La Musica

Es maravilloso poder imaginar estar en el año 1500, un poco antes de la Conquista y poder observa la gran magnitud de las construcciones mexicas, así como nuestros antepasados caminar por estas grandes calles empedradas y encontrarse con los sacerdotes haciendo sus rituales, inundando el ambiente de copal e incienso, sin duda, una gran visión de esta nuestra gran cultura, la más grande de América, la más esplendorosa, y desafortunadamente las más saqueada.

Hoy, caminando igual sobre estas calles, curiosamente también empedradas y con la dinámica de una sociedad cada vez más olvidada de sí misma, cada vez más perdida en un mundo globalizado que le ha arrancado su identidad, pero que sueña poder ser en algún otro momento, el centro del universo, quizá como hace ya más de 500 años.

Es así y con este pensamiento que dirigí mis pasos hacia el ahora, centro de información de la cultura mexica, mejor conocido como Museo del Templo Mayor, donde se pueden observar sus añejos taludes, pero también le rodea el temor de aquellos que por algún momento pensaron que nuestros ancestros los habrían de perseguir o bien resurgir para tomar venganza por la desaparición de su pueblo.

El Museo del Templo Mayor está flanqueado por la Catedral, insignia del poder ideológico de la Nueva España y por construcciones ya fijas de la colonia que demostraban de esa manera su dominio frente a nuestra cultura.

Es así como el paso de la modernidad sacudió el rostro de la diosa Coatlicue, quien en mostró su esplendor allá en el año de 1978, generándose toda una investigación, sobre las excavaciones, pero sobre todo, se dio paso a la construcción de un museo en este mismo lugar, siendo este inaugurado el 12 de octubre de 1987, es decir nueve años después.

Los investigadores decidieron que este museo recreará la vida y la muerte, es decir, que presentara una dualidad en la realidad e ideología de nuestra cultura mexica, teniendo entonces también los símbolos de agua

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