Blanca Nieves Y Los 7 Enanos

BLANCA NIEVES Y LOS 7 ENANITOS.

NARRADOR: Un día de invierno, en el que caían copos de nieve, se encontraba una reina contemplando la nevada. Se distrajo un momento mientras cosía, pinchándose un dedo y cayendo tres gotas de sangre sobre la nieve. Al ver tan bello contraste de colores sobre la nieve pensó.

REYNA: ¡Como quisiera tener una hija que fuera tan blanca como la nieve con labios rojos como la sangre y el cabello negro como el ébano!

NARRADOR: Al poco tiempo su deseo se cumplió y le puso de nombre BLANCA NIEVES. Al poco tiempo, la reina enfermo gravemente y murió. Pasado un año, el rey volvió a casarse con una mujer también hermosa pero arrogante, egoísta exageradamente vanidosa y malgeniada que no podía soportar que alguien superara su belleza. Su posesión mas preciada era un espejo mágico al que le decía...

MADRASTRA: Espejito, espejito ¿Qué ves? La más hermosa del reino, dime ¿Quién es?

NARRADOR: A lo que respondía el espejo.

ESPEJO: ¡Reina, de todo el reino, eres tú la más hermosa!

NARRADOR: Pero Blanca nieves crecía y se hacía cada vez más bella. Cuando cumplió siete años, ya era más bella que la misma reina, la cual decía…

REINA: Espejito, espejito ¿Qué ves? La más bella del reino, dime, ¿Quién es?

NARRADOR: El espejo respondió.

ESPEJO: ¡Sin duda, la reina más bella eres, pero ahora Blanca nieves mil veces te supera!

NARRADOR: La reina mordida ya por el enojo y la envidia, le tomo odio a Blanca nieves. Así que mando llamar a un cazador del reino pidiéndole que la llevara al bosque, la matara y le trajera su corazón, una vez allí, el cazador alisto su cuchillo pero Blanca nieves llorando dijo:

BLANCA NIEVES: (llorando) ¡No me mate! le suplico ¡no me mate!

NARRADOR: El cazador se compadeció de aquella niña y tan solo la dejo en el bosque, pensando que las fieras se encargarían de ella, así que la dejo ir. Blanca nieves, después de caminar por largo rato, encontró una pequeña casa detrás de las montañas, entro con el ánimo de descansar un poco y se encontró una mesita bien servida con siete platitos, siete vasos con vinos y en la habitación, siete camitas. Ella comió un poco de cada plato, bebió un poco de cada vaso y se quedo dormida en una de las camitas. Al anochecer llegaron siete enanitos que trabajaban en las minas de oro de la montaña; encendieron las lamparitas, encontrándose con que habían comido de sus platos y bebido de sus vasos, aunque su mayor sorpresa fue encontrar una niña en la séptima camita….

ENANITO: ¡Oh Dios! ¡Oh Dios!, que bella es.

BLANCA

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