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Dario Salas


Enviado por   •  21 de Mayo de 2014  •  3.767 Palabras (16 Páginas)  •  198 Visitas

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Introducción

No se puede hacer una historia de la pedagogía en Chile, sin comprender las influencias que han llenado las aulas pedagógicas. Los pensadores chilenos, que dedicaron y se dedican a este trabajo, se han dejado llevar por corrientes y prácticas, que son propias de la influencia extranjera.

Estas corrientes provenientes especialmente de Europa y América del Norte, han moldeado nuestro sistema educativo a lo largo de su evolución histórica.

Las prácticas pedagógicas y su evolución en el tiempo, han ayudado a la formación de los diversos actores que interactúan dentro del marco pedagógico. Las formas en que se realiza la praxis pedagógica en Chile, es un producto de las teorías que orientan a la pedagogía y la política que se aplicarán en Chile en educación.

Dentro del marco del estudio de los principios pedagógicos en Chile, podemos encontrar corrientes a las cuales se les debe la forma en que se realiza la pedagogía en nuestro país. Su evolución va desde los primeros intentos por educar en la Colonia, hasta la última reforma del siglo XX.

La llamada escuela nueva se ha desarrollado y manifestado a lo largo de la historia pedagógica nacional, desde diversas perspectivas, pero siempre actuando desde un constructivismo en el cual el educando logra una presencia activa en la formación de conocimiento; esto dado que actúa como un actor relevante en proceso Enseñanza-Aprendizaje a través de un aprender haciendo. Es así como en Chile, cuando hablamos de principios pedagógicos, expresamos y reproducimos las ideas de John Dewey. Este pedagogo Estadounidense marcó la forma de ver a las identidades educativas, no como meros reproductores de conocimiento, si no como, sujetos que formen a partir de sus aprendizajes un pensamiento propio y reflexivo.

En el campo de la historia de la educación en Chile, encontramos dos fuertes corrientes, una se enlaza desde la génesis de la educación en Chile y otra que se mueve a partir del siglo XX. Estas son; la Iglesia Católica y la Escuela Nueva, la cual establece nuevos pilares de formación en el educando, que irán, mirando hacia una proyección de formación de sujeto democrático, activo en su sociedad y creador de sus aprendizajes. Estos postulados, al ser altamente científicos, chocarán con los llevados hasta entonces por la iglesia católica y es de este modo, que lo laico científico y lo religioso inician una serie de contraposiciones que serán debatidas desde dos esferas academicistas, a lo menos en Chile, las cuales serán representadas por la Universidad de Chile y la Universidad Católica.

Hoy sabemos que, se mantienen los postulados de Dewey, y que su praxis sobrevivió a esta disputa, pero ¿Dónde encontramos el origen de la Praxis de los postulados de Dewey, en la educación chilena? Ya hemos mencionado que existen corrientes contrapuestas, que complejizan el campo de la práctica pedagógica de Dewey en Chile, y será objetivo de este ensayo dilucidar, este origen. Para esto, se ilustrarán las posturas de dos grandes paradigmas que se presentan en contexto. Uno de estos postulados, se generará desde la implementación de la educación en Chile, es decir, la iglesia católica como guiador de los procesos de aprendizajes y, por otro lado, la modernización de esta a partir del siglo XX, con los postulados de John Dewey, quien marcará a toda una generación de pedagogos, Incluyendo a Irma Salas y el jesuita Alberto Hurtado.

La conciliación, entre lo laico científico de la pedagogía y la iglesia, al momento de educar, va a ser piedra angular de la propuesta pedagógica chilena del siglo XX. Para esto, se iniciará con una contextualización del pensamiento pedagógico en Chile y sus manifestaciones, de modo que, se analizará a los precursores de estas corrientes y el trabajo que harán para que finalmente el pensamiento laico, dirigido por la masonería, lleguen a un punto de convergencia con la Iglesia Católica al momento de implementar los postulados de Dewey y la Escuela Nueva.

Antecedentes Históricos

Jhon Dewey, en 1897 publica su obra, “Mi credo pedagógico”, dando inicio a uno de los paradigmas más significativos y trascendentales en la educación, generando un modelo de práctica pedagógica que tuvo su expresión en la denominada “escuela laboratorio o escuela experimental” la cual tuvo un carácter investigador y observador de la realidad educativa de la época (Caicedo, 1991: 4).

