Requirimiento de 1533
eduvic1Trabajo31 de Octubre de 2018
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I.- Introducción.
El descubrimiento de América impactó profundamente a la sociedad peninsular del Siglo XVI, generando un profundo debate y reflexión sobre la amplitud del mundo conocido y la condición jurídica y política de sus moradores.
El interés por la cuestión indiana pasó a ocupar un lugar de privilegio en la intelectualidad española y específicamente en la reflexión teórica de los iusnaturalistas clásicos españoles, que propició una actitud metódica orientada al ejercicio de la racionalidad práctica.
En este contexto, las “Relecciones” de Fray Francisco de Vittoria, dadas sus profundas implicaciones culturales, políticas y jurídicas, se alzan como el factor desencadenante del debate jurídico-doctrinal que encuentra en la Junta de Valladolid de 1550 su primera expresión pública y en las “Leyes de Burgos”, “Leyes Nuevas” y especialmente en la “Las Ordenanzas Generales sobre las Indias” su definitivo efecto práctico, normas que, al decir de Hoffner, constituyeron para el indígena medidas de protección que no llegaron a implantarse en occidente hasta el Siglo XIX y que supusieron, y cito textualmente, “una verdadera carta de derechos de los indios”. [1]
La incierta eficacia real de esta legislación, desvirtuada tantas veces por la lejanía física y moral de la península y los intereses económicos y políticos de conquistadores y colonizadores, no opaca la prístina belleza doctrinal y normativa de este esfuerzo por ofrecer una solución a la problemática de la conquista, lo que nos permite coincidir con la afirmación de L. Hanke quien sostiene que el principal legado histórico de España fue la lucha por la justicia en la conquista de América[2].
II.- Vittoria y el problema del justo título.
A modo de introducción histórica a la exposición de la “Carta Mensaje” y su “Instrucción complementaria” de Su Majestad Carlos V que presentaremos más adelante, expondremos someramente los cuatro planteamientos que existen sobre la cuestión fundamental del justo título para la conquista del nuevo mundo.
- El primitivo o Pontifical: que encuentra su sustento jurídico en la idea acogida por jurisconsultos y teólogos, desde Ostiense, que el Papa era el Señor del mundo infiel, con poder suficiente para conceder jurisdicciones a los príncipes cristianos sobre esas tierras, que se manifiesta claramente en el requerimiento de Palacios Rubios y otros documentos similares.
- El pensamiento proteccionista-revisionista: de Fray Francisco de Vittoria, que niega este derecho pontifical de hacer tales donaciones, considerando que no es Señor temporal del mundo.
- La posición ecléctica de Gregorio López, que dan origen a las “Ordenanzas de población” de 1573.
- La actitud oficial y definitiva, expuesta por Solórzano y que se vierte en la “Recopilación de Indias” de 1680.
El “Requerimiento”impone al indio la obligación de reconocer la autoridad de la Iglesia y del Sumo Pontífice y aceptar, sin posibilidad alguna de contradicción, la soberanía de los Reyes de España, documento que refuerza el carácter religioso, pero esencialmente político, de la empresa de conquista, las que aparecen como una suerte de cruzada que busca extender el poder temporal de la Iglesia y patrimonial de los Reyes españoles.
Contra los excesos ocasionados por la incorrecta aplicación del “Requerimiento” y la crueldad de trato por parte de los Españoles para con los naturales de las indias, se alzaron las voces y argumentos de los frailes dominicos españoles. Así, contra Palacios Rubios y su escuela surgen Montesinos y Córdoba en la Española y en la Junta de Valladolid de 1513; García Loayssa, Las Casas y las lecciones salamantinas de Vittoria.
Éste último sostiene que el justo título de la Corona para conquistar las indias no debe buscarse en la donación papal a los reyes españoles, toda vez que los indios son verdaderos dueños, pública y privadamente, de sus tierras, sino más bien en la Partida II, Título Primero, Ley II y la Bula “Inefabilis” de 1497. En ellas se sostiene que el título no es otro que la voluntad del indio de aceptar libremente la dominación hispána, la “libre elección”, la “avenencia de todos los del reyno”, como sostiene el Rey Sabio.
Surge, sin embargo, la pregunta de cual fue la posición de la corona frente a estas posturas doctrinarias. Algunos sostienen que fue de oposición o simple lejanía, que los indios y su problemática permanecen ajenas al pensamiento Real, sin embargo creemos que la respuesta es distinta como se desprende de los documentos con que lo sustentaremos, relacionándolo con la evolución del pensamiento político del Emperador Carlos V.
