Adolescencia
fono22 de Mayo de 2013
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Adolescencia
La adolescencia es el periodo comprendido aproximadamente entre los 10 y 20 años de edad, es decir cuando persona pasa de la niñez a la edad adulta. En esta etapa suceden no solo los cambios físicos de un cuerpo en maduración, sino también muchos cambios cognoscitivos y socioemocionales.
Cambios físicos.
Una serie de impresiones hitos físicos anuncian la adolescencia. El más evidente es el estirón del crecimiento, es decir, un aumento rápido de la estatura y del peso que en e general comienza hacia los 10 ½ en las mujeres y hacia los 12 ½ en los varones, llegando a su nivel máximo a los 12 años en ellas y a los 14 en ellos. El adolescente normal alcanza su estatura adulta aproximadamente seis años después de iniciado el estirón. (Tanner, 1978).
El estirón del crecimiento comienza con el agrandamiento de las manos, de los pies, de los brazos y de las piernas, que confiere al adolescente un aspecto delgaducho y desgarbado. A esta etapa le sucede el crecimiento del torso, con lo cual el cuerpo recobra sus proporciones. En los varones, durante la etapa final del crecimiento se ensanchan el pecho (tórax) y los hombros, y aparecen músculos mas pesados. En las mujeres, los cambios corporales se perciben al ensancharse las caderas y al depositarse grasa en los senos, en las caderas, en los glúteos y en los muslos. Todo esto obedece a un aumento de las hormonas.
En ambos sexos, también se observan cambio en el rostro. El mentón y la nariz cobran mayor prominencia, mientras que los labios se engrosan. El aumento del tamaño de las glándulas sebáceas de la piel favorece a la aparición de acné; las glándulas sudoríparas producen mayor secreción olorosa. Se expanden el corazón, los pulmones y el aparato digestivo.
Desarrollo sexual
Los signos visibles de la pubertad, comienzo de la maduración sexual, ocurren en diferente secuencia en ambos sexos. En los varones, el signo inicial es el crecimiento de los testículos, que generalmente se observa hacia los 11 ½ años, es decir, un año antes que aparezca el estirón de crecimiento. Junto con este se aprecia un agrandamiento del pene. El vello púbico tarda un poco más en aparecer y todavía más el vello facial. El timbre bajo de la voz es uno de los últimos cambios que se registran en la maduración masculina.
En las mujeres, el estirón del crecimiento suele ser el primer signo de que se acerca la pubertad. Poco después, los senos empiezan a desarrollarse, más o menos al mismo tiempo que aparece un poco de vello púbico. La menarquía, primer ciclo menstrual, ocurre cerca de un año más tarde, entre los 12 ½ y 13 años en promedio. En la aparición de la menarquía influyen la salud y la alimentación; las jóvenes de mayor peso maduran antes que las más delgadas.
El inicio de la menstruación no necesariamente significa que un joven esté en condiciones biológicas de procrear. Rara vez una joven se embaraza durante sus primeros ciclos menstruales. La fertilidad de la mujer va creciendo paulatinamente durante el primer año después de la menarquía. Lo mismo sucede con la fertilidad masculina, los varones logran su primera eyaculación a la edad promedio de 13 ½ años, a menudo durante el sueño. Pero las primeras eyaculaciones contienen relativamente poco esperma (Tenner, 1078). No obstante, el adolescente puede procrear mucho antes que esté lo suficientemente maduro para cuidar a sus hijos.
Antes los psicólogos creían en el joven el inicio de la atracción y el deseo sexuales coincidían con los cambios físicos de la pubertad, pero la investigación reciente empieza a cambiar estas ideas. Cientos de historias de casos reunidos por los investigadores colocan el despertar del interés sexual en el cuarto y quinto grado escolares. La causa puede ser aumento de una hormona sexual suprarrenal que empieza a operar a los 6 años y que alcanza su nivel crítico más o menos a los 10 años. (McClintock y Herdr, 1997). Otras hormonas de la pubertad posiblemente también comienzan a aumentar mucho antes de los que se pensaba (Marano, 1997). De ser así, el inicio de los cambios físicos patentes que hoy llamamos pubertad quizá marquen más bien el final de un proceso, más que su comienzo.
Individuos de maduración precoz y tardía.
Los individuos difieren mucho en la edad en que pasan por los cambios de la pubertad. Algunas mujeres de 12 años y algunos de 14 años parecen todavía niños, mientras que a esa edad otras y otros ya parecen mujeres y hombres jóvenes. Entre los varones, la maduración temprana tiene ventajas psicológicas. Los varones que maduran antes destazan más en los deportes y en las actividades sociales, siendo además más respetados por sus compañeros (Conger y Petersen, 1991). Sin embargo, por lo menos un estudio (Peskin, 1967) descubrió que los niños de maduración tardía adquieren un sentido más sólido de identidad durante la adultez temprana, quizá porque no sienten la presión de crecer demasiado pronto. A las niñas la maduración temprana les aporta ventajas y desventajas. Una niña que madura temprano pronto deja de ser admirada por sus compañeras, pero sus compañeros pueden avergonzarla si la tratan como un objeto sexual (Clausen, 1975).
