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EL GUEGUENSE

ajcM1323 de Agosto de 2012

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PERSONAJES:

GUEGUENSE (VIEJO)

DON FORCICO (SU HIJO)

DON AMBROSIO (SU HIJO)

GOBERNADOR TASTUANES

ALGUACIL MAYOR

ESCRIBANO REAL

REGIDOR REAL

DOÑA SUCHE MALINCHE

DOS DAMAS

MACHO RATON

MACHO MOTO

MACHO GUAJAQUEÑO

MACHO MOHINO

SONES:

1: EL GUEGUENSE O MACHO RATON

2: LA RONDA

3: EL VILANCICO

4: LA RONDA1

5: LA RONDA 2

6: LA VALONA

7: EL RUJERO

8: LA BODA

9: LOS BORRACHOS

10: SALIDA

(Se da principio bailando y habla el)

ALGUACIL: Dios misericordioso guarde a Usted, Señor Gobernador Tastuanes.

GOBERNADOR: Dios misericordioso proteja a usted, hijo mío, Capitán Alguacil Mayor. ¿Se encuentra bien?

ALGUACIL: Para servirle para siempre, señor Gobernador Tastuanes. [Dan vuelta bailando y habla el]

ALGUACIL: Dios misericordioso guarde a Usted, Señor Gobernador Tastuanes.

GOBERNADOR: Dios misericordioso proteja a usted, hijo mío. Suspenda en el campamento de los Señores Principales los y robos, andanzas y mudanzas, velancicos y favoritismo que tanto solicitan a mi Cabildo Real. En primer lugar, no tengo mesa de oro, ni mantel bordado, ni tintero de oro, ni pluma de oro, ni secante de oro. Sólo dispongo del papel blanco para asentar las firmas gratuitas de mi Cabildo Real.

ALGUACIL: Dios misericordioso guarde a Usted, Señor Gobernador Tastuanes.

GOBERNADOR: Dios misericordioso proteja a usted, hijo mío, Capitán Alguacil Mayor.

ALGUACIL: Basta ya de solicitar complacencias a su Cabildo real. En primer lugar, no tiene usted mesa de oro, ni mantel bordado, ni tintero de oro, ni pluma de oro, ni secante de oro. Sólo dispone de papel blanco para asentar las firmas gratuitas de su Cabildo real.

GOBERNADOR: Hijo mío: suspenda en el campamento de los Señores Principales los sones y robos, andanzas y mudanzas, velancicos y favoritismo que tanto solicitan a mi Cabildo Real, salvo aquellos que obtengan licencia de la ronda, que cobrará a quienes pretendan entrar a mi presencia real.

ALGUACIL: Para servirle siempre, Señor Gobernador Tastuanes. Dios misericordioso guarde a los Señores Principales que ahora ya no gozarán de sus sones y robos, andanzas y mudanzas, velancicos y favoritismo, sin el permiso de la Ronda del Señor Gobernador Tastuanes. [Aquí se toca "la ronda", dan vuelta bailando y habla el]

ALGUACIL: Ya estamos aquí y la ronda no aparece. Tiene vergüenza de presentarse ante Usted con sus cinchones rompidos de coraje, con sus sombreros de castor rompidos de coraje, con sus manteras de rebozo y capotines colorados, por las burlas de ese farsante del Güegüense, Señor Gobernador Tastuanes.

GOBERNADOR: Hijo mío, Capitán Alguacil Mayor: consígame a ese afrentador, consentidor y tráigalo a mi Cabildo Real.

ALGUACIL: Es muy difícil conseguir y traer a ese sinvergüenza a su Cabildo Real.

GOBERNADOR: Es necesario, hijo mío. Pero antes suspenda en el campamento de los Señores Principales los sones y robos, andanzas y mudanzas, velancicos y favoritismo que tanto solicitan al cabildo Real, y luego traiga a cómo sea: de la cola, de las piernas, de las narices, o de donde Dios te ayude, a ese inútil Güegüense, Capitán Alguacil Mayor.

ALGUACIL: Para servirle siempre, Señor Gobernador Tastuanes.

Güegüense: ¡Ah, muchachos! ¿A qué ternero o potro quieren amarrar por allí de la cola, de las piernas o de las narices?

DON AMBROSIO: A vos, Güegüense embustero.

Güegüense: ¿Me hablas, don Forcico?

DON FORCICO: No, papito. Serán los oídos que le chillan.

Güegüense: ¿Me hablas, don Ambrosio?

DON AMBROSIO: ¿Quién te ha de hablar, Güegüense embustero?

Güegüense: ¡Cómo no, mala casta, saca fiestas sin vigilia en los días de trabajo! [Al Alguacil, cuyos pasos escucha] ¡Ora!, ¿quién quiere saber de mi nombre?

ALGUACIL: Un criado del Señor Gobernador Tastuanes.

Güegüense: ¿Cómo? ¿Qué criada? ¿La chocolatera, la lavandera o la componedora de ropa del Señor Gobernador Tastuanes?

ALGUACIL: Ni chocolatera, ni lavandera, ni componedor de ropa; un criado del Señor Gobernador Tastuanes.

Güegüense: ¿Pues qué criada? ¿Cocinera o servidora del plato del Señor Gobernador Tastuanes?

ALGUACIL: Nada de eso, bandido, Ninguna cocinera ni servidora del plato del Señor Gobernador Tastuanes.

Güegüense: ¡Ah, con que el Capitán Alguacil Mayor del Señor Gobernador Tastuanes! ¡Oh, amigo Capitán Alguacil Mayor!: ¿dejó acaso en el campamento su vara de insignia?

ALGUACIL: Tal vez puedo ofrecerle una, Güegüense.