III.- La influencia de Vittoria en el pensamiento político de Carlos V sobre las indias.
La evolución de la “idea de imperio” de Carlos V, a pesar de estar referida esencialmente a Europa, no se aleja de la realidad de las Indias. Por el contrario, de los documentos que más adelante expondremos, se desprende que esa idea se manifiesta claramente en ellos y nos muestran aspectos interesantes del pensamiento político del Emperador.
Como se ha sostenido, en el pensamiento político de Carlos V se distinguen tres etapas [3]:
- Un Imperio universal sobre todas las naciones.
- Idea germánico-romana de reunificación y pacificación de Alemania.
- Nueva imagen del Imperio, cuyo poder se basa en la hegemonía política, más que religiosa.
El primero de los textos que presentamos, el “Requerimiento de 1533”, se ubica históricamente en la primera etapa del pensamiento político del Emperador y, como tal, expresa su idea de imperio y Emperador: el poder que ejerce emana de la Roma Cristiana. La universalización y romanización del Imperio no lo adscribe a ningún país en particular, sino que se encuentra por sobre todos, como señala el Obispo Ruiz de Mota Carlos V es más Rey porque sólo él en la tierra es rey de Reyes.
Ésta idea, más bien medieval del Imperio, fundada en viejas teorías como la “traslationi imperium”, nos permiten comprender mejor el lenguaje y la doctrina expuesta en dicho documento.
Sin embargo, en Carlos V también encontramos signos de la modernidad renacentista que avanza en Europa. Y como pensador político que es, él no se encuentra ajeno a la discusión que se origina en lo doctrinal y religioso en relación a la problemática del trato dado a los indios. Vuelta su mirada hacia Alemania y habiendo comprendido que su idea de dar efectividad al Imperio desde España ha fracasado (esencialmente por el acrecentamiento del problema político religioso de la reforma luterana), su idea imperial cambia y comprende que es necesario salir de la península para alcanzar la unidad desde otras tierras, pero con medios españoles, volviendo a la tradición germánico-romana de Imperio, fortalecida con la coronación pontificia, para lograr la unidad y reforma de los abusos de la Iglesia, desarraigando la herejía luterana.
Durante este período el principal fin de Carlos V es lograr el restablecimiento de la armonía de las creencias, refundiendo la perfecta unidad del credo y la disciplina católicas en Alemania, de forma de evitar que la disidencia religiosa derive en política.
Sobre este punto, el Cardenal García de Loayssa propone al Emperador ladoctrina del “mínimo religioso”, donde le insta, por carta de 1530, a alejarse de la fantasía de convertir almas a Dios, de manera que, si los herejes no pueden quedar convertidos en cristianos, queden por lo menos vasallos y servidores del Emperador, pues éste no tiene la fuerza para el castigo ni manera alguna de sanarlos.
Por aquel entonces, en Indias, se denuncia por los dominicos los estragos de la conquista derivados, en parte, del Requerimiento y su ideología fundante y, a poco andar, Vitoria formulará su crítica a los títulos por los cuales España pretende el dominio de América.
De regreso de su ausencia de España, y en medio de la irresolución y confusión en que se encuentra sumido en cuanto a su idea imperial y los medios para materializarla, Carlos V adopta soluciones diversas para problemas también diversos. Alejándose de la postura de García Loayssa, asume una solución militar para el problema alemán y una pacífica para el americano, en lo que creemos se manifiesta su clara comprensión del fenómeno de la guerra justa vitoriana: contra el hereje la guerra, contra el pagano la atracción, la conversión.
A este período corresponden los segundos textos que presentamos, documentos que muestran la riqueza intelectual y doctrinaria de las escuelas iusnaturalistas españolas y la singular visión política del Emperador Carlos V.
IV.- Exposición y análisis de algunos textos del Emperador Carlos V.
Presentamos a continuación tres documentos del Emperador Carlos V. El primero corresponde a una versión del “Requerimiento de 1513”, dado por Su Majestad a Francisco Pizarro para la pacificación de los indios del Perú. El segundo y tercero corresponden a la llamada “Carta Mensaje Real” y la “Instrucción complementaria”, ambas fechadas en 1543 y que se hallan en la “Colección de Provisiones, Cédulas, Capítulos de Ordenanças” de 1596.[4]
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