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El romance de un trovador

ale14lopezApuntes1 de Febrero de 2016

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El romance de un trovador

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Las hermosas canciones románticas y dolientes que cantaba Julio Jaramillo, llenaron una de las más bellas épocas inolvidables de ternura y sensibilidad que quedaron para la posteridad, ejerciendo su influencia en el alma popular; es que él nació allí, y surgió de allí, sin jamás renunciar a su extracción social. Julio Jaramillo no solamente fue grande en el Ecuador, sino también en los demás pueblos de nuestra América mestiza, pueblos que él visitaba en sus constantes y exitosas giras artísticas. Sus influencias fueron más allá de los límites estrictamente literarios, pues tuvo efectos en otros aspectos de la vida; la voz de J. J, en sus interpretaciones tenía ondas resonancias por sus vibraciones románticas, plenas de coloraciones tristes e inmensas ternuras, de generosos y emotivos sentimientos del inextinguible fuego del amor. El ruiseñor de América como justificadamente se le conocía, fue un coplero, un cancionista de exclusiva y gran sensibilidad humana; Julio Jaramillo tenía la infinita virtualidad de escoger las piezas de su extenso repertorio de las romanzas y las trovas, con los versos más tristes y de las más hondas congojas, con redobles y modulaciones de mil armonios sones que eran incomparables. Esto de recoger de manera supremamente maravillosa el auténtico sentimiento popular, lo llevó a la cumbre de la inmortalidad; este género de poesías acometió contra su comprensión de la realidad palpitante y, dio lugar a que se forjara en él, el bohemio romántico, simple, puro y sencillo, con un corazón supremamente enardecido de amor.

Quién de nosotros, algunas veces deseosos de olvidar las injustas condescendencias de la buenaventura, o queriendo traer a la memoria algún sublime recuerdo de ese amor, que ni se extingue ni se olvida, como las ardientes miradas de la mujer amada, de las primeras borrascas y tormentas del corazón, amor cuya memoria sobrevive cuando los desengaños del mundo y sus tristes decepciones, hacen brotar del alma las lágrimas de la pasión de algún amor prohibido, eterno y hermoso, que nos inspira y que muchos lo anidamos en el pecho, que nunca lo confesamos ni con el paso ni el peso de los años, pero que casi siempre termina truncado por el desengaño o por la muerte, aquel amor tan puro y sin sombras. Digo cuál de nosotros no se ha extasiado saboreando una copa de licor y abriendo las puertas del alma, escuchamos: Reminiscencias, Hojas de Calendario, Elsa. Náufrago de amor, Carnaval de la vida, Nuestro Juramento, Nada te debo vida, Chica Linda, Amanda mía, Olga, Me duele el corazón, etc. A J. J. ningún club de señoritos… lo contó entre sus favoritos, jamás secta alguno lo encadenó; con su tumultuoso corazón, amó y cantó a la mujer, al perfume de su carne, al beso dado sobre los senos erectos y los labios rojos y ardientes, cantos llenos de dicha, todo fuego, todo llama, amor y celos; Julio fue libre, siempre expresó lo que sentía, jamás ocultó sus sentimientos ni enmascaró sus debilidades, sabía que rodaba aceleradamente a la muerte y la apuró,,, Parecía que aquella fiesta del bello canto a la mujer y el amor no iba a tener fin; más súbitamente cual tajo de filudo machete, el canto se cortó y el inolvidable trovador del pueblo, nos dijo: Que viva el amor, hasta siempre. Muchas mujeres lloraron con lastimeras y tristes desesperanzas sobre su amado cantor que había dado la vida por la felicidad de amar y ser amado; hoy cumple un año más, desde que marchera por la senda de la eterna noche sin auroras.

Al recordar a J.J. me viene a la memoria otro de los grandes inolvidables, como fue: Olimpo Cárdenas, oriundo del cantón Vinces, quien en honor a la verdad fue el creador original de este estilo; por eso superó a J. J quien surge imitando a éste. A Olimpo se lo conoció como el rey tel estilo.

¿Del tirano? Del tirano

Di todo, ¡di más!, y clava

Con furia de mano esclava

Sobre su oprobio al tirano.

¿Del error? Pues del error

Di el antro, di las veredas

Oscuras: di cuanto puedas

Del tirano y del error.

¿De mujer? Bien puede ser

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