Güegüense: Mejor siéntese, Capitán Alguacil Mayor.

ALGUACIL: Siéntese usted también, Güegüense.

Güegüense: Capitán Alguacil Mayor: ¿y qué dice el Señor Gobernador Tastuanes?

ALGUACIL: Que vayas corriendo y volando, Güegüense.

Güegüense: ¿Corriendo y volando? ¿Cómo quiere que corra y vuele un pobre viejo lleno de dolores y calamidades? Capitán Alguacil Mayor: y el Jilguero de la portada del Señor Gobernador Tastuanes, ¿qué es lo que hace?

ALGUACIL: Cantando y alegrando a los Señores Grandes, Güegüense.

Güegüense: Ese es mi consuelo y mi divertimento [...] Amigo Capitán Alguacil Mayor, ¿con que corriendo y volando?

ALGUACIL: Corriendo y volando, Güegüense

Güegüense: ¡Ah! muchachos, ¿me hablan?

DON AMBROSIO: ¡Quién te ha de hablar, Güegüense embustero!

Güegüense: ¿Me hablas, don Forcico?

DON FORCICO: No, papito, Serán los oídos que le chillan.

Güegüense: Eso será, muchacho. Cuida la bodega que voy a ver si puedo volar.

ALGUACIL: Un momento, Güegüense. ¿De qué modo y con qué cortesías accederás a la presencia real del Señor Gobernador Tastuanes?

Güegüense: ¿Pues con cuáles, Capitán Alguacil Mayor?

ALGUACIL: Primero ha de ser con un son para divertir al Cabildo Real del Señor Gobernador Tastuanes.

Güegüense: ¿Son, Capitán Alguacil Mayor? Pues suspéndanse en el campamento de los Señores del Señor Gobernador Tastuanes.

ALGUACIL: Para servirle, Güegüense. Dios misericordioso guarde a los Señores Principales que ya no gozarán de los sones y robos, andanzas y mudanzas, velancicos y favoritismos, Güegüense igualado. [Dan vuelta los dos bailando y habla el]

ALGUACIL: Ya estamos con paraje.

Güegüense: Ya estamos con coraje.

ALGUACIL: En el paraje.

Güegüense: En el obraje.

ALGUACIL: En el paraje.

Güegüense: En el paraje, pues [...] Capitán Alguacil Mayor: ¿por qué no me enseña los modos galantes y cortesías para entrar y salir ante la presencia real del Señor Gobernador Tastuanes?

ALGUACIL: ¡Cómo no!, Güegüense; pero no de balde. Primero debo recibir mi salario.

Güegüense: ¿Pescados salados? ¡Ah!, muchachos, ¿allí están las redes de pescados salados que trajimos de la Conchagua?

DON FORCICO: Ahí están, papito.

DON AMBROSIO: ¿Qué redes de pescados salados vas a tener Güegüense embustero?

Güegüense: ¡Cómo no!, mala casta, ojos de sapo muerto. [Al Alguacil] Siento mucho decirle que se nos acabaron los pescados salados.

ALGUACIL: Nada entiendo de pescados salados, Güegüense.

Güegüense: Pues, ¿qué es lo que quiere, señor Capitán Alguacil Mayor?

ALGUACIL: Reales de plata, Güegüense.

Güegüense: ¡Ah!, redes de plato. ¡Ah!, muchachos: ¿allí están las redes de plato que trajimos de la Conchagua?

DON FORCICO: Ahí están, papito.

Güegüense: Señor Capitán Alguacil Mayor: tenemos muchos platos. ¿De qué clase los quiere: de china o de barro?

ALGUACIL: Ni de china ni de barro. Yo no quiero platos, Güegüense.

Güegüense: ¿Y qué cosa, pues, señor Capitán Alguacil Mayor?

ALGUACIL: Pesos duros, Güegüense.

Güegüense: ¡Ah!, quesos duros de quellos grandotes. ¡Ah! muchachos, ¿ahí están los quesos duros que trajimos de la Conchagua?

DON FORCICO: No, papito. Se los comió mi hermanito don Ambrosio.

DON AMBROSIO: ¿Qué quesos duros vas a tener, Güegüense embustero?

Güegüense: Cómo no, mala casta; después que te los has tragado. [Al Alguacil] Señor Capitán Alguacil Mayor: se nos acabaron los quesos duros, porque aquí traigo un muchacho tan tragón que no deja nada.

ALGUACIL: Yo no sé nada de quesos duros, Güegüense.

Güegüense: ¿Qué quiere, pues, Señor Capitán Alguacil Mayor?

ALGUACIL: Doblones de oro y de plata, Güegüense.

Güegüense: ¡Ah!, doblones ¡Ah! muchachos, ¿saben doblar?

DON FORCICO: Si, papito.

GUENGUENCE: Pues doblen, muchachos. Y que Dios lleve con bien al Señor Capitán Alguacil Mayor que hace un ratito estuvimos con él tratando y contratando, y se lo llevó una bola de fuego.

ALGUACIL: ¡Para tu cu..., Güegüense! Yo no quiero escuchar dobles.

Güegüense: ¿Y qué quiere, pues, Capitán Alguacil Mayor?

ALGUACIL: Doblones de oro y de plata, Güegüense.

Güegüense: ¿Doblones de oro y de plata? Pues hábleme recio, que como soy viejo y sordo no oigo lo que me dicen; y por estas tierras adentro no se entiende de redes de platos, ni de pescados salados, ni de dobles, sino de onzas de oro y monedas de plata. Y vamos, ¿cuánto quiere?

ALGUACIL: Todo lo que tiene en la bodega, Güegüense.

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