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Monotributo a los pequeños comerciante


Enviado por   •  1 de Abril de 2017  •  Documentos de Investigación  •  2.414 Palabras (10 Páginas)  •  520 Visitas

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TABLA DE CONTENIDO

1 PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA

1.1 ANTECEDENTES

1.2 DESCRIPCION DEL PROBLEMA

2. JUSTIFICACION

3 OBJETIVO

3.1 OBJETIVO GENERAL

3.2 OBJETIVO ESPECIFICO

4 MARCO DE REFERENCIA

4.1 ESTADO DEL ARTE

PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA

  1. ANTECEDENTES

Casi todos los países de América Latina aplican regímenes tributarios simplificados y especiales para los pequeños contribuyentes. De hecho, únicamente El Salvador, Panamá y la República Bolivariana de Venezuela carecen de este tipo de sistema tributario diferencial. En contraste, en Bolivia, Chile,México, Perú y Uruguay se aplican simultáneamente más de uno de estos esquemas

OBJETIVO GENERAL

  • Conocer los beneficio que tiene el Monotributo a los pequeños comerciantes

PREGUNTA PROBLEMA

¿Qué beneficios traería  el monoributo a los pequeños comerciantes en Colombia?

1. MARCO CONCEPTUAL

1.1. Fundamento Teórico del Monotributo y evidencia Latinoamericana de su Implementación

En Colombia como quiera que su Estatuto Tributario cobija con el Régimen Simplificado de IVA a personas naturales con ingresos brutos, contratos y consignaciones bancarias por debajo de determinado umbral, eximiéndolas de la obligación de facturar, cobrar IVA, declararlo y llevar la correspondiente contabilidad.

Ahora bien, son varias las motivaciones que dieron origen en cada país a estos regímenes simplificados para el pequeño contribuyente, pero en buena parte tienen que ver con la estrategia organizativa y de control de las administraciones de impuestos, Sin embargo, países como Brasil, Argentina, Uruguay y Perú, apuntándole a objetivos de política económica y social que  trascienden la mera cuestión organizativa y de control en la administración de impuestos, optaron por  un régimen simplificado especial para los cuentapropistas de bajísimos ingresos y/o los negocios de pequeñísimo tamaño (incluso ambulantes) denominado Monotributo. Como su nombre lo indica , el Monotributo sustituye por un único tributo, generalmente reducido y de suma fija, aquella colección de impuestos que, bajo el régimen general, la persona (natural o jurídica) debe pagar.

En efecto, el contexto histórico y el correspondiente trámite legislativo de aquellos países que han

implementado el Monotributo revela intenciones en su momento de simplificar el proceso de pago de impuestos a estas personas y negocios, hacerles tangibles los beneficios de tributar cuando el sistema incluye beneficios de seguridad social y estimularlos mediante el alivio de su carga impositiva. Ello con el clarísimo propósito de avanzar en la formalización y visibilidad de los cuentapropistas de bajos ingresos y los micro negocios. Por ejemplo, en Perú, y ante “la situación de informalidad y de bajo cumplimiento de estas empresas, en el año 1994 se instauró un régimen simplificado (denominado RUS, que se mantiene vigente), cuyo objetivo principal era precisamente la simplicidad de su determinación…”

 Por su parte, en Argentina las autoridades implementaron en 1998 el Monotributo como una forma “de simplificar el cumplimiento de las obligaciones impositivas y previsionales de los pequeños contribuyentes y de esta manera incorporar a los trabajadores informales al ámbito de la seguridad social” (Calero, 2012). En últimas, “el monotributo surge como una alternativa sencilla que facilita el cumplimiento de obligaciones formales a los pequeños contribuyentes… Se busca que las empresas revelen información y que, tanto los individuos como las actividades económicas, vean los dividendos de la formalidad. Es decir, aumentar los beneficios de la legalidad y disminuir los costos de la misma” (Bustamante, 2013). En este punto vale la pena abrir un paréntesis y preguntarse: ¿por qué hay tanta informalidad empresarial y laboral en América Latina? En realidad son muchas las hipótesis al respecto. Una de ellas, y quizá la más popular, establece que la informalidad está asociada a que ciertos sectores de la población no perciben los beneficios de tributar. Así las cosas, los altos impuestos a la nómina y las respectivas contribuciones a la seguridad social que no tienen correspondencia con el valor de los beneficios recibidos por parte de los trabajadores sería una de las principales causas por las cuales las personas se salen del mercado laboral formal. También se ha planteado que la informalidad tiene que ver con los altos costos de formalizarse. De este modo la informalidad sería atribuible a una masa de emprendedores que sale adelante a pesar de las restricciones y regulaciones impuestas por normas y burocracias excesivas, las cuales terminan obligando a los pequeños empresarios a refugiarse en la informalidad. Otro enfoque tiene que ver con el ciclo económico. Por ejemplo, en el caso argentino “… en adición a la tendencia general de mediano plazo, durante los momentos de crisis, muchos contribuyentes buscaron vías de escape para seguir operando, por ejemplo, realizando maniobras de evasión fiscal o desenvolviéndose en el sector no registrado de la economía” Por supuesto, la informalidad también se ha asociado a los bajos costos esperados de no tributar debido a la limitada exigibilidad por parte del Estado. En otras palabras, se presume que quienes son informales son, al mismo tiempo, difíciles de identificar y controlar.

Adicionalmente, se han mencionado ciertos factores culturales como causantes de la informalidad. “En virtud de esta perspectiva, la formalización del negocio no forma parte de los valores culturales de los migrantes de origen rural, por lo que constituye una prioridad de segundo orden para los micro y pequeños empresarios” . En cualquier caso, la lógica indica que debajo del problema de informalidad agregado también existen razones individuales por las cuales una persona (cuentapropista, empresario, etc.) decide no pagar impuestos. En efecto, cuando se combinan, de un lado, la complejidad del código de impuestos de un país así como lo engorroso que puede resultar el trámite para pagar dichos impuestos y, de otro lado, la inferior capacidad administrativa y contable del pequeño potencial contribuyente, el resultado no puede ser otro que la informalidad.

En el caso de Colombia el problema de informalidad es muy grande y los datos hablan por sí solos. Durante el trimestre octubre – diciembre de 2014 (último dato disponible de la Gran Encuesta Integrada de Hogares – GEIH – del DANE) el porcentaje de personas que laboraban en la informalidad fue de 49.41% en las 23 principales ciudades (y de 48.19% en las 13 ciudades y áreas metropolitanas tradicionales). Peor aún, del total de cuentapropistas en las 23 ciudades (4’583,000 individuos), el 80.75% fue catalogado como informal (es decir, 3’701,000 personas). Más sorprendente todavía es que siguen estando por fuera del mercado laboral formal de esas 23 ciudades el 79.61% de quienes fueron clasificados como “patrón o empleador”. Otro dato que sorprende de la encuesta es que el 19.49% de los empleados en las 23 ciudades (es decir, de quienes.

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