Bajo un contexto, que pone en contraposición dos praxis educativas, una que coloca su relevancia en una escuela, donde el desarrollo intelectual, moral y cultural es su máxima y otra en el cual se desarrolla mediante un postulado claro que se manifiesta a través del aprender haciendo, paradigma que Dewey propaga una propuesta educativa que busca generar un concepto solido de ciudadano que cimente y sea el pilar de un sistema democrático.

Este ideario de ciudadano activo, reflexivo y participe de su proceso de formación como individuo generó, por decir lo menos, incomodidad en la iglesia católica la cual consideraba erradas estas creencias.

Según González Monteagudo, Dewey caracteriza el concepto de democracia como una forma de vida y principio educativo, la cual bajo el contexto de la época debía ser reinventada, este compromiso permitía entender a esta como una construcción tanto individual y social regido en todo momento por un código moral (2002:17).

En el siglo XIX con el surgimiento sicología, de pragmatismo y de la teoría de la evolución, las denominadas ciencias experimentales y a partir del contexto histórico de la época en el cual estados unidos estaba sumido en una crisis económica y política, Dewey establece que la reforma a la democracia debe basarse en la autorrealización del individuo, relacionado el aprendizaje con la experiencia. El pensamiento de Dewey se basaba en la convicción moral “democracia es libertad”.

Lo anterior planteaba un enfrentamiento con los postulados de la iglesia católica, posturas que en el contexto chileno solo lograría acercar el padre Alberto Hurtado por medio de su tesis doctoral lo cual analizaremos más adelante en este documento.

Los planteamientos de Dewey desencadenaron en la construcción de lo que se llamara “la Escuela Nueva”

Dewey declaró en 1896 que “la escuela es la única forma de vida social que funciona de forma abstracta y en un medio controlado, que es directamente experimental, y si la filosofía ha de convertirse en una ciencia experimental, la construcción de una escuela es su punto de partida” (1896: 244).

Para demostrar lo anterior Dewey institucionaliza su pensamiento por medio de la creación de entidad educativa formal, administrada por su esposa que se denomino con el tiempo la escuela laboratorio, la cual se constituyo como un catalizador de lo que más adelante se denominara “la escuela nueva”

La escuela nueva busca a través de una experimentación constante desarrollar un modelo educativo en la premisa más importante será “aprender haciendo” en la cual el sujeto debe transformarse en un agente de cambio social.

Es el modelo que Dewey plantea, el que llega a chile a través de las influencias que recoge Darío Salas y que expone en su texto “El Problema Nacional”.

En Chile, después de la Independencia, se plantea la necesidad de ampliar los horizontes educacionales, dirigiendo las miradas siempre hacia la construcción de sujeto social que responda la noción de Estado. Es en el periodo, denominado como ensayos constitucionales, que se plantea la necesidad de incorporar una ideología educativa que formara a nuestra nación.

A mediados de siglo XIX, con la llegada del gobiernos conservadores, se plantea por primera vez, la necesidad real de establecer un proyecto educacional, que abarca a todos los sectores sociales de nuestra población. La visión de estos gobiernos va a ser fundamentada bajo el paradigma de la educación como gestor de valores necesarios para la patria. Estos valores, principalmente católicos, van a estimular en una primera instancia hacia el orden que la reciente nación necesitaba. Es de esta forma, que la educación se comenzará a transformar en la piedra angular de la formación de los nuevos ciudadanos chilenos.

Salas propone la descripción de las situaciones que afectan a la educación, pero plantea como se debieran gestar las soluciones, las cuales debería estar ligadas a la construcción de un sujeto, que encarne la identidad nacional idea que Dewey considera como central en la formación de una nueva escuela.

Salas propone en su informe que esta identidad debe surgir desde la unidad mínima de esta, el ciudadano, en este sentido la lógica nos lleva a centrarnos en la formación inicial de la sociedad y que la escuela está encargada de proporcionar, el aseguramiento de al menos la educación primaria, propicia según Salas la condición elemental para formar al ciudadano.

La Escuela Nueva

La escuela nueva surge a fines del siglo pasado y aborda la renovación de la educación y de la problemática escolar.

La concepción de la Escuela Nueva recoge un conjunto de teorías y principios de autores como Rousseau, Pestalozzi, Flöbel, los que se replantearon las formas de enseñanza que existían hasta el momento, como resultado de los progresos científicos de la sociedad.

Desde estos pensamientos surge el interés por el estudio del ser humano tanto en sus aspectos biológicos como psicológicos, y la reflexión sobre los mecanismos para aprender y no sólo para enseñar. Todo esto se propago con rapidez, y por consecuencia fueron surgiendo distintas escuelas que intentaban generar cambios en el funcionamiento docente, escuelas que fueron conocidas como “nuevas”.

