YAWAR FIESTA - JOSE MARIA ARGUEDAS.

Los aires de independencia nacional llegan al Perú en el S. XIX y con ellos se difunden los ideales liberales. San Martín encuentra una fórmula salomónica: decreta, en el 12 de Agosto de 1821, lo que se denominó la libertad de vientres, es decir, la regla de que nadie nace esclavo en el Perú a partir de la Independencia.

En esta forma, los actuales esclavos permanecen como tales, pero la siguiente generación ya no será esclava. En Noviembre de ese año, San Martín amplía los alcances abolicionistas declarando libres incuso a los esclavos actuales si habían pertenecido a españoles emigrados. Pero el mismo día expide otro Decreto por el que los hijos

de esclavos nacidos ya libres, quedan sujetos a un patronazgo a cargo del amo de la madre hasta que cumplan 20 años las mujeres y 24 los hombres. Esto se vería afectado más adelante por la Reclamación de los hacendados, en lo cual el General Salaverry, quien se autoproclama Presidente de la República, resuelve aumentar la edad límite del patronazgo de 25 a 50 años.

En 1852 entra en vigencia el Código Civil que, incluye la esclavitud como una institución acogida por el Derecho. Sin embargo, determina que los amos tienen obligaciones frente a sus esclavos, como las de alimentarlos, protegerlos y asistirlos en sus enfermedades. Esas obligaciones se deben en

retribución de los servicios recibidos del esclavo, lo que acerca la esclavitud más a la forma del contrato que a la de propiedad. Sin embargo, era ya patente que los nuevos tiempos y las nuevas ideas hacían intolerable la esclavitud. Y, en efecto, apenas dos años después, el 3 de Diciembre de 1854, quedaría abolida la esclavitud por el Decreto del

Presidente Provisorio Ramón Castilla. Las voces de los propietarios no fueron desatendidas, pese a todo. Posteriormente, el Decreto de 9 de Marzo de 1855, reglamenta que el Estado abonará a los antiguos amos una indemnización de 300 pesos por cada esclavo, en un plazo de tres años, más un interés del 6% anual.

Castilla agrega que la abolición que ofrece su rival político Echenique afecta el derecho de propiedad debido a la vaga indemnización que ofrece.

El Presidente Constitucional de la República era por entonces el General Don José Rufino Echenique, en 1852. Pero en 1854, el General Ramón Castilla, en alianza con el político civil Domingo Elías, se levantaron en armas. Es en estas circunstancias Echenique, ofrece la libertad para todos los esclavos que peleen por el Ejército constitucional.

Castilla indica que su revolución tiene por objeto reconocer y garantizar “los derechos de la humanidad oprimida, explotada y escarnecida con el tributo del indio y con la esclavitud del negro”. Consecuente con ello y con gran habilidad política, retruca la oferta de libertad de Echenique diciendo que se está induciendo al esclavo a dar por rescate su

vida

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