Una Provocativa Tensión de la Música y los Colores

Una Provocativa Tensión de la Música y los Colores.

No recuerdo haberme estresado tanto en una película desde que vi Carnage de Roman Polanski, pero sinceramente creo que Punch Drunk Love le ganó. La razón de tanto estrés se debe a los diferentes sonidos de la película y los colores de la puesta en escena, especialmente su música y la constante aparición del blanco, azul y rojo.

La banda sonora no ayudó mucho al periodo de relajación que tenía en mente cuando empezó la película. Jon Brion cumplió su misión de que la audiencia sintiera lo mismo que el protagonista, sus frustraciones, ataques y hasta el amor. Esta última retratada en la brillante pero desesperante canción “he needs me”.

Otra característica particular es el manejo de colores un poco monótonos. El uso del blanco y el azul en cada situación hace que se vuelva un filme aburrido pero su punto a favor es que refuerza la idea central, que en este caso es la crisis emocional de Barry al encontrarse rodeado de personas que no le aportan la calma que necesita. Hasta que conoce a Lena, una mujer que aparece siempre de rojo, un color arriesgado para un individuo que se muestra a si mismo solo, azul, con miedo al cambio.

Creo que de algún modo, cualquier persona se sentiría identificado con el personaje principal: solos y cansados de la gente que los rodea que sólo brindan mas que ruido. Y considero que la escena que retrata esos sentimientos es en la que Barry está con sus hermanas reunidas en la casa y de tanta gritería, entra en un ataque de ira y rompe las ventanas; creo que sí fuera mi caso, también hubiera hecho lo mismo.

Debo admitir que la primera vez que vi la película, no me gustó para nada. Pero después de la segunda vez, pude ver la riqueza simbólica no solo en la música y en los colores sino también en los planos y los elementos como el piano y las ofertas del pudín, que hizo que cambiara por completo mi opinión al respecto, excepto en lo estresante, esa sí sigue intacta.

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