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El impacto económico de los grandes eventos deportivos en los países organizadores


Enviado por   •  15 de Agosto de 2016  •  Trabajos  •  3.790 Palabras (16 Páginas)  •  344 Visitas

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EL (REAL) IMPACTO ECONÓMICO DE LA COPA DEL MUNDO Y LOS JUEGOS OLÍMPICOS EN LOS PAÍSES ORGANIZADORES

Israel Velarde C.

1. RESUMEN:

Es un pensamiento común que la organización de un evento deportivo de la magnitud de un Mundial de Fútbol o los Juegos Olímpicos, deja grandes ganancias económicas e impulsan el desarrollo de los países organizadores. Esto principalmente por los millones de seguidores y consumidores de estos eventos en todo el planeta; pero ¿realmente organizar un evento de este tipo genera un impacto económico positivo en el país anfitrión?. Los Gobiernos de los países interesados en ser sedes de uno de estos eventos se enfrentan ante la básica disyuntiva económica de elegir destinar la mayoría de sus recursos para una organización exitosa, a costa de sacrificar la inversión en otras áreas. El presente ensayo tiene como objetivo mostrar experiencias de países que no han podido conseguir el retorno esperado luego de realizar una fuerte inversión para estos eventos, de manera que nos ayude a reflexionar sobre el real éxito de estos desde el punto de vista económico.

1. ANTECEDENTES:

Grecia, 2004. La población del país vive uno de sus momentos de mayor alegría deportiva luego de ganar por primera vez en su historia –y de manera sorprendente- la tan ansiada Eurocopa en el mes de junio. Por si fuera poco, durante el mes de agosto de ese mismo año el país organizaba (luego de 108 años) uno de los más importantes eventos deportivos del planeta, los Juegos Olímpicos en Atenas.

Desde aproximadamente el año 1891 Grecia estaba considerado como un país prestatario (Muñoz, 2012), es decir un país que recurre mucho a la deuda pública. Esto siempre ha sido considerado como una situación peligrosa, y se mantuvo a lo largo de los años, e incluso se intensificó en los años ochenta.

Los pilares de la economía griega, el turismo y el transporte marítimo, fueron golpeados fuertemente por toda esta crisis que se fue desencadenando a lo largo de los años. La deuda del Gobierno aumentaba rápidamente, alcanzó el nivel récord de 170.96% del PBI para el 2011 (Banco Mundial, 2016) y por el contrario el PBI mostraba una contracción del -9.13% para ese mismo año (Banco Mundial, 2016).

La organización de los Juegos Olímpicos de Atenas significaron para el país, un costo de alrededor de 11 mil millones de dólares, el doble del presupuesto original (Expansión, 2010). Para mostrar la magnitud de la mala planificación e incluso la corrupción, basta con señalar que esta cifra no muestra el gasto adicional en proyectos de gran infraestructura terminados a último momento (y a un costo inflado), y el gasto en seguridad para el evento (el cual se incrementó sustancialmente luego de los ataques terroristas de 11 de setiembre). El país pasó de un déficit público del 3.7% en el 2002 al 7.5% en el 2004 (El Huffington Post, 2014).

Al final de los Juegos de Atenas, el déficit económico ascendió a 50,000 euros (Muñoz, 2012) para cada hogar griego, y hasta la fecha la población (los contribuyentes específicamente) se encuentran pagando aún el alto precio de haber celebrado dicho evento deportivo.

Si bien es cierto, en su momento se pretendió transformar las sedes deportivas en centros de recreación, pero dichos proyectos jamás se llevaron a cabo. En la actualidad, lo que queda de las Olimpiadas de Atenas es uno de los peores legados que han existido hasta el momento, doce años después, 21 de los 22 lugares donde se realizaron las diferentes disciplinas deportivas están abandonados (Muñoz, 2012). Sillas rotas, carteles tirados al suelo, marcadores rotos, estadios comidos por la vegetación, piscinas inservibles, entre otros; es lo único que queda de dicha inversión.

El resto de la historia de Grecia es conocido, luego del escandaloso maquillaje de sus cifras (El País, 2011), los altos índices de corrupción descubiertos, los rescates por parte del Fondo Monetario Internacional, y la intervención de la Unión Europea y sus países miembros; el país aún lucha por salir de esta situación que tuvo su detonante en un gasto público que no debió realizarse jamás. Tal vez la medicina que necesita Grecia sea demasiado fuerte para el país, pero es necesaria.

A pesar del éxito de los eventos deportivos y el buen funcionamiento de los Juegos Olímpicos del año 2004, Grecia (Atenas) se ha convertido para el mundo en un manual de cómo no se debe llevar a cabo una organización desde el punto de vista económico.

Reino Unido (Londres), 2012. En la capital inglesa se realizarán los Juegos Olímpicos en el mes de agosto. Si bien es cierto no son nuevos en la organización de este evento (será anfitrión por tercera vez en su historia), pero estos serán los más costosos. Mientras la ciudad se prepara para recibir a los miles de visitantes extranjeros, existe la incertidumbre si es que la infraestructura de la ciudad (hoteles, comercios, mecanismos de transporte y vías de comunicación), serán suficientes.

El caso de Londres fue peculiar, la capital británica consiguió la adjudicación de los Juegos Olímpicos antes de la aguda crisis económica del año 2009, por este motivo era comprensible que los 2,900 millones de euros (Sánez de Ugarte, 2013) iniciales (inversión necesaria para realizar el evento deportivo) aumenten sustancialmente.

El Gobierno había preparado una estrategia de economía mixta, en donde la inversión privada cobrara un papel protagónico, incluso evaluó previamente que el impacto de los Juegos Olímpicos en el sector terciario o de servicios (turismo específicamente) sería de por lo menos un aumento de 2 mil millones de libras en dicho sector (Sánez de Ugarte, 2013). El primer ministro del país, David Cameron, anunció que todo el dinero invertido en los Juegos Olímpicos sería recuperado en su totalidad y que dejaría 5,550 millones de euros adicionales (RT Actualidad, 2012). Sólo la venta de las entradas para todas las competiciones representaría el 0.1% del PBI del país.

Lamentablemente, la crisis económica desbarató todos los planes. Los Juegos Olímpicos terminaron costando 12 mil millones de euros (Sánez de Ugarte, 2013), además de los costos de seguridad, que incluyó la movilización de tropas.

El Reino Unido

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