadores de riqueza, que tratan de quedarse con un trozo mayor del pastel económico que el que crearon, los economistas los llaman buscadores de rentas. El término tiene su origen en la renta de la tierra: quienes la recibían no lo hacían como resultado de sus propios esfuerzos, sino simplemente como consecuencia de la propiedad, a menudo heredada.
Esa conducta nociva está muy difundida en la economía estadunidense, donde cada vez más sectores han quedado bajo el dominio de unas pocas empresas. Estas megacorporaciones han usado su poder de mercado para enriquecerse a costa de todos. Con el cobro de precios más altos, disminuyen en la práctica el nivel de vida de los consumidores. Pueden usar las nuevas tecnologías (y las usan) para practicar formas de discriminación a gran escala, en las que en vez de un único precio de equilibrio entre la oferta y la demanda determinado por el mercado, a cada cliente se le cobra un precio diferente, el máximo que está dispuesto a pagar, determinado algorítmicamente.
Al mismo tiempo, las corporaciones estadunidenses han usado la amenaza de trasladar puestos de trabajo al extranjero para reducir los salarios locales. Y cuando eso no les bastó, presionaron a políticos maleables, para debilitar todavía más el poder de negociación de los trabajadores. Sus esfuerzos surtieron efecto: la proporción de trabajadores afiliados a sindicatos se redujo en la mayoría de las economías avanzadas, pero sobre todo en Estados Unidos, y la participación de los trabajadores en el ingreso se derrumbó.
E
s indudable que los avances en tecnología y el crecimiento de los mercados emergentes han tenido algún papel en la ante dicha reducción de la clase media, pero para la política económica son secundarios. Lo sabemos porque los mismos factores han tenido efectos diferentes según el país. El ascenso de China y el cambio tecnológico se hicieron sentir en todas partes, pero Estados Unidos tiene mucha más desigualdad y menos movilidad social que muchos otros países, por ejemplo Noruega.[pic 6]
Asimismo, allí donde más avanzó la desregulación financiera más frecuentes son los abusos del sector financiero como la manipulación del mercado, el préstamo predatorio y el cobro de comisiones excesivas en las tarjetas de crédito.
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