Actividad sexual del adolescente.
La obtención de la capacidad para reproducirse es acedo el aspecto más importante de la adolescencia. Pero la sexualidad es un tema que los adolescentes moderno no entienden bien. Hace 50 años, los jóvenes se veían obligados a posponer la expresión de sus necesidades sexuales hasta ser adultos casados y responsables. Desde entonces se han producido cambios radicales. Aproximadamente dos terceras partes de hombres y mujeres han tenido relaciones sexuales a los 17 años de edad. (Alan Guttmacher Institute, 1990).
Hombres y mujeres tienden a ver su conducta sexual temprana en formas muy diferentes (Lewis, 1994). Un número menos de alumnas que de alumnos de enseñanza media dicen sentirse satisfechas con sus experiencias sexuales (46% frente a 65%). De igual forma, mas mujeres que hombres aseguraron que debieron haber esperado hasta ser mayores para tener relaciones sexuales (65% en comparación con 48%).
Embarazo de la adolescente
Una consecuencia de la tendencia actual a tener relaciones sexuales en esta etapa del desarrollo es el extraordinario aumento de embarazos no deseados. En Estados Unidos se registran más de un millón de partos anuales entre las adolescentes. De hecho, cada año, 127 de cada 1000 adolescentes se embarazan (Alan Guttmacher Institute, 1990). Cuatro de cada cinco de ellas no están casadas.
Una de las causas de índice tan altos de embarazos no deseados es el desconocimiento de los hechos básicos concernientes a la reproducción entre los jóvenes. En países como Inglaterra, Suecia y Países Bajos, que cuentan con exhaustivos programas de educación sexual, los índices son muchos menores (Hechtman, 1989), aunque los porcentajes de relaciones sexuales en este grupo son más o menos iguales a los de Estados Unidos. Otra explicación de los embarazos no deseados es la tendencia del adolescente de creer que “a mí no me sucederá nada malo”. Este sentido de invulnerabilidad los ciega ante la posibilidad de un embarazo. Una tercera causa del elevado índice de embarazos en estados Unidos puede ser la modelación y la imitación. Por ejemplo, una investigación (East y Felice, 1992) revelo que las hermanas menores de madres adolescentes están más expuestas a embarazarse. En parte, quizá debido a que se limitan a imitar el comportamiento de sus hermanas mayores.
Sin importar las causas del embarazo entre las adolescentes, las consecuencias pueden ser devastadoras. El futuro de una joven madre soltera está en riesgo, sobre todo si no cuenta con el apoyo de sus padres o si vive en la pobreza. Tiene menos probabilidades de graduarse de la enseñanza media, de mojar su nivel económico, de casarse y no divorciarse que una joven que pospone la procreación. Además, los hijos de adolescentes tienden a tener un bajo peso al nacer, lo cual se acompaña de deficiencias del aprendizaje y de problemas posteriores en la escuela, de enfermedades infantiles y de problemas neurológicos (Furstenberg, Brooks-Gunn y Chase – Lansdale, 1989).
Cambios cognoscitivos
Durante la adolescencia, los patrones del pensamiento maduran junto con el cuerpo. Para Piaget (1969), los progresos cognoscitivos de la adolescencia reflejaban un aumento general de la capacidad para razonar en términos abstractos, o sea, el pensamiento de las operaciones formales. El adolescente puede comprender y manipular conceptos abstractos, reflexionar sobre opciones y razonar en términos hipotéticos. Esto le permite debatir problemas tan espinosos como el aborto, la conducta sexual y el sida. Desde luego, no todos los adolescentes llegan a la etapa de las operaciones formales e incluso muchos de los que lo logran quizá no apliquen este pensamiento a los problemas comunes que encaran en la vida diaria (Gardner, 1982). En especial los adolecentes jóvenes tienden a ser poco objetivos sobre los asuntos que les conciernen y todavía no logran un conocimiento cabal de las dificultades de los juicios morales.
Más aun; quienes alcanzan este nivel del desarrollo cognoscitivo corren riesgos, entre ellos una excesiva confianza en sus recientes capacidades mentales y la tendencia a conceder demasiada importancia a los propios pensamientos. Algunos adolescentes no comprenden que no todos compartan sus procesos mentales y que los demás tiene ideas distintas a las suyas (Harris y Liebert, 1991). A estas tendencias Piaget les da el nombre de “egocentrismo de las operaciones formales” (Piaget, 1967)
David Elkind (1968,
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