Los principios básicos de las escuelas nuevas son (www.ecured.cu/index.php/La_escuela_nueva, recuperado 09 de mayo de 2014):

• Libertad para el desarrollo.

• El interés como motivo de todo trabajo.

• El maestro es solo un guía

• Estudio científico de la evolución de los niños y niñas.

• Preocuparse por lo que afecta el desarrollo del niño o niña

• Cooperación mutua entre escuela y hogar.

• La escuela es progresista.

Es decir, son planteamientos básicamente sociales: preparar al estudiante para la vida y el entorno social.

La presencia de Dewey y la Escuela Nueva en Chile

En 1904 con la fundación de la “Asociación de Educación Nacional” y la redacción de sus 33 postulados que constituían su declaración de principios, denotaban de manera clara la influencia de Dewey en su redacción, de esta manera se constituye el primer éxito a través de la inclusión de este modelo en el contexto nacional, dando un pequeño pero significativo paso adelante en la búsqueda de una educación nueva.

Ante esto Caiceo, desde el pensamiento de Deway declara:

“...hemos considerado la educación como un camino hacia la vida libre y republicana, como el terreno más propicio en que pueda producirse la democracia, como el único cimiento de instituciones duraderas, de fines nobles y trabajos positivos..." (cita de cita del texto de caiceo)

Es así como se puede apreciar con claridad la manera en que se propone reconstruir el sistema democrático como eje fundamental de la transformación educativa para implantar el modelo antes mencionado, posicionado a la educación como protagonista del progreso nacional.

La influencia de Irma Salas y el padre Alberto Hurtado

Irma Salas, hija de Darío salas y nacida en 1903 realiza su Doctorado en Filosofía en Estados Unidos, específicamente en la universidad de Columbia, lugar en el que pudo conocer de primera fuente los pensamientos de Jhon Dewey.

Al regresar a Chile y con la colaboración de una de sus mentoras doña Amanda Labarca, en 1933 pasa a dirigir el “liceo experimental Manuel de Salas” posicionándose como el primer “laboratorio pedagógico” en nuestro país, requisito fundamental para incorporar la propuesta educativa de Dewey en nuestro sistema educacional, la cual exigía la creación de unidades educativas que permitieran investigar y experimentar con el modelo de la escuela nueva y aplicarlo a la realidad nacional.

Desde esta posición sumado a su rol de académica de la universidad de chile, lo que le permitía influir en la formación de nuevos pedagogos que le permitieran construir una sólida red de apoyo, que se vería consolidada con su participación en la reforma gradual de la educación en 1945.

En este contexto Irma Salas logro introducir en el sistema educacional chileno elementos prácticos que trascendieron incluso a la reforma introducida en 1953 por Carlos Ibáñez del Campo, los cuales Caiceo recoge en su texto:

“…en 1953 cuando Ibáñez reformulo los planes de estudio de la educación secundaria. Sin embargo, gran parte de la nueva metodología introducida y aspectos como el consejo de curso, la orientación y la existencia de profesores orientadores, u nuevo sentido del profesor jefe y el gobierno estudiantil, se mantuvieron.”

No podemos pensar en educación Chilena, y en su praxis, sin la aplicación de los pensamientos de Irma Salas, quien va a reproducir por primera vez en Chile, la forma de educar para la sociedad de la ya señalada Escuela Nueva, en la cual, los liceos experimentales toman importancia y valor dentro de la observación pedagógica, tanto en su teoría, como en su forma de lograr los aprendizajes en los educandos.

Los planteamientos de Irma, serán difundidos a nivel Nacional y al igual que su padre, Irma logra esta vez, hacer activar dentro de la comunidad pedagógica de las altas esferas políticas y académicas, el pensamiento de Dewey. La Universidad de Chile, adquiere, como instancia de participación académica, gran importancia, puesto que Salas, hija, logra en esa institución expandir el pensamiento de Dewey.

Si bien Irma salas logro desarrollar, a través de las escuelas experimentales, el pensamiento y práctica de los postulados de J. Dewey; no será hasta que estos postulados logren una conexión con las llamadas “escuelas tradicionales” precedidas por la Iglesia católica, que el pensamiento y práctica de la Escuela nueva tomará verdadera relevancia en el desarrollo pedagógico de nuestro país. Ante esto es preciso preguntarnos ¿de qué manera se gestó esta simbiosis o concilio en pos de cambios en la práctica pedagógica? Y además, ¿Quién fue el precursor o responsable de llevar esto a cabo?.

