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Alegoria Del Carruaje


Enviado por   •  24 de Febrero de 2014  •  428 Palabras (2 Páginas)  •  317 Visitas

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Para mi esta lectura nos quieres decir que al salir de nuestra casa hemos nacido y encontrado un regalo que es nuestro cuerpo, u n carruaje diseñado especialmente para cada uno de nosotros, capaz de adaptarse a los cambios con el paso del tiempo, pero que será el mismo durante todo el viaje.

A poco de nacer nuestro cuerpo registró un deseo, una necesidad, un requerimiento instintivo, y se movió. Este carruaje no serviría para nada si no tuviera caballos; ellos son los deseos, las necesidades, las ilusiones y los afectos.

Todo va bien durante un tiempo, pero en algún momento empezamos a darnos cuenta que estos deseos nos llevaban por caminos un poco arriesgados y a veces peligrosos, y entonces tenemos necesidad de sofrenarlos. Aquí es cuando aparece la figura del cochero: nuestra cabeza, nuestro intelecto, nuestra capacidad de pensar racionalmente.

El cochero sirve para evaluar el camino, la ruta. Pero quienes realmente tiran del carruaje son tus caballos.

Hay que saber que cada uno de nosotros es por lo menos los tres personajes que intervienen allí.

Nosotros somos el carruaje, los caballos y el cochero durante todo el camino, que es tu propia vida.

La armonía deberemos construirla con todas estas partes, cuidando de no dejar de ocuparte de ninguno de estos tres protagonistas.

Dejar que tu cuerpo sea llevado sólo por tus impulsos, tus afectos o tus pasiones puede ser y es sumamente peligroso. Es decir, necesitas de tu cabeza para ejercer cierto orden en tu vida.

El cochero sirve para evaluar el camino, la ruta. Pero quienes realmente tiran del carruaje son tus caballos. No permitas que el cochero los descuide. Tienen que ser alimentados y protegidos, porque... ¿qué harías sin los caballos?, ¿qué sería de nosotros si fueras solamente cuerpo y cerebro? , si no tuvieras ningún deseo, ¿cómo sería la vida?, sería como la de esa gente que va por el mundo sin contacto con sus emociones, dejando que solamente su cerebro empuje el carruaje.

Obviamente, tampoco podemos descuidar el carruaje, porque tiene que durar todo el trayecto. Y esto implicará reparar, cuidar, afinar lo que sea necesario para su mantenimiento. Si nadie lo cuida, el carruaje se rompe, y si se rompe se acabó el viaje. Cuando puedo incorporar esto, cuando sé que soy mi cuerpo, mi dolor de cabeza y mi sensación de apetito, que soy mis ganas y mis deseos y mis instintos; que soy además mis reflexiones y mi mente pensante y mis experiencias, en ese momento estoy en condiciones de empezar, equipado, este camino, que es el que hoy decido para mí.

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