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Le Viste La Cara A Dios


Enviado por   •  15 de Diciembre de 2014  •  496 Palabras (2 Páginas)  •  366 Visitas

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“Le viste la cara a Dios”- Gabriela Cabezón Cámara

La palabra se hace carne para dar lugar al cuerpo como representación del dolor y el sufrimiento, como la ilustración más acabada de la violencia y como el pasaje directo al infierno donde aún allí es posible verle la cara a Dios.

La literatura abre este espacio para traernos un relato escalofriante, relato que sin lugar a duda penetra en los lugares más inhóspitos del padecimiento ajeno, que en algún momento de la historia se vuelve propio.

Beya es una joven víctima de la trata de blancas, una joven que se enfrenta al dolor y a la degradación constante, objeto de lucro y portadora de placer. Las circunstancias que le toca atravesar son aberrantes, se mezclan con sangre, alcohol, drogas y una violación que repugna. Nos ubica en un espacio físico, nos transporta a ese puticlub, nos abstrae a ese ritmo de vida y nos moviliza con detalles que son irreproducibles.

Cada línea de esta historia se siente y no tan sólo porque se esté narrando una situación de vida que existió y existe, sino porque la condensación de las palabras y el lenguaje crudo es lo que nos lleva a chocar con nuestra realidad, con nuestros miedos y sobre todo con esa impotencia que lastima.

Pero no todo está perdido, aún en esas situaciones de degradación al límite, está ÉL, está esa línea de fuga que le permite escapar de tanto sometimiento y poder entrar en su mundo donde los recuerdos del pasado se vuelven presente para poder proyectar un futuro. Verle la cara a Dios es el sentido de esperanza que Beya encuentra entre tanta desolación, es lo que la empuja a tener momentos de escape y entrar en una especie de trance psico-emocional.

Cabe destacar que es la violencia, en su máxima expresión, lo que impulsa la escritura de esta novela así como ocurrió en los inicios de la incursión literaria en la Argentina con El matadero. De aquí se desprende su relación intertextual donde la tortura y el goce del sufrimiento del otro son los hilos conductores de la trama argumental.

La descripción minuciosa, los elementos realistas, el lenguaje coloquial y la perfección en la progresión temática son los condimentos que hacen de este relato un verdadero espejo cuyo fin es mostrar entre líneas una realidad que estremece.

Le viste la cara a Dios proyectó un horizonte literario sin filtro, un momento donde la lectura te abstrae y un mosaico de sensaciones diversas.

Beya escapó, nadie más le hará daño, todos están donde deben estar, y el dolor por fin cesó. Descansa Beya durmiente, tus anhelos de libertad se hicieron carne y ahora estás de pie frente a esta vida que sólo te durmió en los laureles del dolor para luego despertarte en la calma de tu espíritu.

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