Diversas fueron las posiciones dentro de la iglesia Católica en cuanto a los postulados pregonados por la Escuela Nueva, desde unos claramente reacios a su práctica educativa, al sopesarlos en una postura filosófica nula de conciliar, hasta aquellos que plantearon un consenso con su praxis. Tal es el caso de la Srta. Luisa Joerissen, quien plantea este último punto de la siguiente manera:

"Ante todo queremos dejar constancia de que ella en su substancia no es anticristiano, como lo es y lo fue la educación moderna oficial en muchos países. La Educación Nueva prescinde muchas veces, es cierto, de manifestaciones religiosas, pero no pone obstáculo a que sus innovaciones se reúnan con las bases más profundas del cristianismo". (cita de caiceo, pág. 25-26.)

Joerissen, nos deja en claro que si bien existe una marcada diferencia entre el pensamiento filosófico de la Escuela Nueva y la educación cristiana, queda de manifiesto que es la practica educativa, el educar haciendo, donde existe una conexión establecida y propensa a desarrollarse en conjunto, esto dado que los postulados de Dewey si bien son claros y contrarios a una educación Ilustrada y acentuada en lo moral, posee un carácter netamente inclusivo desde el cual la iglesia como ente formador adoptará, y a través de un cambio en sus metodologías educativas; implementara en sus procesos de Enseñanza-Aprendizaje.

Será así como El P. Hurtado, desde su perspectiva Cristiano Pedagógica, lograra conciliar esta resistencia del catolicismo hacía la incorporación de las prácticas educativas propuestas por la Escuela Nueva. En pos de esto último, es preciso señalar que el santo padre desarrollo estudios de pedagogía en Lovania (Bélgica), donde logro asimilar el pensamiento de Dewey desde la observación de su práctica y resultados educativos en Europa; llegando incluso a efectuar su tesis doctoral en torno al pensamiento del educador Norteamericano.

De esta manera Caiceo nos plantea la aplicación del pensamiento de Dewey en las conclusiones de Alberto Hurtado:

“Al exponer minuciosamente la filosofía y pedagogía del pensador norteamericano, concluyó que su filosofía osciló de un absolutismo hegeliano a un experimentalismo, y en ella hay serios reparos para un católico, especialmente por su agnosticismo. Sin embargo, su pedagogía la fue gestando independiente de su sistema filosófico y, por lo mismo, hay muchos principios pedagógicos conciliables con el cristianismo” (Caiceo, 1991, Pág.28)

Planteamiento que además de conciliar estas posturas previamente contrapuestas, planteará un símil histórico que termina consolidando y otorgando con mayor fuerza una premisa para la aplicación de las prácticas educativas de la escuela nueva a través de la educación eclesiástica. Así Nuestro santo pedagogo plantea: “…así como San Agustín "cristianizó" a Platón y Santo Tomás a Aristóteles, es posible hacer lo mismo con Dewey; vale decir, estudiar el valor pedagógico intrínseco de su doctrina filosófico-pedagógica, Completada por la Revelación y corregida por una filosofía natural más justa” (Caiceo, 1991, Pág. 28-29).

Esta conciliación entre el pensamiento de Dewey y el cristianismo, Alberto Hurtado lo desarrollo en varios puntos, entre los cuales destacan el fin inmediato de la educación como un complemento entre lo individual y lo social, así como observar al educando como un ser reflexivo, con intereses diversos y proactivo, y no un ser inerte el cual actúa sólo de manera receptiva. Además, considera el entorno como un elemento que incide de manera directa en la actitud, convivencia y desarrollo intelectual. Así también plantea la labor de la escuela, la cual debe educar en pos de una vida democrática y estableciéndose como un instrumento de reforma social. Pero entre todos los puntos conciliables que logra establecer, existe uno que de manera muy clara deja en exposición esta unión, planteando que “La educación moral realizada por medio de la vida social, junto con el trabajo y el pensamiento reflexivo: además, por medio del trabajo comunitario dirigido hacia un fin común, por el valor moral de las acciones ordinarias, por la unión íntima entre la vidas intelectual y moral”. (Caiceo, 1991, Pág.30) de esta manera queda de manifiesto el cómo se hace posible integrar una educación dirigida al aprender haciendo, la cual potencia y direcciona las habilidades, tanto individuales como colectivas en el proceso Enseñanza-Aprendizaje, con una educación en dirección al desarrollo moral, intelectual y de valor social.

