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José María Arguedas- novelista, ensayista: Relatos e historias


Enviado por   •  17 de Noviembre de 2011  •  Reseñas  •  2.321 Palabras (10 Páginas)  •  797 Visitas

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José María Arguedas

A los 30 años de su ausencia, podemos señalar que las contribuciones más substanciales de Jose María Arguedas fueron su narrativa andina y sus ensayos sobre folklore, etnología, antropología y cultura indigenista. Ello le mereció importantes premios y es objeto de numerosos estudios literarios y sociológicos.

Las patologías psiquátricas emergentes en la adolescencia tienen generalmente sus orígenes en la infancia. En Arguedas esto es evidente. Nació en Andahuaylas en 1911, su padre, Víctor Manuel, era abogado de origen cuzqueño y su madre, Victoria Altamirano, señora principal de San Pedro de Andahuaylas, desafortunadamente murió en 1914, cuando él no había cumplido aun los tres años de edad, "Yo no me acuerdo de mi mamá. Esa es una de las causas de mis perturbaciones emocionales" afirmaba. En 1917 su padre se casa por segunda vez, se instala en Puquio, luego en Lucanas y empieza a viajar por todos los pueblos de la zona en busca de trabajo, su hermano viaja a Lima y José María queda tres años con su madrastra y un hermanastro, con los que vivió experiencias terribles. Pablo Pacheco, el hermanastro, diez años mayor que él, era el prototipo del gamonal serrano, cruel, prejuicioso, abusivo y racista. Como era además exhibicionista y sádico, obligó a Arguedas a presenciar sus abusos sexuales y lo relegó a la posición de uno de los sirvientes indios de la casa, rol que abandonaba sólo cuando llegaba su padre, y al partir éste volvía a dormir en la cocina en una batea sobre un pellejo lleno de piojos, a cortar alfalfa en las madrugadas, regar los sembríos en las noches y recibir raciones miserables de comida. Su refugio y amparo fueron los indios y las indias de la servidumbre que "vieron en mí exactamente como si fuera uno de ellos, con la diferencia que por ser blanco acaso necesitaba más consuelo .. y me lo dieron a manos llenas".

Entre 1923-1926, viajó con su padre por la sierra sur, y luego quedó definitivamente en Ica. Aquí tuvo una experiencia traumática, se había enamorado de Pompeya, una muchacha iqueña, con quien terminó por una frase que ella dijo: "no hago el amor con serranos". Después de vivir en Huancayo y Yauyos, otro hecho dramático acontece en su vida, en enero de 1932 fallece su padre. Un año antes había ingresado a estudiar en San Marcos.

Arguedas vivió también los conflictos sociales, culturales y políticos que se dieron en su época. Se decepcionó con la deserción ideológica de algunos dirigentes comunistas que se pasaron a la extrema derecha. Sus responsabilidades como Director de la Casa de La Cultura estuvieron en muchos casos llenos de las incomprensiones burocráticas tan arraigadas en nuestro país.

En 1937 sufrió un año de prisión por su militancia antifascista y en 1949 es despedido injustamente como docente del Colegio Guadalupe. La crítica hacia algunas de sus obras fue muchas veces injusta, estuvo dominada más por criterios políticos que los propiamente literarios. La publicación previa de los "diarios" de su última novela, en los que emite juicios sobre otros escritores latinoamericanos, le generó ataques personales y una polémica que afectó su sensibilidad provinciana.

Su primer matrimonio con Celia Bustamante, contribuyó, en algunos momentos, a acentuar su angustia y frustación. Sobre su primera esposa y cuñada decía "me trataron durante 14 años casi como una pertenencia sin derecho ni a voz ni a voto... en una ocasión estuve muy cerca de lanzarme al balcón y de clavarme un cuchillo.. porque en esas horas en que me celaba tan injusta e implacablemente me echaba a llorar.."

Otro aspecto que es necesario explorar es el componente familiar en el fenómeno afectivo de Arguedas. Aunque su narrativa es rica en presentar la realidad-mágico-religiosa de la cultura andina, en gran parte de ella son revelados los sucesos traumáticos que iniciaron sus dolencias. Junto a un mundo lleno de los goces de la naturaleza -ríos, árboles, plantas, cerros, pájaros- y la embriaguez de la música, ritos y costumbres, existen repetidas escenas de violación, de agresión y de injusticia. La muerte temprana de la madre y la continua ausencia del padre generaron una ambivalencia afectiva. La depresión de Arguedas, sólo puede ser entendida fundamentalmente por sus orígenes en las etapas tempranas del desarrollo y en el área de la sexualidad. El Arguedas-niño y el Arguedas-adulto, fueron esencialmente un llanto que infructuosamente pidió amor.

En su novela "El zorro.." señala como origen de sus males, "en mayo de 1944 hizo crisis una dolencia psíquica contraída en la infancia". Los cuadros se repitieron en otras épocas de su vida y lo llevaron a pedir licencia de trabajo por largos períodos o renunciar al mismo. Un síntoma que siempre lo acompañó y por el que tuvo que tomar medicación permanente fue el insomnio. Otros, revelados en sus testimonios y cartas, fueron la cefalea, y la fatiga por la lectura que le había impedido por largos años asimilar documentos importantes.

Sus ideas suicidas aparecieron desde niño y el primer intento fue en abril de 1966 cuando ingirió treinta y siete pastillas de Seconal. A inicios del 60 había sufrido un grave accidente de tránsito que reavivó su depresión y angustia. En carta del 21-05-60, afirma "hace unos diez años tenía suficiente energía para hacer frente a esta clase de luchas, pero las desventuras de mi niñez y mi débil constitución nerviosa me han invalidado". A pesar de ello, pone fin a una etapa de silencio creativo y publica después del 58 "Los ríos profundos", en el 61 "El sexto" y en el 64 "Todas las sangres".

En carta fechada en Guatemala el 28-05-61 manifiesta "estoy sumamente preocupado con mi pobre salud. Vine en malas condiciones ... los primeros quince días estuve luchando contra la depresión que padecía.." En otra correspondencia a su psiquiatra chilena el 7-05-62, manifiesta otro ánimo producto del tratamiento llevado con esta doctora, pero no deja de manifestar que "en cuanto a mis molestias físicas la única que no he podido superar es el insomnio". En 1962 Arguedas se enamora en Chile de una mujer casada, Beatriz, con la cual establece una corta relación afectiva. En carta del 3-7-62 a su psiquiatra le expresa "Sus cartas (de Beatriz) y la contemplación de su fotografía purifican mi alma y mi cuerpo en forma que constituye un milagro.¡No sabia lo que era el amor no lo sabía!. Sus palabras y su imagen ahuyentan el principal demonio que me aterrorizaba y corrompía o pretendía corromper mi alma: las tentaciones sexuales cuya conclusión no me producían sino asco en el mundo... Había una tendencia suicida a entregarme a esos

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