Conclusión:

Cuando hablamos de la praxis pedagógica del pensamiento de Dewey en Chile, hablamos de Irma Salas y el Padre Alberto Hurtado, puesto que ellos encarnarán la lucha por posicionar a Dewey en las aulas pedagógicas. La primera desde la perspectiva científica de lo que significará la práctica de Dewey en el aula, mientras que el segundo, lo hará desde la valides filosófica de sus postulados.

Irma, colocará su defesa en dos escenarios, en la Praxis, cuyo terreno a utilizar serán los llamados, colegios experimentales y en lo académico, la Universidad de Chile institución que la acoge como docente y será parte de la difusión activa del pensamiento de Dewey; en cambio el padre Hurtado, lo hace desde la defensa de los principios filosóficos que sustentan la teoría de Dewey, ya que los ensayos prácticos de su pensamiento fueron aceptados, después de la semana de la Educación Católica, efectuada por la casa de estudio de la Pontificia Universidad Católica de Chile.

La problemática de conciliar estas posturas, en la pedagogía chilena, era necesaria. Ya se había avanzado en aceptar las prácticas de Dewey, pero faltaba validar su filosofía, para justificar, que la postura de crear un nuevo sujeto social, el cual pensara en cómo está construido su medio y como debiese responsabilizarse de él, sin que ideas predeterminadas marcaran sus pasos, si no que optara por su propio aprendizaje para descubrir el camino correcto, era necesario. Estas posturas en la filosofía de la Nueva Escuela, chocaban con el hombre, propuesto por la educación católica chilena.

El estudio realizado por el padre Alberto, en su tesis doctoral, va a ser minucioso, su misión será, conciliar la filosofía de la escuela tradicional, con la filosofía de la nueva escuela. Es por esta razón, que su propuesta, acepta aspectos, que son válidos para el que hacer pedagógico, pero que provienen de la nueva escuela. Para Hurtado, la educación debe ser un proceso de enseñanza realista. No se puede concebir la educación como una burbuja, debe estar en el plano de lo real, el educando, debe tener experiencias vivenciales de lo que será su futuro y así ser un agente social que aporte a su medio. Este realismo en la educación, del educando, se logra cuando en la enseñanza se incorpora la práctica dentro de un aviento sociabilizado, en el cual prima la responsabilidad y la cooperación social ( cita caiceo pag 32, no es una cita textual).

La formación de sujetos que profundicen la democracia, que la incorporen en sus prácticas de la realidad, logrando mediante la educación, ser agente de cambio, es lo que el Padre Hurtado, enfatiza como parte de la educación cristiana y de la educación de la Nueva Escuela. El sujeto de aprendizaje, debe ser real y responsable del futuro de su sociedad y esto es lo que toma de la obra de Dewey, como ancla para conciliar las dos posturas expresándose. En su obra se expresa, que como dice Dewey lo importante es “formar personas, y ellas, pensaba, iban a aprender a serlo realizado hechos “personales, así, por ejemplo, el cristiano iba a aprender a ser cristiano viviendo como tal, ya sea como joven de acción católica, como dirigente sindical en la Asich, como adulto comprometido con los pobres del hogar de Cristo, etc…” (cita textual libro de Caiceo pag 32). Así es que el pensamiento de Dewey y su formación de hombre social, se entrelaza con la postura cristiana.

Podemos finalmente decir, que gracias a los trabajos realizados en el ámbito de academicista tanto de Irma Salas, como del Padre Hurtado, en Chile se logra conciliar, posturas que en un momento de vieron como irreconciliables, cuya disputa se hará en el campo de la modernización de la educación y en la formación de los sujetos sociales democráticos y autónomos.

No se puede desconocer también, que la influencia en extranjera en la educación chilena, ha sido variada y que sus postulados han llegado a romper con los que en su época se consideraba como innovador, pero a diferencia de los demás postulados pedagógicos, John Dewey y la Escuela Nueva se quedan en Chile, por que trabaja con lo esencial para la preparación de la vida de un ser humano, su integración social, la creación de inteligencias y habilidades necesarias para una buena convivencia humana, social, y política.

La praxis de la escuela Nueva, se la daremos a Irma Salas, mientras que su aceptación filosófica por gran parte de la comunidad educativa se la debemos a Alberto Hurtado. El reconocimiento de sus trabajos, son indispensables, para la comprensión de la historia moderna de la educación Chilena.

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